Es innegable que ‘Castle‘ se ha convertido, poco a poco y sin hacer demasiado ruido, en una de las series que mejor le funciona a la ABC. Aprovechando al máximo el lead-in de ‘Dancing with the stars’, esta temporada ha logrado superar los doce millones de espectadores y se ha ganado la renovación para una cuarta entrega, rompiendo además, por fin, la fama de gafe y series killer que arrastraba Nathan Fillion. La serie está empezando a aparecer más en los medios y los blogs televisivos del otro lado del Atlántico y es de los pocos títulos que la ABC ha estrenado desde 2004/05 (que fue la temporada de su resurrección) que de verdad se han ganado un hueco en su parrilla.
En estos tres años, además, ‘Castle’ ha ido puliendo defectos y ha aprendido a conjuntar mejor todas sus piezas. El encanto de niño grande y travieso que Fillion le da al escritor Richard Castle ya no es el único pilar sobre el que se sustenta, aunque continúa siendo la principal atracción, y los casos no son tan fáciles y unidimensionales como al principio. Sin que de repente se hayan convertido en secundarios robaplanos, los detectives Ryan y Esposito tienen una entretenida dinámica con Castle y resultan divertidos, pero donde aún no han logrado convencerme es con la supuesta tensión sexual no resuelta entre el escritor y la detective Kate Beckett.
No penséis que odio a Beckett y no quiero verla más. Además de acertar, por fin, con su peinado, la han aligerado y la han hecho más entretenida que al principio de la serie, en la que era demasiado seria y recta y hasta costaba ver qué podía encontrar Castle en ella que fuera lo suficientemente fascinante como para emplearla de musa para sus libros. Ha ido adquiriendo un lado vacilón que se divierte mucho insinuándole barbaridades a Castle, y los momentos en que los dos están metidos en pequeñas bromas o situaciones humorísticas son realmente divertidos y muestran que Castle y Beckett pueden desarrollar una buena dinámica de colegas y hasta de amigos.
Pero cuando entra en acción la tensión romántica, no la veo por ningún sitio. Sigue pareciéndome un poco forzado y poco natural. En una entrada anterior sobre la serie, alguien comentó que, de hecho, tal y como nos han llegado a presentar a los dos personajes, estos podrían haberse liado un par de veces sin problema y llevar una relación más casual y hasta de cachondeo, y sería un camino interesante de ver. No quería comparar este aspecto de ‘Castle’ con otras series, pero la verdad es que hay más química potencialmente romántica entre las dos protagonistas de ‘Rizzoli & Isles‘ que entre Castle y Beckett.
Por dar una respuesta al título de la entrada, yo diría que no es necesaria esa tensión romántica. No estoy diciendo que Nathan Fillion y Stana Katic no tengan química entre ellos, pero no es del tipo TSNR. Me creo que se lleven bien como compañeros de trabajo, hasta que sean amigos y se preocupen el uno por el otro, pero no acabo de ver que estén enamorados y quieran estar juntos, pero que no se atrevan a dar ningún paso en esa dirección. Charlie Crews y Dani Reese funcionaban en ‘Life‘ a las mil maravillas como colegas y no pasaba nada. Su relación profesional era, de hecho, el principal motivo para ver la serie.
P.D.: ¿Dónde hay que firmar para que las partidas de poker de Castle y otros escritores de misterio (Michael Connelly y Dennis Lehane fueron los que salieron en el último capítulo, con recordatorio a Stephen Cannell incluido) salgan en todos los capítulos?
En ¡Vaya Tele! | ‘Castle’ se mantiene en su calidad