El mockumentary es un género que aprovechando la técnica del documental realiza una crítica irónica sobre el tema que trata, llevando la sátira hasta el extremo. Este formato aprovecha un lenguaje conocido por el espectador como es el del documental y que todos tenemos asociado a la credibilidad y plasma así historias que sirven para analizar cuestiones de actualidad, abordando los asuntos más escabrosos desde el punto de vista de la comedia.
El inicio del género se sitúa en Orson Welles y en su experimento radiofónico de La guerra de los mundos (1938). Desde entonces las referencias al género han ido creciendo. En la actualidad, el cine ya ha explotado el formato y el último y quizá el más polémico ejemplo haya sido Borat, aunque en ese formato ya hay toda una tradición.
La televisión también se apunta a este género en auge y en la actualidad hay series de éxito que desarrollan la fórmula del mockumentary. The Office (cualquiera de las versiones), muestra los entresijos del mundo laboral gracias a las grabaciones realizadas en una pequeña oficina. Las cámaras recogen los secretos, los silencios y los abusos de un equipo de trabajo liderado por un inmenso Steve Carell. Trayler Trailer Park Boys muestra la vida de la gente en un marginal parque de caravanas en Halifax (Canadá), abordando temas como la delincuencia y la pobreza. Curb your entusiasm enthusiasm, de Larry David, también se inscribe en este género. Incluso Arrested development, que desgrana las miserias, el egoísmo y el odio al fracaso del estilo de vida americano.
Un género cuya vertiente más interesante, desde mi punto de vista, es que exige al espectador, y al mismo tiempo necesita de él, un posicionamiento, una mirada y la capacidad de crítica. El mockumentary huye del espectador pasivo y, asentado en la crítica, busca crear una polémica que deje al descubierto los aspectos más corrosivos de la sociedad actual.
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