Si me preguntasen cuál es mi serie favorita de la última década, puede que tardase tan sólo unos pocos segundos en llegar a la conclusión de que 'Hannibal', la adaptación catódica de las novelas de Thomas Harris creada por Bryan Fuller, es la producción para la pequeña pantalla que más me ha estimulado en mucho, mucho tiempo.
Desde el magnetismo de sus personajes principales a la inteligencia de su creador al trasladar de medio el material original, no puedo encontrar más que virtudes en este fascinante relato repartido en tres temporadas. Aunque, por encima de todo, si algo hace grande a 'Hannibal', es un estilo y tratamiento visual que cambiaron por completo el rumbo y la concepción del show de NBC.
El principal responsable de la transformación de 'Hannibal' de un procedimental cualquiera a una pequeña obra de arte fue el director de fotografía James Hawkinson. El DOP aterrizó en la producción gracias al director David Slate cuando ya se habían escrito los cinco primeros episodios, y ver su trabajo en el piloto fue una auténtica revelación para Fuller.
"Recuerdo salir de la sesión de montaje en la que vimos el primer corte [del piloto] y estaba en plan, 'Estamos haciendo la serie equivocada'. Cuando vi el trabajo de David Slade y Jim Hawkinson, y entendí realmente la pieza artística que fueron capaces de crear con lo que teníamos, tiré los guiones".
Lo que descubrió el showrunner tras la susodicha sesión de montaje fue un procedimental de investigación al uso, con una estructura narrativa y un guión de lo más comunes, pero envuelto con una factura y una estética abrumadoras; dominadas por unos negros suaves y poco contrastados, por unas composiciones brillantes y por una notable influencia pictórica que terminaba de dar empaque a una atmósfera única.
Según Fuller, todo esto fue una suerte de "salvavidas":
"Vimos la luz, o la falta de ella, con la fotografía de Jim Hawkinson, y cambió realmente el rumbo de la serie. Tenía una textura maravillosa, daba la sensación de ser una pintura sobre terciopelo. Fue un salvavidas, pensaba, 'Oh, eso es lo que debe transmitir la serie, así que nuestras historias deben transmitir lo mismo que esas imágenes".
Resulta sorprendente la dimensión que alcanzó el trabajo de un director de fotografía que llegó a 'Hannibal' tras dirigir comedias como 'Arrested Development' y 'Community', y que centró sus referentes en la obra pictórica de Caravaggio y su modo único de esculpir la luz sobre el lienzo, en el videoclip 'New York Is Killing Me' de Chris Cunningham, y en una ambiciosa aproximación a la fotografía del cine de Dreyer.
Estas grandes aspiraciones conceptuales fueron las que llevaron a Hawkinson a realizar un fantástico trabajo en la adaptación de la novela de Phillip K. Dick 'The Man in the High Castle', producida por Ridley Scott. La participación del legendario cineasta en el proyecto supuso un extra de presión que el director de fotografía enfrentó con riesgo y con su mismo flujo de trabajo, basado en un gran trabajo de planificación previa, en una colaboración estrecha con el equipo de diseño de producción, y en el uso de un esquema de iluminación fijo para cada escena que modificar levemente en base a las necesidades del director y los actores.
Todo lo comentado terminó convirtiendo en auténtico oro televisivo a 'Hannibal'; una serie a la que muchos han etiquetado de "pretenciosa". Un adjetivo que, para Fuller, no es en absoluto negativo.
"Jim es un director de fotografía muy artístico y pretencioso, y me encanta la pretensión. Creo que la pretensión tiene un gran valor al contar historias. Creo que la pretensión mal ejecutada es hortera y barata, y la gente no suele saber cómo hacerla muy a menudo, pero si estás apuntando a algo que es un poquito más esotérico y menos comercial, puedes construir un puente que está en algún lugar entre el público más independiente y el 'mainstream'".
Ahora sólo queda que los astros se alineen y 'Hannibal' regrese en una cuarta temporada.
Vía | Indiewire
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