Uno de los rasgos característicos de prácticamente toda serie es que resulta imposible mantener un nivel uniforme a lo largo de todas sus temporadas. Ya sea porque hay momentos en los que los guionistas están especialmente inspirados o justo todo lo contrario, la realidad es esa, siendo algo más o menos evidente en función de cada serie. El caso de 'Misfits' no podría ser más representativo de esto, ya que tardó bien poco en pasar de serie la serie inglesa de moda a una amasijo de tramas sin apenas interés que fue perdiendo con rapidez a una parte importante de sus seguidores.
Ya casi ni recordaba que os había comentado mi parecer sobre parte de la cuarta temporada de 'Misfits', ya que sencillamente no logro acordarme de prácticamente nada relacionado con ella más allá de la brutal decepción que supuso --y eso que ya en la tercera se notaban no pocos síntomas de agotamiento--. Es por ello que he tardado tanto en echar un ojo a la quinta y última temporada de la serie que llegó a su final el pasado 11 de diciembre. Su visionado ha acabado siendo mucho más agradable que el de su inmediata predecesora, pero eso no quiere decir que destaque positivamente o que haya supuesto un cierre digno para 'Misfits'.
Personajes más unidos, tramas igual de irrelevantes
Aunque no recuerde ahora mismo grandes detalles al respecto, mi memoria sí alcanza a decirme que una de las cosas que más me molestó de la cuarta temporada fue la sensación de que los protagonistas iban demasiado cada uno por su lado, dejando así la sensación de ser una amorfa mezcla de tramas no demasiado inspiradas. Eso ha cambiado en la quinta temporada, donde incluso detalles relativamente desconectados del resto --la trama en la que Alex es castigado por no ser justo a la hora de elegir a las personas a las que despoja de sus poderes teniendo sexo con ellas-- acaban afectando al resto.
Por desgracia, la serie no ha sabido reconciliarse con el tono anárquico que siempre ha tenido, pero que solamente ha funcionado en todo su esplendor cuando han contado con personajes realmente estimulantes --es imposible no echar de menos a Simon, Nathan o Kelly-- protagonizando tramas que no solían tener mucha continuidad, pero que funcionaban muy bien individualmente. El problema con esta última temporada ha sido que los personajes han mejorado ligeramente, lo cual nos ha dado momentos puntuales bastante simpáticos --el vigilante declarando su amor a Finn o el hecho de recuperar uno de los running gags de antaño con la no muerte del primero-- que han hecho más llevadero el visionado de cada episodio, pero insuficientes para dar forma a un todo que nos importe lo más mínimo.
El otro detalle que me desconcertó es que durante la práctica totalidad de los ocho episodios no se ha conseguido transmitir en ningún momento que esto era el final de 'Misfits', sino meras aventuras en las que intentar explotar ese extraño cóctel de drama y comedia que siempre ha sido la serie. Es aquí donde mi total desconexión emocional con los personajes ha sido clave, ya que ni siquiera los problemas familiares de Rudy --o el sufrimiento de su versión anciana-- me interesaron. Además, los intentos de dar cierta profundidad a Abbey no terminaron de funcionar y eso que la serie lidió con bastante corrección con una trama tan peligrosa como la del amigo invisible.
La épica de baratillo del final
Aunque ya habían sido introducidos en diferentes momentos de la quinta temporada, los grandes villanos del episodio final me siguieron dejando la sensación de pegote necesario para cumplir la necesaria cuota de épica en la series finale. Únicamente en el caso de Helen se consiguió insuflar una necesaria dosis de dramatismo al asunto por su vinculación emocional con Rudy 2 y la decisión que éste toma. El resto fue tan aleatorio, por mucho que se hubiese plantado alguna pequeña semilla sobre que eso podría suceder, que perfectamente podría haber formado parte del argumento de cualquier otro episodio.
De hecho, todo el episodio en sí fue un 'What if...?” un tanto cobarde --por no hablar de la pobre excusa utilizada con Jess para que esto pudiera suceder-- para tener la excusa de poder desmarcarse con algo más elaborado a nivel emocional, pero al mismo tiempo renegando en casi su totalidad de ello cuando todo vuelve a la normalidad. Bueno, una normalidad relativa, ya que los Howard Overman hace un poco de troll sugiriendo la posibilidad de que los protagonistas adquieran nuevos poderes gracias a una segunda tormenta misteriosa. ¿Una posible secuela en forma de cómic --muy de moda en los últimos años--? Pues podría ser, pero que no cuenten conmigo.
Apuntes finales
En líneas generales, puede decirse que la última temporada de 'Misfits' ha conseguido el mínimo exigible de entretener --aunque sin grandes alardes--, pero más allá de eso no hay mucho que rescatar en lo que debería haber sido una despedida memorable y ha acabado siendo un trámite resuelto con poco brillo. Será mejor quedarnos con el muy buen nivel mostrado en las dos primeras temporadas e intentar olvidar los numerosos problemas que fueron surgiendo después.
En ¡Vaya Tele! | La quinta temporada de 'Misfits' será la última
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