El próximo 15 de marzo, Netflix va a incluir en su catálogo una de esas series canceladas prematuramente y que, hasta ahora, nunca habían podido verse por métodos legales en España: 'Firefly'. Considerada por muchos la mejor serie que hizo Joss Whedon, también es la más breve. Sólo duró 14 episodios en FOX en 2002, tres de los cuales ni siquiera llegaron a emitirse, pero eso no impidió que fuera generando a su alrededor un culto se seguidores muy ruidoso.
Es bastante conocida la historia de cómo Whedon, utilizando el impulso de esos fans (los browncoats) y las ventas en DVD de la serie, consiguió que Universal le financiara una película, 'Serenity', que continuaba la historia de la tripulación de Malcolm Reynolds tres años después de su cancelación. Esa película sí se estrenó en cines en España, pero 'Firefly' continuaba inédita. Ahora que la recupera Netflix, es el momento perfecto para verla.
'Firefly', una adelantada a su tiempo
'Firefly' encaja perfectamente en la categoría de serie de culto. En su momento fue muy poco vista y maltratada por su cadena, y sus fans la descubrieron a posteriori, a través del DVD y del boca a boca. Además, la historia de su fracaso en FOX forma parte de su mitología tanto como la buena relación de todos los actores o los poderes secretos de River Tam, porque su cancelación contribuyó también a darle esa estatura de culto.
Lo cierto es que, para 2002 en FOX, 'Firefly' era una serie adelantada a su tiempo. Sí, teóricamente era una space opera sobre una nave cuya tripulación de perdedores se dedicaba, básicamente, al contrabando para intentar sobrevivir, un gobierno tiránico interplanetario y una joven que había sido sujeta a experimentos clandestinos por parte de ese gobierno. Pero, en realidad, 'Firefly' era un western.
Los personajes se movían por los polvorientos planetas exteriores del sistema y habían estado en el lado perdedor de una guerra civil entre esos planetas exteriores y los interiores. Malcolm Reynolds hasta iba vestido como Ethan Edwards en 'Centauros del desierto' y, en teoría, tendría que haber sido también algo parecido a un antihéroe, alguien sólo preocupado por la supervivencia de su tripulación y poco más.
Pero la mezcla de géneros, más los toques de humor marca Whedon, la personalidad inicial de Reynolds y ciertos aspectos bastantes perturbadores que iban permeando la serie poco a poco (como los sanguinarios reavers) dejaron muy confusos a los ejecutivos de FOX y a la audiencia de la época. Aún faltaban dos años para que 'Perdidos' se convirtiera en un fenómeno justo agitando la acción, el misterio, el thriller, la comedia y el drama en su propia coctelera.
No supieron qué hacer con 'Firefly', así que la programaron un viernes por la noche (creyendo que podría seguir el ejemplo de 'Expediente X' y triunfar ese día), emitieron primero el segundo capítulo, en lugar del piloto que explicaba de qué iba todo, y dejaron de creer en las posibilidades de la serie de destacar en un mar de estrenos que incluyó ese año 'CSI: Miami', 'Monk', 'Sin rastro', 'Aquellos maravillosos 70', 'Everwood', otra cancelada prematuramente como 'Boomtown' o clásicos recientes como 'The Shield' y 'The Wire'.
Pero, ¿por qué debería verla?
'Firefly' es de las pocas series que llegó ya plenamente segura de sí misma, y sabiendo lo que quería ser, desde el primer capítulo. Es cierto que la personalidad de Reynolds se suavizó un poco y se fue más hacia el lado de Han Solo, pero eso no impidió que, desde el principio, 'Firefly' ofreciera aventuras en las que pocas veces se podía adivinar por dónde iban a ir. No se tomaba a sí misma demasiado en serio, y esa sensación de diversión se transmitía al espectador.
Tiene un reparto muy conjuntado y que funciona igual de bien en los momentos más relajados y cómicos como en los más emocionales, y sabía hacer escenas de acción. Sus personajes eran contrabandistas que se ven arrastrados a la lucha contra una organización malvada, una línea argumental que se exploró más en 'Serenity', pero eso no hunde la serie en tramas muy serias y trascendentales. El fuerte de 'Firefly' es el entretenimiento puro y duro.
Whedon construyó, además, un mundo amplio y perfectamente pensado para situar las aventuras de sus protagonistas, y aunque su principal héroe fuera un hombre, siguió poblando la serie de mujeres más que capaces e interesantes en sus propios términos. Inara, Zoe y Kaylee no se parecían en nada entre sí. Y es mejor que no digamos nada de River.
Pero es Nathan Fillion como Mal quien termina estableciendo el tono de 'Firefly'. Lleva con él la melancolía del perdedor y el instinto de resistencia a toda costa, y se enfrenta a cualquier situación con sentido del humor y la confianza de que van a salir de ella. Y lo sacrificaría todo por su tripulación.
Ah, y veréis también a un montón de actores, en pequeños papeles, que después se hicieron muy famosos, como Christina Hendricks. Ay, Saffron.
En ¡Vaya Tele! | La mala suerte de 'Firefly' en FOX
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