Sé que iniciar un análisis con esta afirmación ya en el titular es algo atrevido, pero es la sensación que tengo cada vez que veo un episodio de 'Derek'. Esta serie británica está creada, escrita y dirigida por Ricky Gervais y tras su estreno hace un par de años ha vuelto recientemente por una segunda temporada en Channel 4, coproducida y retransmitida también por Netflix. Y tras ver los seis episodios de la segunda sumándolos a la sensacional primera temporada no tengo ninguna duda de que 'Derek' ensombrece por completo a cualquiera de las otras creaciones del cómico inglés.
Y teniendo en cuenta el curriculum de Gervais es mucho mérito con obras como 'The Office', 'Extras', 'Life's too short' o esos experimentos geniales como 'An Idiot Abroad' o 'The Ricky Gervais Show'. Series y programas de gran calidad y cuya ordenación cronológica coincide con su calidad creciente. Una gran muestra de cómo el artista no ha parado de evolucionar y su 'Derek' supera con creces todo lo anterior.
Pero vayamos al lío. 'Derek' es un falso documental centrado en Derek Noakes, un cuidador de una residencia de ancianos que parece que tiene algún tipo de autismo --aunque Gervais asegura que no tiene ningún tipo de discapacidad intelectual--. Derek trabaja duro y pone vida y alma en la residencia, ama los animales, Youtube y ver concursos y realities de la tele --en el piloto se pasó preguntando a las cámaras si eran de 'Secret Millionaire'--. A su lado está Hannah (Kelly Godliman), responsable de la residencia y Kev (David Earl) que no trabaja ahí, pero como si lo hicera ya que se pasa todo el día sentado en las butacas del salón.
En esta segunda temporada de 'Derek' nos encontramos con varias situaciones nuevas. Por un lado llega el padre de Derek (Tony Rohr); Tom (Brett Goldstein) y Hannah avanzan en su relación; Vicky (Holli Dempswy) vuelve para quedarse y, tras la marcha del encargado de mantenimiento -interpretado por Karl Pilkington- llega Geoff (Colin Hoult), desagradable sustituto que se dedica la mayor parte de su tiempo a incordiar. En este sentido, si Derek representa lo más puro, Geoff representa lo peor de la humanidad.
Derek y la pérdida
En cierto sentido hay dos mitades diferenciadas en la segunda temporada de 'Derek'. La primera mitad, algo más liviana, prepara a Derek para la segunda. Son unos episodios en los que vemos cómo Derek afronta los cambios: la marcha de Dougie, la llegada de su padre, la llegada de Geoff, la búsqueda de nuevo hogar junto a Kev... para luego a pasar a una bilogía final muy intensa donde nuestro protagonista se enfrenta a la pérdida y a la muerte de seres queridos. Son episodios en los que vemos al Derek más feliz haciendo lo que más adora como cuidar animales o ilusionado como tener una cita, para a continuación pasar a la tragedia.
Especialmente intenso, y lacrimógeno, es el quinto episodio. Aquí Gervais pone toda la carne en el asador para mostrarnos cómo afronta Derek la muerte de una mascota... para en el siguiente enfrentarnos a la de su padre. Es un gran mérito lograr este equilibrio perfecto entre la drama y la comedia. Mientras que en otras dramedias es algo que se nota bastante más forzado, aquí transcurre todo de manera tan natural como la vida misma.
En definitiva, la segunda temporada de 'Derek' ha sido superior a la primera y la muestra de que, probablemente, estemos viendo la mejor serie, con diferencia, de todas las que ha realizado Ricky Gervais hasta el momento. Una serie que, aunque se disfrace de comedia -y en cierto grado lo es- es capaz de revolucionarnos las emociones pasando de la diversión a la ternura y al dolor de una manera muy orgánica. Gervais retrata a la perfección lo que es la cotidianeidad de una residencia y toda la sobrecarga emocional que se da en ellas, no en vano gran parte de su familia trabaja en estas instituciones. Podríamos considerar entonces que es una de las obras más personales del cómico, y eso se nota.
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