"En El Príncipe termina todo en agua salada. Con lágrimas o en el fondo del mar". Esta frase, que también nos recordaron al final del último episodio de 'El Príncipe', fue una de las primeras que oímos en la ficción de Telecinco. Sin saberlo, estábamos ante una antelación de todo lo que tendríamos por delante, una historia llena de sorpresas directa a dejar sin aliento a los espectadores. Es el principal factor que ha caracterizado a esta ficción, que ha conseguido establecerse como una de las series revelación de la presente temporada.
El éxito está tras esos más de cinco millones de espectadores que la primera temporada de 'El Príncipe' ha tenido en la mayoría de sus episodios, una media superior que la conseguida por 'El tiempo entre costuras' y 'Velvet', por lo que hemos estado ante la serie más vista de la temporada. El hito ha provocado que Telecinco recuperase terreno en esto de la ficción nacional, justo en un momento en el que muchas de sus series de estreno no conseguían tener la aceptación necesaria del público para mantenerse en la parrilla. Esto no ocurre con 'El Príncipe', situado hoy como un filón para la cadena pese a que su historia no parece estar diseñada para tener largo recorrido.
Así lo aseguraron a la hora de presentar la serie, estableciendo una premisa que aún queda por ver si se cumplirá. De momento, con la primera temporada cerrada, podemos decir que hemos disfrutado de una serie en mayúsculas, que ha intentado arriesgar desde el primer episodio, sorteando los obstáculos de una manera inteligente y vertiginosa. Tras el éxito de 'El Príncipe' hay un excelente trabajo de guión, encabezado por César Benítez y Aitor Gabilondo, que han sentado las bases de una ficción llena de riesgos pero que a la vez se encaminaba para el absoluto disfrute del espectador.
Ritmo y atrevimiento
Desde el punto de partida, esa investigación en torno a una red yihadista en el conflictivo barrio de Ceuta, 'El Príncipe' decidió apostar por el riesgo. No se trata de una premisa común en nuestro abanico de series españolas, aunque otros muchos de los aspectos que hemos encontrado sí han sido más habituales. Aún así, la sensación que nos deja es que la serie de Telecinco ha querido ser atrevida, colocando a los personajes en una historia poco habitual y dibujando sus perfiles de manera que encajaran en la trama principal a la perfección.
Habría sido más fácil, por ejemplo, utilizar el arrastre de Rubén Cortada para colocarlo como futuro marido de Fátima en vez de su hermano o llenar la historia de casos autoconclusivos hasta convertir la serie en un drama policiaco más. Pero son esas pequeñas decisiones, tomadas con acierto de una en una, las que han orientado a 'El Príncipe' hacia una ficción sólida de la que podemos sentirnos orgullosos. Entre sus pilares más férreos, su ritmo y rápida evolución de las tramas a pasos agigantados, siempre buscando los cliffhangers necesarios al final de cada episodio para mantener en vilo a la audiencia durante una semana más.
No estamos acostumbrados en España a que una ficción avance con rapidez en vez de quedarse dando giros entre sus tramas principales. Son en estos casos cuando más se notan la pesadez de los 70 minutos que suelen durar nuestras series, una enfermedad que ha encontrado un remedio (no la cura) en esa agilidad a la hora de avanzar en la historia. La excesiva duración se topa con episodios llenos de giros, donde realmente parece que la serie se mueve, ocurren cosas y donde no se obtiene la sensación de estar alargando las tramas solo para poder llegar al tiempo requerido.
En este sentido, las tramas secundarias han jugado un factor importante, todas encajadas con acierto en la atmósfera de la ficción. Aunque ha sido la protagonizada por Fran la que mayor fuerza ha demostrado, llegando a protagonizar momentos en los que ha hecho sombra a la historia central de 'El Príncipe'. En parte gracias a este hecho podemos decir que Jose Coronado es quien más fortalecido sale de la primera temporada de la serie, gracias a lo bien perfilado que ha estado su personaje, a esa trama en la que tiene que hacer frente a la salida de la cárcel del joven asesino de su hijo y a la buena defensa que ha logrado con su interpretación. Mérito que no podemos otorgar a todo el reparto por igual.
Un reparto irregular
Porque si en algo ha cojeado 'El Príncipe' desde su primer episodio ha sido en el trabajo realizado en algunas de las interpretaciones de sus protagonistas. Álex González es el que peor parado ha salido pese a ser uno de los personajes más relevantes de la ficción. Ha costado verle como ese agente infiltrado del CNI y ha perdido la batalla al intentar estar a la altura de Coronado. Cerca de él también ha estado Rubén Cortada, cuyo acento le ha jugado una mala pasada a la hora de ponerse en la piel de Faruq. Menos titubeante, y rozando el aprobado, ha resultado el trabajo de Hiba Abouk al frente de una Fátima mucho más creíble que su eterno enamorado.
Se trata de las tres piedras en el camino que hemos encontrado en 'El Príncipe', dando la sensación de que la serie ha tenido que hacer frente a un casting elegido para tener reclamos con los que atraer a la audiencia en masa, algo habitual que, como ha sido el caso, termina pasando factura. Mientras, en líneas generales, el resto del reparto ha estado a la altura de lo requerido, manteniendo el nivel marcado por un exigente guión que solo necesitaba de unas interpretaciones sólidas para ofrecer un producto que se saliera de lo convencional en nuestro país.
No podemos obviar en este análisis esas escenas sexuales entre los protagonistas de 'El Príncipe', dirigidas a ofrecer carne y posturas imposibles aunque nos encontráramos en un momento de la trama muy poco propicio para el sexo. Son estas escenas las que restan credibilidad y seriedad a una serie que no necesita del sexo gratuito para llamar la atención de los espectadores, sobre todo en aquellos momentos en los que su inclusión no solo no ofrece nada sino que perjudica al conjunto de la serie y elimina esa dosis de realismo buscada por la ficción.
La base de la segunda temporada
El último capítulo de la primera temporada de 'El Príncipe' traía bajo la manga la base de lo que será la segunda temporada. Con un final abierto, la serie nos dejó con el disparo de Morey que acababa con la vida del hermano de Fátima ante sus ojos, un hecho que suponemos que supondrá una separación entre ambos personajes. Se trató de un final a la altura de lo que ha sido la serie hasta el momento, con tensión y riesgo a la hora de llevarlo a cabo y que depositaba la justa cantidad de miel en los labios del espectador para que estuviera atento a lo que está por venir.
Habrá que ver qué nuevas sorpresas nos depara la segunda temporada y hacia dónde enfocarán una historia que durante la presentación de la serie ya anunciaron que no contaba con ingredientes para un largo recorrido. De momento parece que hay material de sobra con el distanciamiento de Morey y Fátima y el descubrimiento de Khaled como villano. Tras el cierre de la primera temporada podemos estar contentos de lo vivido con 'El Príncipe', una de esas series que continúan con la deseada evolución de la ficción nacional y que pone el listón alto sobre lo que esta puede llegar a ofrecer. Suponemos que los dramas que están por venir no podrán pasar desapercibido los pilares en los que se ha apoyado 'El Príncipe', donde el ritmo, las sorpresas y la aceptación de riesgos han sido la clave para disfrutar de la primera temporada de una buena serie.
En ¡Vaya tele! | 'El Príncipe', una propuesta en crecimiento
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