"Me atrapé en la adicción a la mentira", asegura Elisabeth Finch
Si ya de por sí la veteranísima 'Anatomía de Grey' tiene un largo (y lógico) historial de idas y venidas de miembros del reparto y del equipo a lo largo de sus veinte años de emisión, la de la guionista Elisabeth Finch es, probablemente, una de las más escandalosas del drama de Shondaland.
Contratada en 2014, la guionista empezó pronto a subir de nivel hasta convertirse en coproductora ejecutiva. Sus historias tenían un toque personal a la hora de tocar la convivencia y resiliencia ante una enfermedad como el cáncer (que trasladó a un arco para Catherine Avery) ya que estaban basadas en sus propias experiencias con un tumor raro. Era todo mentira.
No sería la única mentira que contaría a lo largo de sus ocho años en la serie. Si bien su falso cáncer (o el relato de ello para la revista Elle) fue lo que le puso sobre la mesa un contrato para escribir en 'Anatomía de Grey', no se quedó solo en eso, tal como relata el recién estrenado documental 'Anatomy of Lies', quien sigue el hilo dejado por el reportaje de Vanity Fair.
Adicta a la mentira
Realizado por Evgenia Peretz, la autora de dicho reportaje, y su marido David Schisgall, el documental se adentra en el paso de Finch por la serie, desde cómo se hizo por el puesto hasta cómo iba alimentando la mentira sobre el condrosarcoma que padecía (se afeitaba de vez en cuando la cabeza, fingía que iba a quimioterapias o viajaba al hospital donde la miraban...) y otras patrañas que se inventaba y que nadie, al parecer cuestionaba.
«Me atrapé en la adicción a las mentiras», reconoce Finch en un largo comunicado publicado en Instagram en respuesta al documental. La guionista se disculpa así de su comportamiento y, también, de haber usado y manipulado a su mujer, Jennifer Beyer, a la que conoció en una institución de salud mental: «es el mayor error de mi vida».
Entre las mentiras que la guionista fue contando se encontraban, además del cáncer, que había perdido un riñón y parte de su pierna por un falso diagnóstico; que había sido abusada verbal y sexualmente por un director en su paso por 'Crónicas vampíricas'; que había sido abusada de pequeña por su hermano y el trauma que supuso desenchufarle cuando este quedó vegetal después de intentar suicidarse; que uno de sus amigos fue asesinado en el tiroteo de la sinagoga de Pittsburgh y el síndrome post traumático de limpiar sus restos, etc.
Historias que no dudó en, además, insuflar en la serie sin ser consciente de que haciendo suyas tragedias que han devastado de verdad a otras personas. No solo eso, sino que también ha «traicionado y traumatizado a mi familia cercana, amigos y colegas»:
«La verdad es, no hay excusa, ni justificación. Nada hará que mis mentiras a alguien estén bien. Nada borra el trauma que he causado, el miedo, el dolor, la rabia, las lágrimas, el tiempo. Y nada me importa a mí más que hacerme responsable en todos los aspectos. Seguiré reparando todo el daño que pueda y asegurándome que no soy las peores cosas que he hecho.»
Ya en 2022, Finch intentó explicar cómo funcionaba todo este tema en su cabeza, hablando para The Ankler de cómo todo esto viene de su propio trauma:
«La mejor manera de explicarlo es que cuando experimentas un nivel de trauma mucha gente adopta un mecanismo de superación inadecuado. Algunos beben para ocultar y olvidar cosas. Los drogadictos intentan alterar su realidad. Alguna gente se corta. Yo mentía. Ese era mi mecanismo y mi modo de sentirme segura, vista y escuchada.»
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