Peter Capaldi. Esta es la principal razón para ver la octava temporada de 'Doctor Who'. Y, lamentablemente, es prácticamente la única razón por la que está temporada merece salvarse del olvido. El pasado sábado concluyó la que probablemente sea la temporada más floja de la nueva andadura de 'Doctor Who', y es algo que da rabia ya no al mayor fan del personaje, si no hasta al más adepto de Steven Moffat.
Temporada de cambios
Siempre que hay una regeneración del Doctor, la serie aprovecha para darse un lavado de cara. Nueva cara protagonista es sinónimo de nuevo carácter, nueva personalidad y nuevo tono de las aventuras. Así que, en cierta medida, la primera temporada de un Doctor hay que asumirla casi como una nueva primera temporada de la serie. Un hecho que Moffat tuvo clarísimo cuando se encargó de introducir a Matt Smith en la quinta y Davies hizo lo propio con Tennant en la segunda. No es que lo anterior no contara, pero desde luego las inquietudes del protagonista varían, al igual que las del guionista.
Así, la introducción de Capaldi en el primer episodio de la octava temporada impacta. Está desorientado, no sabe muy bien qué hacer... y se ha vuelto un viejo cascarrabias que se encuentra con el rechazo de su companion, Clara, interpretada por Jenna Louise Coleman -situación que recuerda a la de Rose y Diez al comienzo de la segunda- y con que no es tan carismático como de costumbre.
El cambio más importante esta temporada es el de planificación de las historias. Los esquemas maquiavélicos de Moffat y compañía dejan paso a un tremendo esfuerzo por desarrollar a los personajes, y explorar la psique del Doctor. Un planteamiento que, si bien me parece muy adecuado, falla estrepitosamente al no hallar ya no un equilibrio entre historia y desarrollo acertado.
¿Cómo es el Doctor?
Esta es la pregunta que un Moffat agotado pretende explorar a lo largo de la octava temporada. ¿Es un héroe? ¿Es buena persona? ¿Es un general dispuesto a sacrificar todas las tropas posibles? Ninguna de estas preguntas es nueva, sino que son constantes de la serie desde los inicios de ésta. La diferencia es que esta temporada han usado este cambio de estilo para enfrentarnos dichas preguntas a través, sobre todo, del triángulo entre Danny Pink, Clara Oswald y Doctor.
Por cierto, que en este sentido no es nada extraño que el villano detrás de los misterios de la octava temporada de 'Doctor Who' sea The Master - Missy (Michelle Gomez), siendo probablemente una de las personas que más y mejor entiende al Doctor. Y todo el desarrollo de la temporada hace que la escena de despedida entre Clara y el Doctor sea como es.
La octava temporada tiene más sombras que luces, pero son las luces las que animan y entusiasman lo suficiente como para seguir viendo la serie. Sin embargo, la sensación general que me deja esta nueva temporada de 'Doctor Who' es que Steven Moffat está agotado. Ya no sólo en sus episodios, sino que también se le nota cansado a la hora de supervisar los de los demás. Si no no me explico el que episodios con historias y planteamientos que normalmente funcionan muy bien -como 'Time Heist'- no logren interesar ni enganchar al personal. Y episodios como 'Kill The Moon', pese a ser estupendos, no logran darnos todo lo que suele dar la serie.
Una pena porque el reparto está espectacular, lo cual me hace preguntar si además del relevo actoral la serie necesita uno detrás de las cámaras.
Teaser del especial de Navidad de 'Doctor Who'
Nick Frost, de Papá Noel, no hace falta decir mucho más.
En ¡Vaya Tele! | 'Doctor Who' y la deconstrucción del Doctor y Clara
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