El próximo mes de octubre, AXN empezará a emitir en España ‘Forbrydelsen’, la serie danesa que ha sido un auténtico éxito en el Reino Unido, y en media Europa, y que AMC ha adaptado para el mercado estadounidense con el título de ‘The Killing‘, conservando bastantes de las cosas del original y alterando ligeramente otras (el remake puede verse en España a través de Fox Crime). No vamos a meternos aquí en cuáles son esos cambios (además de una primera temporada de la estadounidense con siete episodios menos que la danesa), pero creo que conviene avisar a quienes odiaron la versión de AMC que tal vez van a llevarse los mismos chascos con ‘Forbrydelsen’. O tal vez no, pero el caso es que la serie danesa resulta muy interesante de por sí.
Su punto de partida es el brutal asesinato de Nana, de 19 años, y cómo afecta a su familia, de clase trabajadora, a los policías que lo investigan (sobre todo a Sara Lund, a punto de mudarse a Estocolmo) y a la campaña para alcalde de un carismático y joven concejal de Copenhague. Las tres líneas se presentan bien dibujadas desde el primer capítulo, incluso la política, que siempre el corre el riesgo de verse un poco más desconectada porque, a priori, su relación con la muerte de Nana es más indirecta. Pero en el candidato, Troels Hartman, se ejemplifica uno de los temas de la serie; el hecho de que ese crimen va lentamente destrozando las vidas de todos los implicados.
Por supuesto, la parte más difícil de soportar, por lo intenso de sus sentimientos, es la de los Larsen y cómo intentan hacerse a la idea de que ya no volverán a ver más a Nana. Lo hacen sin grandes histrionismos, pero en las expresiones de sus caras queda siempre muy claro que la muerte de Nana, y el hecho de saber que fue violenta y que la policía no les cuenta nada de la investigación, está matándolos un poco por dentro. No obstante, no resulta muy difícil adivinar por qué, en todos los países donde se ha emitido ‘Forbrydelsen’, los espectadores han acabado tan obsesionados con Sara Lund.
Lund, la policía al cargo del caso, tiene una vida aparentemente feliz que, sin embargo, siempre acaba ocupando un segundo plano en favor de la resolución del caso. Al principio, Lund lo investiga un poco a regañadientes, obligada por su jefe a cerrarlo antes de irse con su novio a vivir a Estocolmo, y teniendo que soportar a un nuevo compañero al que le fastidia que ella no termine de marcharse para poder quedarse él con su puesto. Pero conforme avanza en la investigación, Lund va interesándose y abstrayéndose más y más en un caso que está lleno de pistas falsas y caminos que no van a ninguna parte, pero cuyas implicaciones emocionales y, sobre todo, la fuerza de Lund hace que nosotros acabemos enganchados a él también.
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