Vosotros, fans de esa serie que nunca deja de maravillarnos, llamada 'Mad Men', ¿habéis oído decir alguna vez a otros fans/comentaristas/gente que pasaba por allí que Peggy Olson es la nueva Don Draper? ¿Y qué quiere decir eso exactamente? Peggy no es sólo uno de nuestros personajes favoritos de 'Mad Men' por la estupenda evolución que ha vivido a lo largo de las seis temporadas, sino que, además, tiene mucha importancia respecto a la integración de la mujer en el mercado laboral, como una igual al hombre, algo que, en muchos aspectos, todavía no se ha alcanzado.
Peggy, interpretada brillantemente por Elisabeth Moss, comenzó siendo la tímida y solícita secretaria de Don Draper. Una mujer ambiciosa pero demasiado educada para demostrarlo abiertamente. Con muchas ganas de crecer profesionalmente, rápidamente se encontró con ese otro tren llamado Joan que se dio cuenta de que tras su aspecto dulce había un león hambriento. Los magníficos momentos que nos dejó esa cesta de besos con la que Peggy salió del cascarón nos pusieron a esta chica en una nueva onda, una que iba creciendo y madurando, hasta convertirla en el personaje que hoy conocemos.
Don fue el mentor de Peggy, el hombre que confió en ella y que (a su manera) le ha enseñado el oficio de publicista, que implica mucho más de lo que ella podía imaginar. Y Peggy absorbió cada uno de esos conocimientos y, al final de la quinta temporada, voló sola, hacia una nueva empresa en la que se sintiera reconocida. Y empezó a codearse con los clientes y... llegó el capítulo seis de esta temporada para mostrarnos a una Peggy en lo más alto, rodeada de dos de sus hombres favoritos... convertida, por un momento, de nuevo en secretaria, una secuencia para recordar. Y después, se enfrenta a Don porque no quiere que influya negativamente en Ben Ted… ¿aunque no habíamos quedado en que la nueva Don era precisamente Peggy?
Enterrar el pasado para mirar al futuro
¿De verdad esta chica tan dulce se va convirtiendo en el hombre impasible? A lo largo de las pasadas temporadas, poco a poco, pudimos ir viendo cómo Peggy se volvía más dura con su trabajo, más exigente y puntillosa, tal y como a ella también le habían reclamado en sus proyectos. Cuando sintió que en SCDP no le valoraban como ella pretendía, se marchó a la competencia y ahí sufrió un auténtico despegue.
En esta temporada estamos viendo una Peggy que trata de afianzarse en su poder y de despegar como individuo hacia un desarrollo personal que le traiga la felicidad. Peggy gana más dinero, Peggy asiste a entregas de premios, Peggy va a comprarse un piso... pero está sola. No es capaz de crear verdaderos vínculos personales, ni siquiera con su novio, ese chico del que se avergüenza. Peggy vive cohibida y ahora, por si fuera poco, enamorada de su jefe, un hombre en el que ve (bendita idealización) todo lo que le gustaría que tuviera su pareja.
Pero para que Peggy se convierta verdaderamente en Don Draper, necesita algo más. ¿Cuál es el verdadero terror de Draper? Es un hombre que vive en una mentira, con una identidad que no es la suya, con pánico a que ese pasado le asalte y derrumbe su castillo de naipes. ¿Vosotros sabéis si a Peggy le puede pasar esto? Tan y tan bien juegan con nosotros los guionistas que no es difícil que olvidemos que sí, que Olson tiene un secreto, un hijo, esa criatura a la que su madre tiene presuntamente repudiada, fruto de una noche de amor (del primer capítulo de la serie ni más ni menos) con Campbell, el mayor deshonor y la mayor vergüenza. Tan oculto que no sería capaz de enumerar cuántos personajes conocen el secreto: Don, Campbell... y poco más. El pasado siempre vuelve y a Peggy le puede explotar en la manos.
Por ahí puede venir el apogeo de Peggy. Sería la guinda que acabaría por destruir (y renovar) al personaje. Tanto Peggy como Don sufren un bloqueo emocional evidente, que les impide mirar atrás, por miedo al vértigo que eso comporta. La insatisfacción se hace más enorme mientras su vida se llena de más cosas materiales. Estoy deseando ver hacia dónde nos lleva todo esto.
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