ACTOR NOVATO VS. MATT LEBLANC - Me están empezando a llegar ofertas jugosas de películas; en plan de Michael Bay.. - ¿Michael Bay? - Se llama Tsunami - ¿Te ahogas? - No... - ... ¿y cuál es tu pregunta? - ¿Cómo sé cuáles elijo? Cuando tu eras estrella total hiciste unas cuantas ¿no? - Ajá - Y no es como si cuando tú las leías pensases "esto es un pedazo de truño". No. Pensabas que iban a ser buenas. - ... ... Ajá - Da cague porque como encadenes unas cuantas malas, dejan de interesarse por ti. Ya sabes a qué me refiero - mmmhmmmmmmVenía yo dispuesta a expresar mi descontento con el arranque de la tercera temporada de ‘Episodes’ y sólo ha hecho falta una secuencia, la primera del tercer episodio, para devolverme la fe; para enseñarme esa serie de la que me enamoré en su primer año. Con una cuarta entrega garantizada, ‘Episodes’ vuelve a Showtime en continuidad con el culebrón planteado en la temporada pasada. Pucks! sigue en emisión, Carol ha de afrontar un cambio de CEO, Sean y Bev vuelven a estar juntos pero, de momento, no revueltos y Matt LeBlanc se ha quedado con la chica, para asegurar que no nos quedamos sin chistes de ciegos.
‘Episodes’ arrancó insegura pero con una propuesta de comedia clara y una sátira de la industria hollywoodiense –muy hija de ‘Entourage’ pero centrada en lo televisivo- acertada y divertida que llevaba a buen puerto críticas ya muy trilladas sobre este negocio. Todo esto se mezclaba con el humor incómodo, la versión egocéntrica y ególatra que Matt LeBlanc hace de sí mismo y unos creadores ingleses que explotaban al máximo el contraste con esa televisión de guapos y tópicos americanos, resultando así una comedia muy hija de su tiempo (con el espíritu del mockumentary pero sin serlo) que fue creciendo con el paso de los episodios y atinando por completo con sus personajes en la segunda temporada.
Estancada y desinflada
¿Problema? Se ha quedado estancada. O esa es la sensación que tengo después de ver los tres primeros episodios de la recién estrenada temporada. Ha llegado un punto en el que sus planísimos personajes no dan mucho más de sí; Sean y Beverly ya no son tan pez fuera del agua y apenas se están explotando en el ámbito televisivo (en este sentido, hay un poco de luz al final del túnel después del episodio 3) y están más preocupados por llevar a buen puerto su relación; una trama que tras dos episodios de la misma secuencia una y otra vez, ha acabado resultando muy reiterativa. Es como la relación Carol-Bev. No hay más de donde rascar; las diferencias entre ambas no dan más de sí y sus comidas o paseos por la colina acaban siendo más de lo mismo.
La sátira hacia el negocio televisivo había quedado algo aparcada en un inicio, pero parece que con la entrada del nuevo CEO vamos a tener más contenido por ese lado. Sin embargo, ese directivo loco al que todo el mundo toma en serio y considera un genio, funciona mucho mejor sobre el papel que en la práctica. Como concepto, es gracioso que alguien así dirija una cadena y se haga comedia de sus excentricidades y contradicciones, pero al final las secuencias que protagoniza no pasan de un histrionismo no especialmente divertido.
Las comedias de este estilo (de pocos personajes y un planteamiento muy claro) no suelen evolucionar mucho, por lo que el estancamiento como concepto literal no debería ser una crítica negativa por sí mismo. El agravante llega cuando se junta la situación estancada y los personajes planos con unos guiones poco afortunados que no plantean secuencias ni diálogos especialmente chisposos. Ese momento en el restaurante con las dos chicas, las conversaciones sobre los problemas fornicatorios de la pareja británica o la reunión fallida a las 6 de la mañana en la cadena son un ejemplo: nada importaría si las situaciones acabasen provocando carcajada. Hasta ese personaje divertidísimo que es Doña Cara Vinagre, que tan bien funcionaba antes, ha acabado convirtiéndose en una caricatura remota de lo que era (de un personaje ya de por sí muy caricaturizado).
Soy consciente de que el humor es algo muy personal y que donde yo veo secuencias rancias que no me hacen mucha gracia otros pueden estar tirándose por el suelo de la risa, pero sinceramente ha llegado un punto en el que tienen que superar el culebrón de Sean y Bev, tienen que explotar las posibilidades que ofrece Matt LeBlanc como actor fracasado intentando recuperar su estrella y deberían arrojar elementos televisivos nuevos: más proyectos, más problemas de parrilla, más detrás de las cámaras de Pucks!
No todo está perdido. Como decía al comienzo de este artículo, sólo ha hecho falta una secuencia para recordarme que sigue siendo capaz de sacarme una sonrisa riéndose de sus personajes y el mundo que les rodea. Aún quedan seis episodios más para ver cuál va a ser de verdad la historia de la temporada y, si finalmente resulta ir por el camino del fin de Pucks! como sugiere el tercer episodio, yo seguiré a pie de cañón con ‘Episodes’.
En ¡Vaya Tele! | Showtime no necesita esperar y ya ha renovado 'Episodes'
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