Cuando la NBC anunció que estaba preparando una serie de abogados con David E. Kelley muchos de nosotros nos echamos las manos a la cabeza, ya que al conocer la situación de la cadena del pavo real se podía adivinar lo que iba a ser la nueva serie de temática legal, un procedimental de juicios con algún tinte gracioso pero poco más. Con esta presunción de culpabilidad se estrenó ‘Harry’s Law‘ y no podemos decir que haya sido inocente del todo.
‘Harry’s Law‘ cuenta la historia de Harriet Korn, una abogada de patentes que un día se cansa de su aburrida vida de ganar dinero sin hacer nada más que escribir demandas y recursos desde su despacho y decide fundar su propia marca de abogados a sus sesenta años de edad. Una serie de inesperadas y casi irreales desdichas la hacen acabar eligiendo un local que fue anteriormente una zapatería en un barrio más que marginal.
Un procedimental legal
Aunque el piloto te puede llamar poderosamente la curiosidad por su surrealismo, a medida que vas avanzando en los episodios te das cuenta que ‘Harrys Law’ tiene espíritu de procedimental legal, con una protagonista que pese a ser algo fuera de lo habitual, tiene un carisma extraordinario y acaba ganando la mayoría de los juicios por detalles en la celebración de los mismos.
Los casos son los de siempre en este tipo de series, curiosos donde los haya pero que no llegan a sorprender demasiado, ya que después de numerosos enfrentamientos entre abogados rivales, fiscales o jueces, al final siempre se acaba resumiendo en esos famosos discursos finales donde los guionistas sacan a relucir toda su verborrea a base de moralidad, frases épicas y heroísmo americano que tanto gusta en este tipo de series.
Unos secundarios curiosos e interesantes
Quizás es algo personal, pero con este tipo de series donde hay un protagonista tan fuerte y marcado yo tiendo a pasar de él y fijarme en los secundarios. En ‘Harry’s Law‘ hay unos cuantos y bien curiosos, por un lado tenemos a Jenna, la asistente de Harry desde que estaba defendiendo patentes y que es a la vez la voz de la conciencia de Harry y también de la locura, ya que tiene unas salidas dignas de psiquiátrico. En el otro lado está Tommy Jefferson, un abogado “rival” de lo más excéntrico que basa todas sus defensas en la opulencia y la publicidad exagerada en medios de comunicación.
Los otros dos secundarios no son quizás tan interesantes, ya que Malcom es el típico personaje que quiere hacer todo bien y Adam únicamente pone la parte romántica que todo procedimental debe tener. Pero si nos alejamos un poco más tenemos otros tantos personajes recurrentes bastante interesantes, como son Damien, el “jefe de seguridad del barrio” y Josh Peyton, el fiscal del estado que acaba teniendo un arco argumental al final de la temporada de lo más divertido.
¿Que tiene de diferente entonces?
Pues si digo la verdad no mucho. La serie es un procedimental de los pies a la cabeza con unos casos semanales que no tienen prácticamente nada que destacar, ya que salvo el caso de las bandas callejeras y el de los negros albinos, esta temporada no tuvo nada que me llamara especialmente la atención.
Aún así, la serie es digna de ver, recuerda algo a ‘Ally McBeal‘ si dejamos la parte amorosa a un lado y solo por ver lo curiosos que son los secundarios se puede aguantar unos cuantos episodios, ya que si te entran por el ojo, ‘Harry’s Law’ se convierte en esa serie que puedes ver para pasar un rato sin demasiadas preocupaciones ni grandes argumentos
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