‘Glee’ ha vuelto, y el vendaval no está dejando a nadie indiferente. Te podrán gustar más o menos las historias de adolescentes talluditos mezcladas con números musicales y un poquito de maldad, pero lo que no se le puede negar a ‘Glee’ es su capacidad para hacer reír. Sí, la perdió el año pasado en su segunda mitad de temporada, cuando comenzó a desinflarse y se convirtió en una versión descafeinada de sus inicios; pero el coro ha vuelto, y en dos capítulos ya han dejado claro que ‘Glee’ está más viva que nunca.
Personalmente, he apreciado mayores dosis de humor, dosificados en pequeñas intervenciones y sin dejar tiempo al espectador para asimilar el “chiste” anterior. Los números musicales están muchísimo mejor preparados, no hay más que ver los pseudo-videoclips del episodio centrado en Britney Spears, y los nuevos personajes tienen todo el potencial para darnos grandes momentos a lo largo de la temporada. Y los que quedan por venir…
En los primeros minutos de la temporada, me extrañó bastante el cambio de rumbo que tomó la relación de Sue y Will. ¿Se habían atrevido los guionistas a darles una tregua? Sinceramente, me gustó esta unión, y no vi que Sue perdiera su mala leche intrínseca, pero era evidente que no podía ir mucho más allá. Con las acusaciones de acoso sexual a la nueva entrenadora Beiste, el dúo se disolvió, y con ello volvió la guerra; aunque eso sí, mucho menos encarnizada, al menos de momento.
En cualquier caso, se agradece que los guionistas no hayan desmontado todo lo que se creó en la primera temporada. Todos recordamos cómo, tras el parón invernal del año pasado, en apenas un capítulo todos los avances de la trama se disolvieron como por arte de magia, pero este año no han seguido esa senda. De esta forma, estamos viendo cómo sigue la relación de Rachel y Finn, con sus altos y sus bajos, o cómo se las apaña Will con Emma y su nuevo novio, un John Stamos que, de momento, está algo insípido.
De las nuevas incorporaciones no hay mucho que contar, ya que aparecieron en el primer capítulo pero desaparecieron en el segundo (es el efecto Britney Spears, que eclipsa a cualquiera). Sunshine (Charice) no tuvo mucho peso en la trama, y después de ser robada por el nuevo entrenador de Vocal Adrenaline no sabemos si va a tener un papel destacado. Algo más interesante se presenta el personaje de Sam Evans (Chord Overstreet), que renuncia al coro por miedo a convertirse en un paria, pero que volverá a cantar en los próximos capítulos. Inluso se rumoreó que podría llegar a ser el novio de Kurt, pero Ryan Murphy (creador de la serie) ya se ha encargado de desmentirlo.
Lo que aún sigo viendo es que son las tramas las que se adaptan a la temática de las canciones que han de interpretar, y no al revés. Da la sensación de que tienen un catálogo de canciones en cada capítulo que tienen que incluír aunque sea con calzador, y lo cierto es que esto desvirtúa mucho la historia. Aunque eso sí, como ya he dicho antes, las presentaciones de las canciones están siendo inmejorables (yo destacaría el “Empire State of Mind“ en la escalera del colegio o el “Me against the Music”, donde Brittany se lució).
El regreso de la serie congregó a más de doce millones de espectadores frente al televisor, superando la barrera de los trece una semana más tarde con el especial de Britney Spears. No hay duda de que con esta serie la FOX ha encontrado una mina que tendrá que cuidar con mucho esmero, sobre todo después del fracaso de ‘Lone Star’ y la discreta acogida de sus nuevas comedias. De momento, ‘Glee’ está demostrando que todavía tiene mucho que ofrecer; esperemos que se mantenga la racha.
En ¡Vaya Tele! | ‘Glee’, un oasis musical en la televisión