Las películas de terror no suelen ser las más taquilleras pero se producen a sabiendas que hay un público muy concreto que responde si se le llama la atención. Sólo hace falta ver como ‘The Purge’, ‘Expediente Warren’ y ‘Mom’ han sido algunas de las sorpresas de este año en la taquilla norteamericana. Y, ante la fragmentación que vive la televisión, uno de los trucos de los canales ha sido apostar fuerte por proyectos de género con tintes terroríficos para atraer este nicho. Una gran minoría hoy en día ya es un triunfo.
Sólo hace falta ver quien salvó a HBO de los proyectos fallidos o con poca repercusión entre los abonados del canal. El relevo mediático de ‘Los Soprano’ no fue una obra pausada y reflexiva de David Milch, fue el esperpento de ‘True Blood’, esa serie que mezclaba el melodrama, la comedia y el gore a partes iguales. Puede que no buscara asustar a la parroquia pero sí aprovechaba el imaginario sobrenatural de la novelista Charlaine Harris para hacer un relato pasional y sangriento que cosechó las mejores audiencias del canal desde que Tony y Carmela se despidieron. Y historias de estas ha habido muchas estos últimos años.
El canal juvenil CW, por ejemplo, puede que acaparara titulares con ‘Gossip Girl’ pero su mayor bombazo llegó con ‘The Vampire Diaries’, que lleva cinco temporadas siendo su serie más vista. Será un drama teen pero atrajo a los interesados en los vampiros y sorprendió con una factura oscura muy conseguida. Venía avalada por Kevin Williamson, autor de slashers como ‘Scream’ y ‘Sé lo que hicisteis el último verano’, y el público también respondió. Como también resulta curioso que la ficción más veterana del canal sea ‘Supernatural’, que heredó de la cadena WB, y que es una serie de casos. Desde leyendas urbanas a fantasmas pasando por ángeles y demonios. Un procedimental de miedo.
La lealtad de este nicho es la que está motivando a los canales a producir más y más productos de corte fantástico, sobrenatural y de terror. ¿El aliciente? Explorar las historias de siempre bajo otras condiciones, proponen nuevos universos y hay obras que simplemente aportan algo que antes no estaba en televisión. El único éxito dramático del año pasado, ‘The Following’, justamente acercaba el ‘slasher’ a la televisión. Puede que hasta ahora haya habido muchos psicópatas meticulosos en series como ‘CSI’ y ‘Mentes Criminales’, pero faltaba una ficción que se centrase en la investigación de uno, en este caso un novelista frustrado obsesionado con Edgar Allan Poe. Puede que el experimento de Kevin Williamson, que también es responsable de esta, no acabase triunfando entre los críticos, pero funcionó entre un público que se entretuvo con la retorcida secta literaria.
Seres y atmósferas para todos los gustos
No quiero entrar en el debate de si todavía vivimos en la edad de oro de las series o el tema ya está de capa-caída, pero sí se puede decir que ahora es la época dorada del género en la televisión americana. Hay series sobrenaturales a puñados, sean hombres lobo (‘Teen Wolf’), vampiros (‘True Blood’, ‘The Vampire Diaries’ y ahora también su spin-off ‘The Originals’) y brujas, que ahora son las nuevas niñas mimadas del género.
Hay atmósferas claramente enfermizas como las de cada temporada de ‘American Horror Story’, donde Ryan Murphy pone a prueba al espectador con imágenes sexuales perturbadoras y un mal gusto muy calculado. ‘Asylum’ fue una de las series imprescindibles del 2012 y las brujas de ‘Coven’ todavía tienen que demostrar cuanto valen. Y, por locuras transitorias, la de Bryan Fuller cuando pensó en llevar a ‘Hannibal’ a la pequeña pantalla: un thriller que juega con un terror psicológico tan opresivo que uno ni puede comer un steak-tartar sin pensar en los menús del psiquiatra.
Los psicópatas andan sueltos por todos los canales, podemos ver crecer a Norman Bates en ‘Bates Motel’ y ver un ‘slasher’ como ‘The Following’ con Kevin Bacon en cabeza y que convenció al canal FOX de reducir las tradicionales temporadas de veintidós episodios a quince, algo más sostenible para los guionistas. También hay propuestas fantásticas más inocentes como ‘Sleepy Hollow’, la primera novedad de este otoño en ser renovada para una segunda temporada, y ‘Dracula’ justo acaba de desembarcar en la programación con el rostro de Jonathan Rhys-Meyers.
Y a esto hay que incluirle, por supuesto, el masivo éxito de ‘The Walking Dead’, el último gran fenómeno de la TV. No solamente 16 millones es una cifra astronómica para le mundo del cable, sus demográficos aplastan los registros de cualquier otra serie de estos últimos años. Es lo que ocurre cuando se juntan varias minorías: los lectores de cómics, los adoradores de las series de cable de calidad y los fans del terror y de los zombies, todo aliñado con una alineación de los astros que ni tan siquiera AMC se debe creer. Y, entre una cosa y la otra, es evidente que esta es la hora de los monstruos.
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