Antes de que empezara la sexta temporada de 'Juego de tronos', David Benioff y D.B. Weiss explicaron que iba a ser la temporada de las mujeres. Casi todos los personajes que entraban más en la clasificación del héroe típico y clásico de estas historias habían muerto, y los que quedaban al frente del juego de poder eran los que habían sobrevivido porque nadie los consideraba amenazas reales: los "tullidos" y las mujeres.
Éstas últimas son las que han ido asumiendo cada vez mayor protagonismo y relevancia con el correr de los episodios y las temporadas. De empezar sometidas al poder masculino en todas las facetas, buscando otras maneras de ganar cierta influencia y agencia sobre sus vidas, han evolucionado hacia personajes que demuestran abiertamente su poder y que se hacen oír. Sus compañeros pueden no escucharlas, pero ellas no dejan de expresar sus ideas. Y es Sansa Stark la que mejor representa ese paso hacia el centro de la serie.
Sansa, de niña a mujer
La hija mayor de Ned y Catelyn Stark era, al principio de la serie, la que representaba el arquetipo de las princesas en las historias de fantasía épica de corte medieval. Sansa sólo pensaba en caballeros que ganaran su favor en un torneo, en gestas inmortalizadas en canciones, en hermosos vestidos y en casarse con un apuesto príncipe, que era la idea que quería proyectar sobre Joffrey. No era más que una niña con pájaros en la cabeza, que es por lo que muchos fans no terminaban de encontrarle la gracia al personaje.
En los libros, Sansa Stark ha sido siempre de los personajes con menos seguidores. El espíritu luchador y rebelde de Arya es mucho más atractivo de primeras, y la manera en la que Sansa confía en Cersei y en Joffrey, no queriendo ver su lado cruel, desesperaba a muchos lectores y a muchos espectadores de la serie de HBO. Pero, como ocurre con el resto de la familia Stark, la vida le reserva todas las desgracias imaginables, de las humillaciones de Joffrey a su boda forzada con Tyrion (que, francamente, habría sido el mejor marido para ella), su huida con Meñique al Valle y, después, ese matrimonio con un sádico manipulador y psicópata como Ramsay.
Es esa última situación la que representa la evolución definitiva de Sansa. Ha tenido que crecer y madurar a golpes, bastante literalmente, y ya no quiere ser más el títere de nadie. Todas sus conversaciones con Jon en 'Battle of the bastards', el noveno capítulo de la sexta temporada, demuestran que Sansa ve con mayor claridad que nadie cuál es la situación en la que se encuentran. Jon está todavía influido por las enseñanzas de Ned Stark sobre el honor y la lealtad; Sansa es muy consciente de que el mundo no funciona así y de que no hay que seguirlas a rajatabla si se quiere sobrevivir.
Y, además, ella tiene la experiencia de primera mano de cómo es Ramsay. La tozudez de Jon en no escucharla casi los lleva a una humillante y terrible derrota. Sansa ya no es una niña. Aunque todavía tenga cosas que aprender, es una adulta con su propia independiencia y sus propias opiniones, y también sabe perfectamente en qué tipo de mundo se mueve. Ya nadie puede ignorarla.
Las reinas de 'Juego de tronos'
Sansa se suma así al club de personajes femeninos con presencia y fuerza de la serie, un club presidido desde el principio por una Daenerys que cada vez mira más de cerca el mismo abismo de crueldad en el que cayó su padre. Es verdad que su trama nunca parece llegar a donde se encaminaba desde el principio (a su regreso a Poniente), pero por el camino estamos viendo a una conquistadora que tiene que aprender a ser reina.
En Daenerys están confluyendo muchas de las líneas argumentales que, hasta ahora, la serie había mantenido separadas, como la pugna por la sucesión en las Islas del Hierro. Yara Greyjoy es otra de esas mujeres que ha dado un paso al frente en 'Juego de tronos', alguien que se presenta con autoridad, con la seguridad de que sabe lo que hace y de que su palabra cuenta.
La conversación entre Yara y Daenerys (además de dejar ese divertido y evidente flirteo) explicita la situación en la que se encuentran los personajes femeninos en la serie. Ninguna mujer ha reinado nunca en las Islas del Hierro ni en Poniente y, además, ambas son hijas de hombres crueles y locos que, desde luego, no deberían haber sido reyes. Sansa también lo deja bien claro en su discusión con Jon: ningún noble del Norte va a hacerles caso porque él es un bastardo y ella, una chica.
La importancia de las nuevas generaciones y de las mujeres en el tramo final de la serie queda también bastante claro en Lyanna Mormont, la nueva favorita de las redes sociales por su discurso directo y su poca paciencia para los circunloquios habituales entre los nobles. Y porque no es más que una niña y, aún así, transmite mucha más autoridad que aguerridos soldados.
Las mujeres de Poniente tienen muchos menos delirios de grandeza, son más prácticas y han aprendido a sobrevivir y hasta a ganar cierto poder en situaciones mucho más adversas que los hombres. Y hacen realidad aquel chiste que 'Saturday Night Live' hacía en 2008 sobre las críticas a Hillary Clinton porque era una "bruja", una bitch: "Bitches get stuff done".
En ¡Vaya Tele! | Todo sobre la sexta temporada de 'Juego de tronos'
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