‘Hellcats‘ llegó el pasado septiembre a The CW bajo la sombra de ‘Glee‘. Siempre se le achacó que quería aprovecharse del fenómeno fan creado por la serie de FOX, pero lo cierto es que en ningún momento se notó parecido alguno con los coristas del McKinley. ‘Hellcats’ pretendía ser una serie teen más, con la única diferencia de que se ambientaba en una universidad y no en un instituto como viene siendo frecuente, y utlizando los números musicales y las acrobacias para enseñar carne y atraer al público juvenil. Vamos, el rollo “teen” de toda la vida, que si te gusta te cautiva, y si no te repugna.
Con cierto recelo, y sin ganas de engancharme a una nueva serie para adolescentes, le di una oportunidad a ‘Hellcats‘, y no me arrepiento. Durante toda la temporada dejaron claro que lo suyo era el entretenimiento puro y duro, sin más dramas que los que ellos mismos se creaban y sin dejar que los problemas que surgían ensombrecieran la atmósfera de alegría, felicidad y buenos alimentos de “Cheertown”. Sólo al final han cogido un camino demasiado dramático, dejando a un lado las actuaciones y el rollo entre ellos; y ha sido ahí cuando la cosa se ha venido abajo.
No me malinterpretéis, ‘Hellcats’ nunca ha dejado atrás el drama, y eso es algo que alabé en su momento, pero al menos en los primeros episodios estaba perfectamente combinado con los números musicales y con los sucesivos cambios de parejas. El trío Marti-Savannah-Dan dio mucho de sí en la primera mitad de la temporada, y fue genial ir descubriendo poco a poco cómo los sentimientos de Dan hacia Marti no habían desaparecido por completo. Todo ello con Lewis y la malosa Alice Verdura (que se le pierde todo el respeto en cuanto pronuncia su apellido) dando por saco ahí en medio.
Y en el terreno de lo dramático, ‘Hellcats’ también tuvo mucho donde explorar; desde el principio abordó temas tan recurrentes como el pago a las jóvenes estrellas del fútbol por competir, algo que otras series del mismo estilo ya han tratado, pero ellos además lo enmarcaron dentro de una trama legal en la que estaban implicadas varias partes. La investigación por parte de Marti nos dejó grandes situaciones (momento Marti saltando por la ventana y enseñando bragas para que no la pillaran fisgoneando en el despacho del director deportivo), y fue la combinación con este tipo de escenas divertidas lo que dio un producto entretenido y muy fácil de ver.
Pero con la resolución del caso judicial, ‘Hellcats’ debería haber dado por terminada la temporada, y en cierto modo parece que así lo plantearon en caso de un cierre prematuro ante unas audiencias que iban cayendo cada vez más. Para levantar luego la trama se sacaron de la manga el tema del padre de Marti y su inevitable relación con el profesor (Gale Harold), pero la falta de grandes escenas de baile, acrobacias y ropa ligerita hicieron de la serie un tostón infumable que ya no merecía la pena.
Sólo en el capítulo final, con la llegada de las Nacionales y ese loco número de baile que se marcaron después de ser descalificados volvió a ser entretenida, pero para entonces ya era tarde. El final de temporada nos dejaba algún que otro cliffhanger (por llamarlo de alguna forma), como la aparición del padre de Marti, que ya no tendrá continuidad porque la serie está canceladísima. Y lo cierto es que su marcha no es un drama para nadie; nunca fue demasiado apreciada entre el público, e incluso para los que nos gustó no es una serie que podamos recomendar a la ligera. Si no la habéis visto desde el principio, no le veais; el verano es muy corto y el número de series pendiente muy abundante; hay cosas mejores que ver.
En ¡Vaya Tele! | ‘Hellcats’ ofrece lo que promete y más