'House of cards', el inseparable átomo de la política estadounidense

- Eres tú el que no es suficiente.

Cuando Netflix anunció la renovación de 'House of cards' por una tercera temporada, medio mundo se preguntaba si realmente era necesario continuar con la serie. El ascenso al poder de Francis Underwood ya estaba consumado, la serie estaba pensada para dos temporadas y la escena que cerraba ese ciclo resumía de forma impoluta lo ocurrido en los 26 episodios anteriores. Ahora, tras la tercera, no hay duda: hacía falta y necesita una cuarta.

Porque una vez llegado al poder, hay que mantenerse. Esa ha sido la esencia de este nuevo bloque de episodios -casi no se le puede llamar temporada- con dos temas prioritarios en lo político: Rusia y las elecciones primarias. Junto a ello, y por encima de todo, el matrimonio Underwood, que tras treinta años de beneficio mutuo comienza a tambalearse. El inseparable átomo de la política estadounidense, decía Tom Yates. Nada más alejado de la realidad.

Francis Underwood contra Vladimir Putin

No se llama Putin, se llama Petrov, pero todos sabemos a qué presidente ruso interpreta Lars Mikkelsen en 'House of cards'. Las similitudes entre la persona y el personaje son bastante claras, y el retrato de Viktor Petrov bien podría ser el de Putin de puertas para dentro. Su odio a los gays -que finalmente no es tal-, el trato a la mujer y a los protestantes, su política internacional... todo recuerda demasiado a la vida real que 'House of cards', en ocasiones, se empeña en reflejar.

Los dos tienen fuertes convicciones que no necesariamente casan con la fachada que exponen al mundo.

Lo mejor del personaje de Petrov es su enfrentamiento al de Francis Underwood. A lo largo de la temporada han sido varios los encuentros privados entre ambos personajes, y quizá lo más interesante haya sido ver cómo los dos presidentes no se diferencian tanto en la intimidad. Los dos tienen fuertes convicciones que no necesariamente casan con la fachada que exponen al mundo, pero es lo que se espera de ellos y lo que necesitan para mantener a su país en paz.

Pero, como en todo, es Claire -como siempre brillante Robin Wright- la que pone la nota disonante y quien regala las escenas más impactantes con Petrov. "Es usted mejor primera dama que embajadora de la ONU" es la frase que posteriormente desataría el huracán entre el matrimonio Underwood, pero también el beso en pleno baile o ese "Shame on you" en público frente a la prensa ponen de manifiesto cuánto desprecio se tienen de forma mutua. No obstante, esto es política, hay que mantener las apariencias.

Un vistazo a…
ENFOQUE PROFUNDO Y LENTES PARTIDAS

Francis Underwood contra Heather Dunbar

Conseguida la presidencia, toca mantenerse en el poder. 'House of cards' ha prescindido de forma parcial de uno de los grandes elementos en temporadas anteriores: la manipulación de Frank. Estando ya en el escalón más alto de la política estadounidense,

Los dos grandes rasgos de Frank Underwood: la manipulación y el don de la palabra.

poco o ningún sentido tiene colocar obstáculos a los que están por debajo. Lo ha hecho, eso es intrínseco al personaje, pero de forma menos intensa y con resultados mucho menos trascendentes.

Como buen político, el don de la palabra es algo que el Presidente Underwood domina con soltura -vaya envidia de guiones tiene esta serie- y lo pone de manifiesto respondiendo preguntas de la prensa, replicando a su mujer, consiguiendo financiación para su campaña o en un debate electoral. Fue ahí, en el debate de las primarias demócratas, donde el personaje reunió esas dos características: la manipulación y el don de la palabra. Un placer escucharle, por mucho que sea el malo de la película.

"Por fin eres uno de los nuestros", decía Frank a Heather cuando ésta le contaba que tenía el diario de Claire. Si esto sigue adelante y Netflix renueva 'House of cards' por una cuarta temporada -cosa que no debería tardar en hacer- es Heather quien debería ser la principal rival de Underwood, ahora que se ha rebajado a su nivel. La entereza de la que presumía al principio se ha convertido en corruptela poco después. Y un duelo entre estos dos iguales es algo que nadie debería perderse.

Francis Underwood contra Claire Underwood

Y he aquí la base de la serie, un matrimonio entre iguales, casi de conveniencia; un átomo inseparable que ha solicitado el divorcio en los últimos diez segundos de la temporada. La unión entre Frank y Claire fue desde el principio un motor bifásico en el que ambos movían los hilos pero solo él se llevaba la gloria.

"Yo te hice embajadora de la ONU", le decía él; "Yo te metí en la Casa Blanca", le reprochaba ella.

Ella siempre estuvo un paso por detrás, principalmente porque no tenía implicaciones políticas, pero eso cambió con la llegada de Frank a la Casa Blanca.

Las promos iniciales de Netflix no engañaban, y finalmente la disidencia entre el Presidente y la Primera Dama ha sido el eje de la recta final. Dos elementos que han trabajado codo con codo en su lucha por el ascenso en el poder, pero que una vez arriba han diferido en su forma de afrontar cada situación. "Yo te hice embajadora de la ONU", le decía él; "Yo te metí en la Casa Blanca", le reprochaba ella. Un enfrentamiento épico que se ha guardado lo mejor para después.

¿Veremos más 'House of cards' el próximo año? Casi con toda seguridad, sí. Netflix basa sus decisiones principalmente en el buen nombre de sus producciones, y si solicitó más episodios cuando la serie estaba cerrada, desde luego que lo hará cuando todo está esparcido por el medio. Si renovó 'Marco Polo', su producción más cara hasta la fecha, aun habiendo pasado sin pena ni gloria, tened por seguro que también lo hará con la serie que más prestigio le proporciona junto a 'Orange is the new black'. O al menos eso espero. 'House of cards' no puede acabar aquí.

En ¡Vaya Tele! | 'House of Cards' y los esqueletos en el armario de los Underwood

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