Hace poco más de un mes que se filtrase el primer episodio de la tercera temporada de ‘Homeland’. Con este primer avance de lo que estaba por venir también llegaron las primeras decepciones; y es que el regreso de Carrie Mathison ha tenido una tibia recepción crítica, algo que no se ha reflejado en los datos de audiencia. Superando el arranque de la segunda temporada, ‘Homeland’ tuvo su mejor estreno de temporada con casi 2 millones de espectadores en el primer pase y 2,6 millones como total del día, número que aumenta cuando miramos los datos del DVR+7, ya que es la serie con más audiencia en diferido de Showtime.
La temporada anterior habíamos dejado a Carrie ayudando a Brody a escapar tras un ataque terrorista en la sede de la CIA. Retomamos aquí la historia, 58 días después de que aquellas 219 personas perdieran la vida como consecuencia de un coche bomba, en un primer episodio centrado en recoger las consecuencias de aquello: Saul al cargo, Nick desaparecido, Carrie entre la espada (el comité del Senado) y la pared (la realidad de su relación con Brody) o la familia de éste intentando sobrevivir a las presiones y juicios internos y externos generados por desvele de El Secreto.
El hombre de hojalata
Mandy Patinkin se ha convertido en el nuevo anclaje de ‘Homeland’ y es uno de los aspectos más atractivos de lo que nos depara este tercer año de la serie. Con Estes muerto en el atentado, Saul se ve en la tesitura de asumir el control de la CIA en un momento altamente delicado: el senado está planteándose cerrar la Agencia Central de Inteligencia. Conceptualmente me gusta que ese agujero de escombros que el gobierno no tiene prisa por reparar sirva como alegoría de la situación actual de los personajes, pero no puedo evitar que esta línea de trama me resulte difícil de creer. ¿Disolver la CIA? Siendo sinceros, la credibilidad que solía conseguir ‘Homeland’ en sus inicios ya se había ido desvaneciendo la temporada pasada.
El caso es que esa posible disolución de la CIA es un factor importante ya que la parte de tensión referida a la acción de estos dos primeros episodios bebe directamente de ese peligro; es por esto que Saul (El Hombre de Hojalata) está, como Carrie, entre la espada (la presión de demostrar que la CIA es aún eficiente y no dejar que una loca bipolar tire por tierra el prestigio de la agencia) y la pared (su amistad con esa loca que, con todo, ha tenido razón más de una vez). Todos estos embrollos de congresistas, consejeros, banqueros, especialistas en análisis de cuentas y demás burocracias se me ha antojado una exusa para convertir la relación Carrie-Saul en el hilo principal de esta primera etapa. Sin embargo, el hecho de que como espectadores estemos desconectados de estas nuevas misiones y la cualidad de accesorio de todo ello, acaban escondiendo demasiado esa parte más emocional -y la que más nos interesa.
Crazy Eyes
El arranque de la tercera temporada coloca a Carrie en una situación similar a la que tenía al comienzo de la serie; ella y sus ideas sobe Brody contra el mundo, pero esta vez defendiendo su inocencia. Y esta sensación de déjà vu se repite en otros aspectos del personaje. No sólo hemos visto a Carrie defender su punto de vista con respecto a Brody, sino que también hemos vivido sus dudas con respecto a cómo la medicación le nubla el juicio y cómo la frustración que le genera tener a todo el mundo la vuelve psicótica a los ojos de los demás.
Pereza. Es la palabra que me viene a la mente cuando en dos episodios de casi 50 minutos Claire Danes hace pucheros, pone ojos de loca o se desquicia en todas y cada una de las secuencias que protagoniza. Es algo que ya hemos visto, y de una forma más sutil y mejor llevada. Es más, todo esto resulta tan repetitivo que subraya aún más que Saul es, de momento, el nuevo centro de la serie. Él controla el plan, él es el interlocutor de Dar Adal, Quinn y Fara, su mujer ha vuelto, de él dependen Carrie y la CIA y veremos cómo entran los Brody en todo esto. Por cierto, ha sido una grata sorpresa cómo han acertado con cómo Danna y Jessica están viviendo las consecuencias.
‘Homeland’ no ha tenido un regreso frenético que entre dentro de esas demostraciones previas de quemar tramas de cualidad horizontal en un par de episodios; ha sido un inicio centrado en recoger todo lo anterior y proyectarlo levemente hacia el futuro. Un arranque correcto para una temporada que una vez más se enfrenta a la dificultad de reinvertarse a sí misma: ya no tenemos a Brody para seguir manteniendo una tensión sexual con Carrie (en lugar de esto, ella se enrolla con uno perturbadoramente parecido a él) y sus secretos están finalmente al descubierto (aunque se haya generado una nueva duda en torno a él). Ergo, aceptando la temporada según ha venido, personalmente me alejo de los decepcionados; entiendo que están colocando las cartas sobre la mesa, poniendo más el foco en el desarrollo emocional de sus conflictos, algo que al final del día es lo que ha colocado a ‘Homeland’ donde está.
En ¡Vaya Tele! | Se filtra el arranque de temporada de 'Homeland': Los episodios filtrados y el caso de Showtime
Ver 17 comentarios