Bravo y viva. Ayer regresó 'El Ministerio del Tiempo' esa serie que ha logrado que algunos, afortunadamente, se hayan dado cuenta de que en España también se saben hacer buenas series. Y hemos de reconocerlo, estamos entusiasmados, no sólo por volver a disfrutar de las aventuras de los personajes creados por los hermanos Olivares, sino también porque las audiencias, ay qué susto, esta vez han acompañado, y ese 14,6% y esos casi tres millones de espectadores nos saben a gloria.
Pero no queremos hablar de audiencias ni centrarnos en un análisis de este arranque. Esto lo dejaremos para un poquito más adelante. Para abrir boca con esta gran serie nos vamos a fijar en uno de sus ingredientes principales que tienen mucha culpa de haber encontrado un equilibro perfecto entre tonos: el épico, el dramático, el thriller, el histórico y el cómico. Y son todos esos guiños que adornan los capítulos y nos hacen disfrutar aún más de cada secuencia.
Velázquez y 'Terminator'
Uno de los personajes que más nos aporta a este tipo de guiños es Velázquez, al que da vida Julián Villagrán. Los guionistas rizaron el rizo haciendo que el autor de 'Las Meninas' pintara un cuadro en el que el personaje de Julián aparece caracterizado como Terminator. No nos perdamos ese debate cinéfilo entre Entrerríos y Velázquez, en el que el primero asegura que la película no está mal, pero es muy fantástica y Velázquez apostilla que la mejor es la dos. Como remate, tenemos la visita de ambos a una cita más que interesante: una conferencia sobre 'Velázquez y la Edad de Oro del Ejército español' y una despedida final: 'Sayonara, baby' que es la guinda definitiva.
'El Ministerio del Tiempo' es una serie bien hecha, entre otras cosas, porque tiene la inteligencia suficiente como para reírse de sí misma, dejando correr la acción mientras parece que guiña un ojo al espectador, al que nunca olvida. Sus ganas de hacerle partícipe están siempre presentes, como en ese otro momento en el que Salvador fantasea sobre la posibilidad de que se hiciese una serie de televisión, una idea que defenestra con un contundente "Sólo de pensarlo se me revuelve el estómago".
Instructiva y gamberra
La serie de TVE sabe usar su tono gamberro para dejarnos perlas de todo tipo. En el capítulo de ayer, se jugó con la idea de que El Cid era un impostor, un hombre del siglo XX, un agente del Ministerio. Ver al Cid estudiando el 'Cantar de Mío Cid' era bastante divertido, al igual que todos los halagos que se dedicaban la colección de guerreros que tuvimos la ocasión de ver juntos y, por supuesto, las referencias al ADN, que parecía el Santo Grial hecho carne.
Aunque, seguramente, una de las secuencias preferidas de cualquier espectador fue la que tuvo como protagonista al mismo Charlton Heston. No sé porqué, no creo que este actor le caiga demasiado bien al equipo de escritura de la serie. Preguntar sobre los rifles en la Edad Media o la relación entre El Cid y Colón vino a ejemplificar el desconocimiento que una parte de los estadounidenses tienen de la historia ajena, una temática que les importa más bien poco. Algo a lo que Menéndez Pidal, su interlocutor, no daba crédito, como bien resume la frase: "Este hombre, si nace más simple, nace botijo".
La consulta de la locura
Cualquier momento es bueno para insertar un chiste o una referencia para los espectadores más avispados. Algunos de ellos los tuvimos con esa subtrama que resultó casi cómica en la que Julián pasaba consulta a todo tipo de personajes históricos. Que Blas de Lezo, un hombre con tantos problemas físicos, sólo tenga que preocuparse por su tensión, es muy divertido.
Por no hablar de uno de los guiños más aplaudidos de la noche, la aparición de David Sainz, "el Negro" de 'Malviviendo'. Interpretó a un guerrero enfrentado a los romanos, que nos habla de las formas de malvivir en esa época tan dura, y del amor por los colegas, que son lo más importante. Un homenaje pero que muy bonito de una serie de prime time para un pedazo de webserie que, como todas las que viven en Internet, no lo tiene nada fácil.
Vamos a incluir un último guiño que habéis apuntado muy sabiamente en los comentarios. ¿Quién si no Ramón Langa podía hacer un homenaje a Bruce Willis, el actor que tantas veces ha doblado y pronunciar ese "Yipikayei hideputa" que nos remite inmediatamente a 'La jungra de cristal'?
En ¡Vaya Tele! | 25 razones por las que TVE debería renovar 'El ministerio del tiempo'
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