El hecho de que 'El ministerio del tiempo' renovase por una segunda temporada el pasado 24 de marzo trajo consigo una buena noticia adicional al hecho de tener garantizada su continuidad, ya que los muchos seguidores que tiene la serie ya podíamos verla con total tranquilidad y limitarnos a disfrutar con esta joya televisiva. Algunos quizá no le den demasiada importancia a este hecho, pero el estrés al respecto no dejaba de ir a más y yo no pude recibir mejor esa tranquilidad de que no nos iban a dejar tirados.
Como recordaréis, ya os comenté mi opinión sobre 'El ministerio del tiempo' tras la emisión de su primer episodio hablando del mejor inicio posible, pero es que luego la serie ha crecido aún más hasta alcanzar su punto álgido anoche con la emisión del último capítulo de la primera temporada. Y es que estamos ante un final antológico que se aprovecha de la mitología que ha ido desarrollando con calma para dejarnos con la inmediata necesidad de ver una segunda temporada que aún tardará mucho en estrenarse.
'El ministerio del tiempo', un gran final de temporada
Sé que me repito, pero bravo, bravo y bravo otra vez. Ya en 'Tiempo de Venganza' me quedé con ganas de decirlo pese a algún error puntual, pero con 'La leyenda del tiempo' han vuelto a superarse en todos los frentes, ya que hasta han tenido que hacer frente a muchísimos frentes sin la ayuda de la pantalla dividida y han salido increíblemente airosos, porque controlar lo que sucede a todos los personajes, que cada uno encuentre su voz dentro del capítulo y hacerlo sin resultar lioso o confuso en ningún momento tiene un gran mérito.
Eso sí, será mejor que vayamos por partes y empecemos por las apariciones puntuales de este capítulo, ya que 'El ministerio del tiempo' ha vuelto a demostrar que no existe serie en la televisión española que cuide tanto a los personajes episódicos, tanto por la búsqueda de cierto parecido físico como por el hecho de elegir a un actor capaz de bordar el personaje y que realmente pensemos que son las personas reales a las que interpretan.
Es injusto destacar solamente a uno, pero está claro que la gran estrella de ayer en ese apartado fue Ángel Ruiz como Federico García Lorca, tanto por el gran trabajo del actor como por la forma de utilizar al personaje y su obra y también por la inclusión de escenas oníricas que crearon un mayor lazo entre él y Julián. He de confesar que al principio temía algún posible giro de guión un tanto tramposo como resultado de ello, ya que 'La leyenda del tiempo' ha sido el episodio que mejor ha sabido manejar el misterio y la emoción alrededor de la situación a la que han de enfrentarse Alonso, Amelia y Julián.
No obstante, 'El ministerio del tiempo' no ha recurrido a trucos baratos por mucho que hubiera un momento en el que parezca que hay más traidores que en todas las temporadas de '24' juntas, ya que tampoco ha dejado de lado su característico humor -el simpático cameo de Jordi Hurtado o la reacción de Alonso tras ver parte de la representación de 'Don Juan Tenorio'- y en realidad todos los giros encajan con lo visto hasta ahora. Además, abren la puerta a un futuro en el que todas las rigideces salten por los aires, una posibilidad tan fascinante como peligrosa.
El tiempo es el que es para Julián
Una cosa que iba llamándome más la atención a medida que veía nuevos episodios de 'El ministerio del tiempo' era que Julián parecía reprimir su trauma personal a través del humor, algo que nos ha ofrecido grandísimos one-liners, pero que corría el peligro de acabar convirtiéndose en una especie de cliché. Por eso me alegré cuando el recuerdo de Maite volvió a atormentarle, y no porque quisiera verle sufrir, sino porque era ahí donde el personaje podía dar un paso de gigante hacia algo creo que inédito en la ficción televisiva española.
Imagino que serán muchos los que hayan llegado a la conclusión de que 'El ministerio del tiempo' es una serie muy determinista tras descubrir que Julián no sólo no logra evitar la muerte de su amada, sino que es el principal responsable de la misma. Seguro que no era el único que se olía que iba a suceder algo así -personalmente me parecía un tanto excesivo la posibilidad de que fuera él quien atropellara a Maite- y tampoco el único que habría odiado de por vida a RTVE si hubiera cancelado la serie, pero lo realmente interesante es cómo va a reaccionar tras ese duro golpe, y no tiene pinta de que vaya a ser precisamente bien.
Lo que sí me llama la atención es que no tengo del todo claro que ese determinismo haya sido algo intrínseco hasta ahora, pues ya salvaron al hijo de Alonso de Entrerríos y también evitaron la muerte en la hoguera de Abraham Leví. La gran duda que me queda entonces es cuáles son las reglas exactas de qué se puede cambiar y qué está fijado y no hay nada que pueda cambiarlo, aunque algo me dice -las palabras de ánimo de Alonso- que Julián volverá a intentarlo...
No es algo que me haya molestado y tampoco necesito una explicación directa -estirándolo mucho, podría decirse que era un evento grabado a fuego por algún motivo, ya que incluso es merecedor de un sueño premonitorio por parte de Federico García Lorca-, pero me encantaría que se incidiera en ello de una forma u otra en el futuro, aunque quizá todo se reduzca a la pregunta que se planteó en 'Tiempo de pícaros' sobre si el 'Lazarillo de Tormes' hubiera llegado a escribir de no haber sido por ellos.
Los días del futuro pasado de Amelia
Hace ya varios episodios que empezaron a plantarse las semillas de cara a una posible relación romántica entre Amelia y Julián y en el episodio ha alcanzado su punto álgido, siendo uno de los grandes aciertos el descubrimiento por parte de Amelia de sus sentimientos hacia Julián sucediera en paralelo a la decisión interior de él de rescatar a Maite al precio que sea. Esa disonancia entre el acercamiento por un lado y alejamiento insalvable por otro ha dado aún más fuerza al doloroso desenlace.
No obstante, la protagonista ahora es Amelia, de lejos el personaje más engimático de los tres, algo que en parte se logró al ser de la única de la que se nos reveló su destino final. El drama al respecto ha ido aumentando de forma paulatina hasta que el inesperado encuentro con su nieta ha hecho que abra los ojos al menos momentáneamente. Eso sí, no me importaría lo más mínimo que esto se deje parcialmente de lado para iniciar una posible alianza con Lola -¿estará emparentada con Amelia?- e Irene.
El necesario final feliz de Alonso
No todo iba a ser doloroso para nuestros protagonistas y quizá lo más sorprendente es que sea precisamente Alonso, el que lo resuelve todo a golpes -maravillosa la escena en la que descubre qué es el boxeo- y dejando la sutileza de lado, el que encuentre la paz interior y solucione los problemas de su familia, primero de su hijo y más tarde de su esposa en una excelente secuencia que ha combinado a la perfección la emotividad y el toque ligero.
Este punto ayuda a transmitir cierto optimismo al espectador dentro de la tragedia y evitar cualquier posibilidad de que 'La leyenda del tiempo' pecase de una sobrecarga dramática durante su tramo final. Además, lo es sin ser en ningún momento una concesión al espectador y completa la evolución de Alonso, que ha ido aclimatándose poco a poco a los cambios de nuestro tiempo y ha sabido aplicarlo en lo que realmente es más importante para él.
En definitiva, 'El ministerio del tiempo' se ha ido de vacaciones por todo lo grande con un magnífico episodio que funciona en todos los frentes, tanto a nivel episódico como en la necesidad de darnos ese algo más que convierta las ganas de saber más de ese universo en una necesidad. Sé que no es una serie perfecta, pero sí tiene el talento necesario para que su pasión por hacerlo todo lo mejor posible consiga que sus defectos simplemente no me importen.
En ¡Vaya Tele! | 'El ministerio del tiempo', el mejor inicio posible
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