Ya avisamos, el pasado mes de mayo durante los upfronts, que en FOX parecían haber seguido el camino de la parodia. Primero vino 'The Orville' que, aunque no terminaba de funcionar, recogía mejor el espíritu de 'Star Trek' que 'Discovery'; y ahora, con algo mejor de suerte, hemos podido ver los tres primeros episodios de 'Ghosted' que da la vuelta a series de la casa tipo 'Expediente-X', 'Fringe' y similares.
En 'Ghosted' nos encontramos con el Bureau Underground, agencia gubernamental encargada de todos los fenómenos inexplicables. Para intentar resolver la desaparición de uno de sus agentes, reclutan a dos hombres caídos en desgracia: Leroy (Craig Robinson), un guardia de un centro comercial otrora detective de desaparecidos y a Max (Adam Scott) profesor de Stanford que, tras la publicación de un libro sobre el multiverso y la supuesta abducción de su mujer, fue despedido.
Más allá de la premisa, lo único que queda claro es que 'Ghosted' no deja de ser una comedia de colegas policías de manual. Con dos personas de características y personalidades muy diferentes que va algo más allá de la dinámica clásica del escéptico versus creyente clásico de este tipo de ficciones. Sin embargo, hay algo que falla.
Una muestra la tenemos en el desequilibrio entre los dos protagonistas. Una de las gracias (y clave) de este tipo de ficciones es el contraste entre ellos y las dinámicas que surgen de sus diferencias y la obligación a formar un tándem. Durante los dos primeros episodios parece que ambos están en series distintas. Tanto Adam Scott como Craig Robinson son actores que me gustan mucho y cuanto más se emociona el primero por cualquier cosa, mejor encaja con la "seriedad" del segundo... pero les falta rodaje.
El piloto de 'Ghosted', sin estar del todo mal, tropieza. Y es curioso por cómo lo hace, ya que tiene todos los elementos para que funcione e incluso siguen al pie de la letra el manual de los géneros por donde se mueve, pero la maquinaria no termina de arrancar correctamente, como si no estuviera bien ajustada. Y aquí es problema principalmente del guion, que en ocasiones prima demasiado el trasfondo emocional, creando una mezcla extraña.
Es este conflicto entre las intenciones de la serie y su forma definitiva lo que la lastra, por lo menos en sus dos primeros episodios. Es en el tercero cuando 'Ghosted' empieza a coger forma y lo hace con el sencillo truco de darle una buena "historia B" al episodio, lo que nos permite, además, acercarnos más a los entresijos del Bureau Underground y a sus trabajadores, que estaban absolutamente desdibujados hasta el momento.
A 'Ghosted' le queda un buen tramo por recorrer, pero los signos de mejora están ahí presentes. Las comedias de este tipo necesitan algo más de rodaje y margen para superar la línea que separa a la serie "tontuna" de algo más. Pero el margen se está agotando.
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