‘The Mysteries of Laura’, si somos realistas, probablemente tiene el planteamiento menos novedoso de la programación americana para el próximo otoño. ¿Una mujer policía que resuelve crímenes y cuida del hogar? No, no suena precisamente a high-concept. Pero hay una razón por la que hay adaptaciones por todas partes del Laura Lebrel: la falta de novedad es la novedad en si misma.
La televisión, como ocurre con todas las expresiones artísticas (sean industriales o no), viene marcada por las modas y los ciclos. Cuando Javier Holgado y Carlos Vila escribieron el piloto de ‘Los misterios de Laura’ probablemente no buscaban ser ejemplo de nada y ayudar a conformar una nueva etapa de la televisión actual, pero la ofrecieron de todas formas. Después de analizar manchas de sangre, huellas parciales y huesos no identificados, tocaba dejar las máquinas y volver a la simple deducción: había que humanizar las investigaciones otra vez.
La inspectora Lebrel, que en Estados Unidos se llamará Laura Diamond, ya recibe comparaciones con Colombo de aquellos que han visto el piloto, en mi opinión es heredera clarísima de Jessica Fletcher y, según sus creadores, es hija de Agatha Christie. Lo importante es que su mayor arma es el olfato, que resuelve los crímenes atando cabos y que los guiones de ‘Los misterios de Laura’ hacen partícipe al espectador.
El espectador y la protagonista, un mismo equipo
Hasta este momento, la escuela primordial era la de ‘CSI’, que fue un fenómeno y cambió el género policíaco y la estética del medio (esos efectos visuales todavía funcionan). Pero Grissom y Horatio provenían de una escuela marcada por los análisis forenses donde la tecnología era indispensable para resolver los crímenes, algo que adaptarían series como ‘Bones’ y ‘Lie to me’. Hasta ‘El mentalista’ entraría dentro de esta categoría, ni que sea porque el don de Patrick Jane resultaba casi arbitrario, ajeno a la lógica del espectador.
Por esto ‘Los misterios de Laura’ es cero novedosa, porque recuerda las series de casos de los ochenta, pero también parece que olvidamos la capacidad de implicar al espectador en la fórmula, de no dejarle al margen de la investigación. Esto hará que se la tache de naïf y ligera pero, cuando llegue a la temible parrilla americana, supongo que unos cuantos se darán cuenta que también puede resultar refrescante.
Una detective buena, positiva y sin traumas
No sólo es un formato poco utilizado en los últimos años, también tiene una protagonista en clave positiva sin traumas de por medio. ¿No es precisamente esto lo que buscábamos, la televisión que se opusiera a la figura del antihéroe, a los policías traumatizados y con trastornos? Pues Laura, con su bondad y su dedicación, también sirve de respuesta a esta pregunta. No es casualidad que NBC esté esforzándose en dejar claro que lo más destacado de ‘The Mysteries of Laura’ es la mezcla de comedia y drama.
Pero ella no es la única que demuestra un cambio de rumbo en la televisión americana. Desde que 'Forbrydelsen' arrasó en el Reino Unido y el formato se adaptó como ‘The Killing’ en EE.UU, incluso la televisión generalista americana está buscando su ‘whodunnit’ icónico (en el cable ha habido más, desde ‘The Bridge’ en FX a ‘Murder in the First’ en TNT). Un modelo de serie de asesinatos que, como se basa en la investigación de un único caso a través de múltiples episodios, debe humanizar la investigación por defecto.
En ABC habrá ‘American Crime’ y en FOX estará ‘Gracepoint’, el remake de la británica ‘Broadchurch’. La primera cuenta con Timothy Hutton y Felicity Huffman y hablará de los prejuicios raciales de un país tan diverso como EE.UU. y ‘Gracepoint’ analizará cómo un crimen puede afectar una comunidad en apariencia apacible y tranquila, sacando a la luz toda la porquería que se esconde bajo la superficie.Los puntos de vista son claramente más oscuros que ‘Los misterios de Laura’ y responden de distintas formas la inercia que está sucediendo en Hollywood, pero todos sirven para humanizar las investigaciones e involucrar al espectador. Al fin y al cabo, hay limitados traumas que explorar, hay tonterías que ya no cuelan (‘Perception’ y el investigador que resolvía crímenes gracias a las voces que oye en su cabeza) y se ha agotado el recurso de las maquinitas que revelan la pista más insignificante.
Ahora es el turno de probar algo distinto, que en este caso es volver a las raíces del género, hacer caso al olfato y participar en las conjeturas de los protagonistas. Otra cosa es que vaya a funcionar esta aproximación, que la televisión generalista de EE.UU. está en decadencia y las series prácticamente juegan a la ruleta rusa para evitar ser canceladas.
En ¡Vaya Tele! | 'Los misterios de Laura', una serie que reclama continuación
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