Era la intención de Paco Arango, su showrunner, que reconocía beber de 'Friends' para inspirarse e intentar conseguir que una ficción española mirara de igual a igual a ésta y otras grandes sitcoms americanas. Y lo consiguió con creces: con su entrañable personaje Chubi, el extraterrestre protagonista de 'El Inquilino' consiguió ponerse al nivel de 'Friends' en dosis de humor y genialidad y superar a 'Alf' como el marciano más adorable y popular. Las cifras hablan por sí solas: un debut ante más de cuatro millones de espectadores y un 21,3% de share de media con los que Antena 3 compitió dignamente frente a su principal rival -Telecinco- que entonces emitía 'Siete Vidas'.
Aunque contaba con un gran reparto liderado por Jorge Sanz, en el cúlmen de su etapa televisiva, ni grandes como Pilar Bardem, Luis Varela o Pablo Carbonell consiguieron hacer sombra a Chubi, un personaje con carisma, pese a ser sólo una animación en 3D. Y es 'El Inquilino' compartió efectos especiales con 'Ala...Dina', otro éxito de Paco Arango y la productora Calcon.
La digna sucesora de 'Cosas de Marcianos'
'El Inquilino' fue una apuesta arriesgada que nadaba entre géneros (la ciencia-ficción y la comedia más pura) para retratar las vivencias de un extraterrestre en la Tierra. Pero no era un simple visitante, como los de 'V', sino un invasor de ultracuerpos -un genial guiño a la mítica peli de terror de 1978- que, perdido en un viaje interestelar, acaba aterrizando en Madrid y poseyendo el cuerpo de Leo (Jorge Sanz) -un escritor mujeriego y alcohólico que acaba de morir en un accidente de coche- para poder sobrevivir. Y es que nuestro planeta se tornaba hostil para su especie al cabo de las 24 horas. Así podía salir y entrar a su antojo del cuerpo receptor y provocar situaciones de lo más marcianas -nunca mejor dicho- con las compañeras de piso de Leo (Marian Aguilera y Déborah Izaguirre).
Aunque a priori cabría pensar que es imposible que una serie española de hace ya diez años consiguiera resolver esta trama sin que pareciera demasiado artificial ni pasar a los anales de las historia como un despropósito, el resultado no pudo ser más convincente. Tanto que llegué a preguntarme si algunas de mis compañeras de piso no serían también inquilinas de otro planeta.
Y es que contaba con la tecnología informática más puntera, apoyándose en animaciones 3D en lugar de tirar de muñeco, como hicieran con 'Alf' o evitar resolver el peliagudo tema de la apariencia alienígena, como en 'Cosas de Marcianos'. Y no fue éste el único aspecto en el que fueron claramente superiores a la sitcom de NBC: ni la vis cómica de John Lithgow o la extravagancia de French Stewart podían con Jorge Sanz y su interpretación del extraterrestre-humanoide. Chubi y Jorge se hicieron uno y costaba distinguir dónde acababa el personaje y donde empezaba el actor. Sin duda, su trabajo más recordado y su mayor logro interpretativo, pese a que sólo tuvo trece capítulos para dar vida a este maravilloso hombrecillo verde que siempre estará en nuestro recuerdo.
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