Cuando comienzas a ver una nueva temporada sabiendo que la serie se va a acabar cuando termine, ves la temporada de otra manera, te fijas mucho más en los personajes y en cómo avanza la historia de cara a ese final supuestamente cerrado con el que van a decir adiós a la historia. ‘Entourage‘ dejó atrás la semana pasada ocho años de historia de Hollywood, de fiestas de actores y de drogas y sexo por doquier. ¿Cómo lo hizo? Pues con ocho episodios que parecieron más una carrera de cien metros lisos con Usain Bolt como liebre que un final de ciclo de una serie tan importante.
Siempre decimos que HBO cuida sus series, que deja a los creadores y guionistas trabajar y que por eso salen tan buenos productos de sus fábricas. La mayor parte de las veces esta afirmación tiene toda la razón del mundo, pero creo que con ‘Entourage’ se han equivocado. Ahora mismo desconozco si la decisión de tener únicamente ocho episodios fue de la cadena o de los guionistas, pero me pareció un auténtico error hacerlo, ya que lo apresurada que fue la historia se podría haber solucionado con una temporada de 12 episodios, que tampoco son tantos más.
Vuelta a la normalidad
La séptima temporada nos dejó a un Vince tocando fondo, siendo un adicto a las drogas y creyéndose el rey del mundo. Era de esperar que en la octava temporada viéramos una recuperación de Vince y eso fue exactamente lo que vimos, a un Vince completamente recuperado y a un pandilla preocupada excesivamente por él y por lo que podría pasar cuando volviera de recuperación.
Esta recuperación estuvo bastante bien llevada, pero lo cierto es que después de lo oscuro que fue el final de la anterior, se esperaba un poco más de dramatismo en vez de pasar tan de puntillas por el problema de Vince como se hizo al final, ya que al tercer episodio parecía que nuestro protagonista nunca había sido un adicto y que todo funcionaba a la perfección.
Historias paralelas, lo mejor
‘Entourage’ siempre fue Vince. Por mucho que hubiera historias de la pandilla que nos interesaban más o menos, el argumento principal en estos ocho años de serie siempre giró alrededor de Vincent Chase. Esto era una firma personal de la serie, pero en esta temporada la han intentado cambiar ligeramente, y la verdad es que no les quedó del todo mal.
En esta octava temporada hemos visto a un Vincent Chase mucho menos protagonista, como en segundo plano y sin hacer demasiado ruido. Una actitud que nos ha valido para conocer un poco más al resto de personajes que siempre quedaban ensombrecidos por Vince. La historia de Drama y su serie de dibujos fue bastante intreesante, así como la de Tortuga y sus intentos fallidos de abrir un restaurante en la ciudad después de que le dejaran de lado en el tema de Tequila. La historia de Eric fue más de lo mismo, por lo que me aburrió a los dos segundos, incluso después de saber del embarazo.
Una de las historias que me llamó más la atención que las otras fue la de Ari Gold. En la séptima temporada ya disfrutamos de una transformación interesante, pero en esta hemos visto una evolución en el personaje de lo más interesante, teniendo incluso una breve historia de amor que le valió para darse cuenta de que lo que realmente le importa es su familia y su felicidad en vez de su trabajo, como creíamos que era al ver su comportamiento durante tanto tiempo.
Y comieron perdices… en dos segundos
Si durante los cinco primeros episodios tuvimos alguna que otra historia interesante (como las historias paralelas que comenté arriba), en los tres últimos episodios todo se aceleró. Parece como si los guionistas se hubieran dado cuenta de que los episodios que les quedaban no eran suficientes para cerrar todos los cabos, por lo que decidieron tirar por el camino fácil.
Decidieron arreglar todo en dos segundos sin demasiada explicación. De repente Vince se saca de la manga que Tortuga es millonario, Drama va a hacer una película después de un cambio de opinión prácticamente sin justificar de un directivo de una cadena de televisión y Vince… bueno, Vince se acaba enamorando y prometiendo ¡sin que nosotros lo veamos! Así fue, después de que durante siete temporadas nos enseñaran todo y más de las relaciones de Vince, van y deciden que su relación más importante no merece ser enseñada. Si alguien entiende esta decisión que me lo diga.
De camino a la película
Si habéis visto el final sabréis que hay una escena después de los créditos (si no la habéis visto id corriendo a hacerlo). Esta escena aunque parece metida con calzador, no lo es tanto, simplemente es una puerta abierta a una película de ‘Entourage’, que acabaría contando cómo es la vida de los personajes después de este final tan precipitado.
A mí personalmente después de este final tan “felices para siempre” no estoy seguro que me interese la película. Bueno, miento, en realidad sí que me va a interesar, y es que pese a este final tan precipitado, me va a dar tanta pena no volver a ver a Vince, Drama y compañía que cualquier disculpa para disfrutar de ellos una vez más.
En definitiva, esta octava temporada de ‘Entourage’ no ha estado del todo mal. La única parte negativa (y que es bastante) es que le han faltado dos o tres episodios para acabar finalizando bien las tramas, ya que entre los episodios de veinte minutos y que se enrollaron demasiado al principio de temporada, estos ocho episodios han sabido tan poco, que no parece que haya sido el final de la serie.
En ¡Vaya Tele! | ‘Entourage’ encara sin prisa su recta final