Ahora mismo, hay pocas series más fascinantes en lo estilístico que 'Hannibal'. La serie de NBC, que utiliza los personajes creados por Thomas Harris en 'El dragón rojo', es una de las que más cuida la forma en la que cuenta su historia, con una fotografía, una composición de los planos y un diseño de sonido encaminados no sólo a introducirnos en el complicado estado mental de Will Graham, sino en la atmósfera de mal sueño impulsada por el doctor Lecter para salirse con la suya. Bryan Fuller, responsable de la serie, siempre ha cuidado en todas sus creaciones anteriores que la forma eleve el fondo, sin descuidar éste último, y la unión de una y otro alcanza sus cotas más altas en 'Hannibal'. Fuller, además, tampoco oculta sus referencias culturales en ninguna de ellas y, en el caso de este título, hay dos principales que quedan muy claras desde el piloto; el cine de Stanley Kubrick y 'El silencio de los corderos', la película de Jonathan Demme que ganó cinco Oscar en 1992 y que convirtió al doctor Lecter en todo un icono.
La personalidad visual de 'Hannibal' está muy marcada por el trabajo que David Slade, conocido por sus incursiones en el terror y los thrillers, hizo en el piloto y en varios episodios de la primera temporada (del mismo modo que el particular estilo de Barry Sonnenfeld marcó 'Pushing daisies', lo habitual con los directores que se encargan del piloto de una serie), pero también lo está por las otras traslaciones a la pantalla de los libros de Thomas Harris sobre Lecter. Curiosamente, aunque Fuller y los suyos no tienen los derechos de 'El silencio de los corderos', es esa película la que arroja una sombra más larga sobre 'Hannibal', aunque se aprecia más en pequeños detalles.
Los guiños a Clarice Starling
La fotografía de la serie, muy fría y otoñal, ya remite en bastantes ocasiones a la cinta dirigida por Demme, y también lo hacen algunos de los casos que el FBI investiga. Igualmente, unos de los pacientes de Lecter, aquella pareja homosexual en la que uno de ellos era un psicópata, transmitía cierto dejà vú a las explicaciones de cómo Buffalo Bill se convierte en quien es. El mayor guiño de la primera temporada, de todos modos, es el personaje de Miriam Lass, estudiante en la academia del FBI a la que Jack Crawford asigna al caso del Destripador de Chesapeake, y que termina descubriendo por casualidad la verdadera identidad de Lecter. Incluso su reaparición en la segunda entrega recuerda a la manera en la que Buffalo Bill mantenía presas a sus víctimas. Es lo más cerca que 'Hannibal' ha estado de tener a su propia Clarice Starling.
Una vez que Will Graham acaba entre rejas, las deudas con 'El silencio de los corderos' aumentan, pues nos vemos pasando mucho tiempo en el Hospital Estatal de Baltimore para Criminales Psicóticos, cuya atmósfera es muy similar a la que vimos en el cine. Bastantes de las tomas de Will tras los barrotes de su celda remiten a las del doctor Lecter en esa película, y hasta llegan a repetirse algunos diálogos, como ese guiño a la historia del encuestador del censo que llamó a casa de Hannibal demasiado pronto por la mañana, o las diferentes preguntas que Lecter le hace a Clarice para que se cuestione por qué Buffalo Bill mata, qué necesidad está satisfaciendo al hacerlo. Y luego tenemos a Will siendo trasladado del mismo modo que Hannibal viaja de Baltimore a Memphis en 'El silencio de los corderos', con máscara incluida.
Los homenajes a Kubrick
El modo en el que los capítulos están dirigidos, y se presentan algunos planos, debe también mucho a Stanley Kubrick. El propio Fuller lo comentaba en una entrevista a Entertainment Weekly dada cuando la serie estrenó, y en la que señalaba que "David Slade y yo hemos hablado mucho sobre el aspecto kubrickiano de esta serie. Estamos contando la historia de un hombre que se gana la vida con su imaginación, y que lentamente se vuelve loco durante la temporada. Estamos contando una versión (de 'El resplandor'), excepto que el tipo no es alcohólico". Las composiciones simétricas de los planos ya van por ese lado, pero donde ha quedado más clara esa influencia es en dos momentos de la primera temporada que reproducen un par de escenarios de 'El resplandor'.
En concreto, son dos cuartos de baño, uno verde y otro rojo. En el primero, el equipo de Crawford encuentra otra víctima del Destripador, mientras el segundo es el baño del FBI. Ambos están prácticamente calcados de los que se ven en el hotel de montaña donde Jack Nicholson pierde la cabeza. Seguramente irán apareciendo más guiños y homenajes por aquí y por allí en los capítulos que quedan de segunda temporada. Además, nos hemos dejado esa última cena entre Lecter y Gideon y el dejà vú hacia cierto momento de la película 'Hannibal', de Ridley Scott, aunque el menú fuera diferente.
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