Con motivo de la vuelta a la emisión de Felicity, del admirado J.J. Abrams, otra vez en Cuatro (ya la emitieron hace dos años), he leído esta mañana una información que desgranaba las relaciones entre esta serie, que ya tiene diez años, y las posteriores Alias y Perdidos. No soy seguidora de las teorías que rodean las producciones de este hombre aunque me gusten sus series y, de hecho, me harté de ver Felicity, ahora me recreo en Perdidos y jamás se me habría ocurrido que hubiera entre ellas más relación que la de Abrams.
Las conexiones argumentales y temáticas empiezan con la interpretación que dice que Alias parece una adaptación de Felicity pero con el espionaje de por medio. Felicity también parece que anticiparía los problemas personales y sociales en los que Abrams profundizó en Perdidos. Ben, el chico guapo, estudia medicina y Jack es médico; ambos comparten un padre alcohólico. A mí estas cosas me parecen pilladas por los pelos pero cada vez hay más gente que se dedica a desarrollar estas interrelaciones elevando de forma estratosférica el mito de J.J. Abrams.
Da la sensación de que este señor nació con una serie tatuada en el cerebro y, desde entonces, ha estado creando y produciendo lo mismo cambiando ciertas cosas. Por otro lado, quitarle mérito a Abrams sería injusto porque es uno de los grandes de la televisión actual. Nos gusten o no sus producciones lo cierto es que ha revolucionado el panorama. ¿Con qué nos quedamos? ¿Realmente es tan bueno como parece? ¿Sólo ha tenido suerte? Lo cierto es que ha conseguido que mucha gente revise una y otra vez sus series buscando conexiones y eso, la verdad, tiene mérito.
Vía | Ebremedia (cat.) En ¡Vaya Tele! | Primera impresión tras el episodio piloto de Fringe
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