Larga fue la esperada para poder ver 'Cuéntame un cuento' y luego apenas un mes ha sido necesario para ver los cinco episodios de esta peculiar revisión de varios cuentos clásicos por parte de Antena 3. Ya sabéis que acabé muy contento con la primera entrega, pero no tardé en descubrir lo irregular que acabó siendo su propuesta, tanto de un episodio a otro -con el de Blancanieves me llegué a plantear seriamente que quizá hicieron uno bueno, lo emitieron el primero y luego todo sería morralla- como incluso dentro de uno.
Para su despedida quedó la reimaginación de 'La bella y la bestia', una historia narrada en infinidad de ocasiones, pero que, seamos sinceros, casi todos nosotros recordamos por su adaptación en forma de clásico Disney de 1991. Como era de esperar si habías visto los cuatro episodios anteriores, se ha optado por un enfoque marcadamente realista en la que la pasión, el odio y la venganza ha vuelto a jugar un papel fundamental en el que se ha convertido en mi segundo capítulo favorito de 'Cuéntame un cuento' tras su reinterpretación de 'Los tres cerditos', aunque eso tampoco sea decir mucho.
Su sitio dentro de 'Cuéntame un cuento'
Son varios los rasgos comunes de 'La bella y la bestia' respecto a los cuatro episodios anteriores, tanto en lo técnico, donde se notan los esfuerzos para obtener un acabado visual muy superior a la media de la ficción televisiva española, como en el contenido, donde hay una marcada querencia por la sorpresa final, lo cual le ha restado empaque al estar el espectador anticipándose en todo momento a lo que podrían hacer para desviarse de la ruta conocida. Por suerte, en esta ocasión no ha llegado a dar la sensación de ser un pegote gratuito como sucedió en el caso de Caperucita Roja.
También se ha mantenido una línea constante en los guiones, donde se dejaba muy poco a la imaginación al optarse por incidir mucho en la utilización de diálogos de corte expositivo. La cuestión es que el talento de un actor puede elevar hasta cierto punto las limitaciones del libreto y es ahí donde 'La bella y la bestia' ha ganado muchos enteros gracias al buen trabajo de todos los intérpretes con cierto peso en la trama -ojalá el nunca suficientemente reconocido Manolo Solo hubiese tenido más presencia, eso sí-, siendo ahí donde más conveniente resultar elevarlo a un nivel similar al de 'Los tres cerditos'.
Por desgracia, el nivel técnico de la serie se estandarizó en el segundo episodio y de ahí únicamente ha logrado salir en instantes muy puntuales, quedándose un poco a mitad de camino de la lucidez visual y la apariencia plana. Este punto ha hecho que me fijase más en otros apartados y en este caso he de reconocer que, con la salvedad de que la solución utilizada para crear a la bestia hiciera que por momentos pensase más en 'El fantasma de la ópera', me gustaron los cambios en la historia.
Luces y sombras de 'La bella y la bestia'
La falta de un mayor arrojo visual me dejó bien claro que La Bestia interpretada por Aitor Luna no sufría ningún tipo de trastorno mental y que había algo raro que pasaba en su casa. La peculiar actitud de la criada -¿soy el único que en algún momento se acordó, salvando las enormes distancias, de la película 'Rebeca'?- y el ya mencionado hecho de que 'Cuéntame un cuento' apuesta de forma exagerada por querer sorprendernos al final fue ya lo que terminó de convertir su evolución argumental en algo previsible, aunque no tanto como en anteriores episodios, pues siempre quedaba la posibilidad de que su esposa, la bruja, no apareciera.
También se agradece que se vaya desgranando todo con cierta cordura y coherencia y que el buen hacer de Michelle Jenner y Aitor Luna ayuda a que la evolución de su relación sea lo suficientemente interesante como para compensar que vuelva a ver lo mismo de siempre y que siga siendo un tanto cuestionable que ella acabe enamorándose de él. Es un salto de fe imprescindible para la lógica interna de la historia, hasta el punto de que el narrador vuelva a ser tan insistente como es habitual en él para recalcar que los sentimientos de ella van cambiando.
Lo que no termino de entender del todo es el último detalle final con la esperada presencia de la voz en off haciendo las funciones de narrador, tanto por lo peculiar del mensaje que transmite como por el hecho de querer acabar con una nota que matice la -¿injusta?- felicidad de La Bestia. No me encaja demasiado bien -otro rasgo de la serie es su tendencia a forzar algunas cosas más de la cuenta-, pero al menos no consigue echar a perder un episodio con altos y bajos, pero con un bagaje general positivo.
Eso sí, al final no puedo decir que vaya a echar mucho de menos a 'Cuéntame un cuento', pues lo que podría haber sido una serie revolucionaria y de mucha calidad ha acabado siendo más una curiosa anécdota que al menos espero que sirva para que surjan otras propuestas diferentes que permitan que la ficción española siga evolucionando.
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