En plena era de las series densas, serias, sobrecargadas y donde el gusto por la caracterización extrema de los personajes es inversamente proporcional al interés de la trama, podríamos afirmar que el primer episodio de ‘Fuga en Dannemora’ es hija de su era.
Resulta sorprendente ver a Ben Stiller tras la cámara en un título así. 'La vida secreta de Walter Mitty', su título más alejado del habitual tono alocado donde mejor se maneja, ya demostraba que Stiller no es el director más adecuado para rodar una historia de estas características. Si en Walter Mitty no había nada más allá de un videoclip pasado de moda, su nueva apuesta televisiva tampoco luce mucho más madura.
Prison Break
Ambientada en 2015, algo que la horrible selección musical deja claro desde que tiene ocasión, la trama recupera un hecho real que Brett Johnson y Michael Tolkin adaptan en lo que prometen ser siete horas de dilatada puesta en escena.
En 2015, Richard Matt y David Sweat, dos reclusos en el Centro Penitenciario Clinton en Dannemora, Nueva York, escaparon de la prisión. El nuevo thriller recupera minuciosamente los eventos, desde el desarrollo del plan de Matt y Sweat hasta el final de su fuga, en siete episodios donde los autores prefieren indagar en los personajes antes de pasar a la acción.
Ese detalle sería del todo respetable si esos personajes centrales, para nada (de momento) los dos presos de la fuga, no fueran grotescas caricaturas de personas reales pertenecientes a un estrato social norteamericano muy concreto. La oportunidad de tratar con un realismo freak los sucesos reales puede terminar por jugar en contra de la serie.
La entrega con la que Patricia Arquette se mete en la piel del tercer punto de apoyo de la trama, la trabajadora de la prisión involucrada en la fuga, no merecía una sobredosis de fealdad extra para hacerla más creíble. Al igual que el personaje de su marido, interpretado por el irreconocible Eric Lange, uno está más pendiente de mirar bajo el maquillaje que de entrar en la historia.
Condenados a fugarse
Aún es pronto para saber si la historia termina por cautivar a la audiencia. Las formas de Stiller, cuando mira de lejos, cuando se limita a presentar planos genéricos, funciona, pero sus ambiciones artísticas pueden estar demasiado alejadas de lo que pide esta fuga. Y no se corta un pelo a la hora de mostrar escenas ambiciosas, como la que abre el episodio, con un paneo alrededor de un personaje que se hace esperar demasiado. A veces los autores se olvidan de que están haciendo televisión.
Apoyada en un elenco de altura, donde además del matrimonio freak también hay dos presos con ganas de dejar la celda en la que viven, ‘Fuga en Dannemora’ tiene a Paul Dano y Benicio Del Toro bien secundados por alguien que sabe bastante de centros penitenciarios, el infalible David Morse.
Sobre el papel, nombres que deberían garantizar la calidad que atesora, pero también algo de entretenimiento. Por esto último parece que aún debemos esperar un poco más.
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