'Gran Hotel', la tramposa tercera temporada

Con la llegada del año nuevo Antena 3 ha cumplido su promesa de devolver ‘Gran Hotel’ a su programación, después de que acelerara el final de su segunda temporada el pasado noviembre. Recordamos que en un principio la segunda temporada de ‘Gran Hotel‘ iba a constar de 16 capítulos pero que, tras la dura competencia que la serie encontró en ‘La voz’ de Telecinco, la cadena decidió dar por finalizada la temporada tras los primeros ocho episodios y convertir los ocho restantes en una tercera temporada que prácticamente se creó de la nada.

Así, Antena 3 se aseguraba despedir con dignidad una ficción que corría el riesgo de perder más espectadores de lo que la cadena estaba dispuesta a permitir y devolverla cuando ‘La voz’ ya no estuviera en emisión. Observando los resultados de esa estrategia, muy utilizada por las cadenas españolas últimamente, podemos deducir que ha sido un acierto. La serie se ha mantenido superando los dos millones y medio de espectadores, aunque llama la atención que ha perdido algo de seguimiento del que tenía durante las últimas semanas que se enfrentó a ‘La voz’. El público sigue fiel a esta “tercera” temporada, que en cuestión de historia y estructura de tramas es algo tramposa con lo que podemos esperar de una temporada normal.

Porque, si comparamos lo que ha sido la segunda temporada final de ‘Gran Hotel’ con lo que fue su primera tanda de episodios, vemos que la serie ha perdido algo de intensidad, un aspecto que se entiende si valoramos que las historias de la segunda temporada estaban pensadas inicialmente para 16 episodios y no para ocho. Pocas tramas quedaron resueltas en su anterior despedida y pocas historias se han reiniciado en su vuelta, encontrándonos en situaciones similares a las que hemos visto con anterioridad. La relación entre Alicia y Julio es una de las tramas que continúan tal y como ya hemos visto, con las crecientes sospechas de Diego como telón de fondo. Tiene sentido pensar que se trata de una trama que se cerrará de alguna forma al final de esta temporada o, al menos, que llegará a un punto de inflexión tras el que observemos una evolución.

Algo parecido ocurre con otros personajes como Javier Alarcón, que sigue siendo el personaje más débil y cuyas meteduras de líos se van repitiendo sin que notemos un cambio en su personaje de una temporada a otra. Es cierto que no es obligatorio que personajes como este cambien con la llegada de una nueva temporada, pero hay ciertos aspectos que resultan repetitivos con lo visto anteriormente. En parte se trata porque no existe ese salto de temporada, no para los guionistas que desarrollaron esta nueva tanda de episodios y eso, por mucho que Antena 3 lo quiera ocultar, lo acaba notando el espectador de una u otra manera.

Al margen de este aspecto, que ha marcado bastante el desarrollo de ‘Gran Hotel’ en televisión, la ficción sigue con el tono que nos tiene acostumbrado, combinando amor, intriga y buenas dosis de tensión y dejando claro el sello con el que ha sabido diferenciarse del resto de series españolas que se emiten en la actualidad. ‘Gran Hotel’ se ha convertido en un drama en el que un buen número de personajes han alcanzado la fuerza necesaria para mantener la expectación de sus episodios.

Es el caso del detective Ayala, que ha ido creciendo a lo largo de los episodios aunque se ve envuelto en un gran número de situaciones derivadas de todos los crímenes que se cometen alrededor de la familia Alarcón, algo que le quita cierta credibilidad a su personaje. Ante estos síntomas de cansancio en el último episodio emitido ‘Gran Hotel’ rescató una trama que no había sido cerrada en el pasado y que puede dar mucho juego de cara al futuro. Se trata del asesino del cuchillo de oro, con la que aparece de nuevo Benjamín, que se marchó al final de la primera temporada. Este puede ser el revulsivo que le hacía falta a ‘Gran Hotel’, que lleve por buen puerto los siguientes capítulos, los que corresponden al tramo final de lo que debería haber sido una densa segunda temporada.

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