Desaparecida, en La 1, ha sido uno de los estrenos más sólidos de la temporada. Planteada como la búsqueda de una adolescente, la serie refleja aspectos sociales del entorno y recurre de forma sutil a los recursos que perduran en el imaginario colectivo y que hacen que lo que sucede nos resulte conocido.
Quizá el aspecto más positivo de la serie sea el hecho de que se haya evitado mostrar imágenes más o menos truculentas de la desaparición de la chica. Este tipo de secuencias habrían convertido el producto en un dramón, mientras que el éxito de la serie consiste en quedarse en el drama. Con interpretaciones sólidas, el desarrollo de la serie ha mejorado el papel de Luisa Martín, que en un principio estaba algo sobreactuada.
Se achaca parte del éxito de la serie a que se estrenó coincidiendo con la desaparición de la niña británica en Portugal, pero La 1 ha sabido no sacar partido a la coincidencia. La producción, aunque cara, no es efectista y sabe mesurar los gastos sin caer en la espectacularidad fácil. La proliferación de exteriores está más que justificada. Quizá se haya descuidado el diseño del cuartel de la Guardia Civil, que destaca por ser demasiado simple y que contrasta con el resto de decorados, mucho más cuidados.
Supongo que Miguel Ángel Solá nunca agradecerá bastante el haber dejado R.I.S. por Desaparecida porque, siendo policía en las dos, en esta serie tiene un papel más serie y verosímil que en la de Coronado. Sólo queda pedirle a La 1 que procure mantener la calidad de la serie, respetando el horario y gestionando mejor los cortes de publicidad, que resultan verdaderamente insoportables.