Pocos fans de 'Élite' deben quedar ya que no hayan devorado la cuarta temporada de la serie de Netflix. Con la quinta ya confirmada, todavía habrá que esperar un tiempo para ver la siguiente tanda de episodios, pero lo que sí podemos hacer es un repaso a los aciertos y errores de la cuarta, la más irregular de la serie hasta la fecha.

Sé que no forma parte realmente de la cuarta temporada, pero antes de nada me gustaría destacar lo efectiva que ha sido 'Élite: Historias breves', una colección de pequeños relatos que permitió a la serie apostar por un enfoque más íntimo en el que, por encima de todo, se notaba el cariño que sus propios creadores tienen hacia sus personajes. Por no decir que me ha creado la necesidad de alguna comedia liderada por Georgina Amorós.
Es verdad que tampoco hubiese pasado nada en lo puramente argumental si nunca hubiesen existido, pero la serie a veces se olvida de la necesidad de dejar respirar a sus protagonistas por todos los líos en los que se ven envueltos. Eso lo resolvía 'Élite: Historias breves' dejando claro que este universo puede funcionar más allá de los excesos sexuales y los misterios criminales.
Todo lo que funciona
Cuidado con los SPOILERS de la temporada 4 de aquí en adelante
Dicho eso, estaba claro que la cuarta temporada iba a apostar por volver a lo que ya se había demostrado que funcionaba, abrazando el desenfreno sexual pero sin caer nunca en el mal gusto. Ahí se nota que todo tiene un por qué, incluso cuando pueda llevar a que algún personaje veterano de la serie actúe de forma que quizá no encaje en lo visto hasta ahora.
Por encima de todo, lo que mejor funciona en esta cuarta temporada es la relación entre Mencía y Rebeka, tanto por la forma de trabajarla como por la química que comparten Martina Cariddi y Claudia Salas. Es verdad queSalas ya se encontraba entre lo mejor de 'Élite' desde su llegada en la segunda temporada, pero hasta ahora nunca había tenido un compañero de trama con la que compenetrase tan bien, logrando por momentos acariciar esa sensación de verdad que esta cuarta temporada persigue en raras ocasiones.

Además, el resto de nuevos fichajes también acaban encajando bien, algunos (Pol Granch) más tarde que otros (Diego Martín, cuyo personaje nos da grandes alegrías desde el primer momento), pero acaba quedando la sensación de que realmente han aportado algo y pueden tener continuidad en la serie, algo que nunca llegó a darse con Sergio Momo y Leïti Sène en la tercera, donde cumplían una función de forma más o menos solvente pero nunca iban más allá de eso.
Además, 'Élite' ha sabido cómo mantener ese componente adictivo dando un salto temático importante, pues hasta ahora se había seguido explorando el choque entre unir a a clase alta con personajes de orígenes mucho más modestos, mientras que aquí el contraste es entre el lujo y el megalujo. Eso ha llevado a que las historias tengan, por pura necesidad, otro enfoque con el que la serie ha sabido jugar para que, por encima de todo, siga siendo un gran pasatiempo.
Todo lo que no funciona

El gran hilo conductor de todas las temporadas era un misterio, habitualmente asociado a una muerte, que iba resolviéndose según pasaban los episodios. Tengo bastante claro que el de la cuarta es el menos conseguido de todos. Ya no es tanto que el hecho de que Ari sobreviva y lo sepamos tan pronto le quite fuerza, es que durante la mayoría de temporada hasta nos da un poco igual quién haya podido estar detrás de ello. Y es una pena, porque Carla Díaz encaja muy bien en el papel.
Y es que al final parece estar más motivado para encontrar un motivo con el que justificar la marcha de Guzmán que por un interés real en explorar las implicaciones de lo sucedido. No está mal tirado unirlo a la subtrama más turbia de la cuarta temporada, pero queda la sensación de que lo que realmente le interesa a la serie en esta tanda de episodios son todas las tramas romántico-sexuales y que lo demás es más accesorio que nunca.
Ahí es verdad que se agradece la variedad, evitando así repetirse en ningún momento, pero lo hace desconectando quizá demasiado cada una de esas relaciones del resto y haciendo que algunos personajes reaccionen de tal forma que pueda resultar. La excusa de ser adolescentes llega hasta cierto punto para situaciones como ver a Guzmán olvidando al que parecía el amor de su vida en... ¿cinco minutos?
Mira que hay varios momentos de publicidad muy poco encubierta en esta temporada 4 de #Elite, pero esto ya es otro nivel de descaro pic.twitter.com/fN1X6s9Qpl
— Mikel Zorrilla (@freddyvoorhees) June 18, 2021
Tampoco ayuda que se hayan pasado de la raya en temas publicitarios con situaciones tan llamativas como ver a Mencía tomándose un kefir del Lidl. Eso distrae, y te puede llegar a sacar de la serie a poco que no te termine de convencer lo que propone en lo puramente argumental. Esto último no sucedió conmigo, pero que lo cuiden mejor de cara al futuro, por favor, que por momento resultaba casi tan obvio como en los tiempos de 'Médico de familia'.
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8 comentarios
danigarcia78
No he visto la serie, tengo 43 años y me parece que no soy su público objetivo. Desde fuera, me da la impresión de que es porno light con chavales de veintipocos, muy intensos ellos, con superproblemas y superaspiraciones vitales. ¿Me equivoco?
boone
Esta temporada ha sido puro porno, pasando de giros rebuscados y tramas surrealistas (pero imaginativas)
-El personaje de Cayetana con todo el juego que dió en la 2º y 3º temporada, aqui queda apartado a un "50 sombras de Grey" con Phillipe que está fuera de todo el contexto (y relación con el resto de personajes) de la serie; el personaje solo funciona en los destellos de odio que tiene con Ari.
-Mencía el único personaje que ha conseguido tener una historia, y desarrollo, claramente lo mejor de esta temporada.
-Ari personaje que tendría que ser el epicentro de las tramas y el misterio y al final ha pasado más con pena que con gloria, a todos nos daba igual quien la había agredido y si sobrevivía.
-El triángulo amoroso heterosexual, ha avanzado pero sin ton ni son, de pronto Samuel y Guzmán se olvidan de sus amores y ale fiesta.
-El triángulo amoroso gay, para mí el peor, sentía que no avanzaba ni que había chicha. Patrick parecía que venía solo para romper como fuera esa pareja, y al final el único que sobraba era él.
De la próxima temporada solo espero aquello que hizo de esta serie ser un placer culpable (ojo no es buena, pero sí placer culpable) es decir niños pijos mal criados, malvados, enrevesados, con tramas surrealistas.
Nacho
Tras ver la temporada entera ni me había dado cuenta del product placement, más allá de que un crio menor pueda conducir un coche y saquen esa marca, ¿esto qué es, USA?
corintio
Al final la serie uno la mide dentro de su contexto. Ha sabido hacer bien lo que pretendía hacer y ha llegado a ser bastante entretenida. Pero esta temporada ha dado una sensación fuerte de no hacer falta.
A mí en general me ha chirriado mucho toda la trama de Mencía. Nunca he sido fan del recurso de "personaje no resuelve un conflicto que era resoluble desde los primeros episodios".
En este caso es el tema de Mencía con el tipo aquel. Intento no pecar de hablar sin entender cómo es estar en la piel de una chavala de unos diecisiete años... pero no sé, me chirría de aquella manera en que me vuelvo demasiado consciente de ver el guión forzando un poco los hilos de la trama para que haya conflicto hasta el episodio final.
Insisto, que sé que no estoy viendo aquí un seriote de alto standing. Pero incluso para sus propios parámetros creo que esta temporada ha decaído lo suficiente como para que uno se pregunte si no era mejor darle carpetazo al final de la 3.