'Frágiles', enredada en su trama amorosa

Telecinco ha vuelto a utilizar el verano para dar rienda suelta a 'Frágiles', la ficción que estrenó el año pasado y que suponía un intento de revitalizar el buenhacer de 'La Pecera de Eva' que Mediaset no supo aprovechar correctamente en su momento. Con el mismo estilo y el mismo método de trabajo, 'Frágiles' llegaba a la programación de Telecinco hace un año, mostrando algunos aciertos pero otros puntos que no terminaban de convencer. Fue eso lo que hizo que dudáramos sobre si una segunda temporada merecía la pena, una duda que la ficción no ha sabido despejar cuando esta se ha estrenado finalmente en nuestra televisión.

No parece que sus nuevos episodios hayan despertado el entusiasmo de la audiencia. Se trata de un hecho para el que Telecinco ya parecía advertida, por lo que decidió una vez más colocar una de sus ficciones nacionales entre uno de sus programas de más tirón. El verano ha hecho que en esta ocasión ese programa sea 'Campamento de verano', un espacio dirigido a un público muy diferente para el que está hecho 'Frágiles' que, aún así, ha dado luz verde a una temporada que se enroca en el aspecto que menos nos sedujo el año pasado: su trama amorosa.

Un vistazo a…
ENFOQUE PROFUNDO Y LENTES PARTIDAS

Así, si en la primera temporada de 'Frágiles' Pablo se veía en medio de un triángulo amoroso, en esta ocasión la figura geométrica aumenta de lados, uno por cada nuevo personaje implicado en las relaciones sentimentales que orbitan alrededor del personaje principal. La ficción nos pierde un poco más en este terreno, sobre todo porque el personaje de Pablo no nos interesa tanto como los guionistas de la serie piensan. Así, pese a sus cargantes monólogos al inicio y final de cada capítulo, o sus extraordinarias virtudes para ver los problemas de sus pacientes a través de sus masajes, Pablo no es ese protagonista con carisma que llegue a seducir al público.

Muy llamativa se ha vuelto su capacidad para tratar a sus pacientes más allá de las sesiones que lleva a cabo, algo que ha vuelto a despertar las críticas de todos aquellos que no ven reflejado un buen tratamiento de las habilidades profesionales con las que cuenta el protagonista. Razón no les falta a quienes lo critican, sobre todo si tenemos en cuenta que Pablo consiguió ayer diagnosticar un desdoblamiento de personalidad en una de sus sesiones, todo un hito que supone un suma y sigue con lo que ya ha conseguido en anteriores episodios.

Igual de sorprendente ha sido la evolución que ha dado Lola en ese escaso año que la historia de 'Frágiles' ha avanzado. En este tiempo, su personaje ha pasado de ser alguien que no podía tener contacto físico a estar embarazada, un salto que se ha dado sin explicaciones (todavía, suponemos que llegarán más adelante), que ha hecho que la veamos menos creíble de lo que nos resultó el año pasado.

La segunda temporada de 'Frágiles' continúa mostrándonos historias autoconclusivas, que se logran incorporar a la trama principal con desigual destreza (mucho mejor la trama de las hermanas gimnastas de ayer que la del padre vagabundo del primer episodio). Mientras, vamos conociendo lo que ha pasado en ese año que 'Frágiles' ha saltado hacia delante, dosificando la información a los espectadores a través de flashbacks que no logran atraernos como cabría esperar que sucediera.

En ¡Vaya tele! | 'Frágiles', una serie con tacto

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