Era mi amigo. Lo que debéis recordar, lo que no podéis olvidar es que Gregory House salvaba vidas. Era un sanador y… y al final…House era un capullo. Se reía de todos: pacientes, compañeros, sus pocos amigos… cualquiera que no estuviera a la altura de sus ideales extremistas de integridad. Decía que estaba en una búsqueda heroica de la verdad, pero la verdad es que era un capullo amargado al que le gustaba hacer miserable a la gente. Y lo demostró muriendo de forma egoísta, hasta arriba de narcóticos sin pensar en nadie más. Una traición a todos los que se preocuparon por él.
¡Teléfono!
Con el final de ‘House‘ se va también una de las últimas balas que quedaban de aquella maravillosa cosecha del 2004. Puede que su estructura haya pasado de moda hace tiempo, que sus casos idénticos cansaran desde hace años, y que su nulo avance como personaje fuese realmente exasperante, pero su nombre está ya escrito con letras de oro en la historia de la televisión. Con la octava temporada había que cerrar también la serie, y por fin los guionistas podían echar el resto y poner a este “cabrón” contra las cuerdas todo lo que quisieran y más. ¿Lo han hecho? ¿Tiene el final de ‘House‘ todo lo que podíamos esperar?
‘House’, una temporada sin emoción
Llegar a la octava temporada con tanta desidia como la de ‘House’ es un golpe bajo para todos sus seguidores, muchos de ellos acérrimos fans de las características del personaje. Salvando el primer episodio en la cárcel, que sirvió para traernos a Jessica y colocar el argumento que le daría sentido al final de la serie, ‘House’ ha optado por la vía fácil en sus últimos episodios: el procedimental puro y duro. Toda la importancia se la han llevado los casos semanales, con altos y bajos, algunos sorprendentes y otros menos, pero sin avanzar ni una pizca en Greg y muy poco en los secundarios.
Sólo Chase ha tenido algo más de importancia este año. Su capítulo dedicado a mitad de la temporada, ése en el que le apuñalan, bien podría ser calificado como el mejor de la temporada, salvando el episodio final (el hecho de que hayan tomado la vía fácil para despedirle no quiere decir que no haya sido un buen final). Ese gran capítulo tendría una réplica más tarde, cuando Chase se plantea verdaderamente cuáles son sus aspiraciones al mando del Dr. House, y si realmente tenía algo más que aprender del que ha sido su jefe durante ocho años.
Con la marcha de Cuddy, el resto de secundarios han quedado como simples y llanos bufones, puestos ahí para reírnos con y de ellos; desde las hijas homónimas de Taub hasta el colocón de Park puesta hasta arriba de todo. Mucho humor mordaz, juegos de palabras y House metiéndose en las vidas de los demás y poniéndolos al límite. Nada que no hayamos visto ya en decenas de ocasiones.
El tumor de Wilson salva la recta final
Sólo hay dos personas capaces de tocar la patata de House: su eterno amor, Cuddy; y su eterno amigo, Wilson. Sabíamos que Lisa Edelstein no iba a volver ni siquiera para despedirse, así que la única forma de hacer aflorar los sentimientos de Greg era a través de Wilson. Y como al prota no le podemos matar, le ponemos un timoma en estadío II a su mejor amigo y así jugamos con los sentimientos del espectador. La revelación del cáncer de Wilson nos pilló a todos por sorpresa, y gracias a eso consiguieron sacar un par de episodios de los buenos, con uno de los finales más divertidos que recuerdo.
Y fue precisamente este elemento, unido a la libertad provisional de House, lo que definió el último capítulo de la temporada. Podrían haber optado por uno de esos episodios locos que tan bien se les de a la serie, lleno de tensión y drama, pero optaron por la parte más melosa, por hacer una especie de introspección en el alma de Greg para discutir si finalmente es un egoísta o realmente sus acciones tienen un carácter más altruista.
‘House’, un final correcto sin más
El final de ‘House’ contó con todos los tópicos precisos del último capítulo de una serie. El homenaje a la propia historia, el regreso de sus personajes antiguos (vivos o muertos) y, por supuesto, un epílogo que nos permita saber qué tal les ha ido en la vida. Fue genial volver a ver a Amber, que tantísimos buenos momentos nos dio en la mente de ‘House’ hace ya unas cuantas temporadas, Kutner, Masters, Stacy… y, sobre todo, a Cameron, que supuso el contrapunto al resto de “imaginaciones” de Greg, siendo la única que le convenció de no seguir luchando por su vida.
Los últimos minutos de la serie, dejando a un lado que son enormemente tramposos (¿cómo es posible que sobreviviera al derrumbe? ¿cómo pudo moverse tan rápidamente para escapar del edificio después del daño que se hizo en la pierna con la caída? ¿cómo pudo cambiar las fichas dentales?), no me resultan demasiado satisfactorios. Ni siquiera en su último episodio los guionistas han sido capaces de dar el paso definitivo, ése que hemos estado esperando durante años y que ya sabemos que nunca se producirá. ‘House’ tiene varios capítulos mejores que ése, pero no han podido resistirse al final feliz, lo que le ha restado muchísima emoción. Gregory House fingió su propia muerte, en uno más de los muchos guiños a Sherlock Holmes, para lanzar un mensaje de vida. Carpe diem. Como decía el tema final: “Enjoy yourself, it’s later than you think.”
En ¡Vaya Tele! | ‘House’, más procedimental que nunca en su recta final