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Las simplificaciones, tremendamente útiles como toma de postura rápida y medio de broma, suelen esconder tanta verdad como mentira en ellas. Una de ellas, referida a la ficción nacional, es la que dice que sólo sabemos hacer un tipo de series. La parte de verdad es que, durante un tiempo reciente y guiados por una serie de productoras, esto ha sido así: caímos en el agujero negro de los melodramas familiares y llevamos ya 15/20 años con la turra.
La parte de mentira es que, en realidad, en España se han hecho muchos tipos de series. Pero que, como ocurre en otros campos culturales como la música, se ha hecho una nefasta labor de recuperación y conservación del pasado, hasta del más reciente. No hace tanto de producciones como ‘La Huella del Crimen’ ni de ‘Crónicas del Mal‘ y, sin embargo, no se ha aprovechado ni estudiado lo suficiente. Ni tan siquiera se ha hablado sobre ellas y deberíamos. El problema es que es difícil verlas de nuevo.
El terror autoconclusivo… pero el de producir algo para TVE
En general, en nuestra televisión se han cultivado más y mejor géneros que hoy se ven bien como miniseries bien como producciones de episodios cerrados, autoconclusivos y en proyectos conjuntos. ‘Crónicas del Mal’ es de esos, pero también es complicado que hubiese sido parido de otra manera: en general, al terror en televisión siempre se le ha preferido tratar así, no sólo en España sino también en EEUU, donde la tradición es mayor.
Pues eso: un poco de ‘Dimensión desconocida’ por aquí, otro poco de ‘Historias para no dormir’ por allá y un buen puñado de nombres conocidos y respetados en la dirección y en el reparto. Eso es lo que TVE le encargó a Mabuse, productora de un antiguo prohombre de la casa, Ramón Gómez Redondo, que se gasta una buena millonada en llevar a cabo la idea. Algo que, como es habitual en TVE, provoca que a ‘Crónicas del Mal’ le lluevan un buen puñado de críticas políticas antes de estrenarse.
El Ente, siempre con sus cosas… Gómez Redondo, que había sido Director de Programas de TVE, decide curarse en salud y da a cada uno de los trece episodios de los que consta la serie exactamente el mismo dinero. Para equilibrar aún más el asunto, Mabuse y la cadena toman la determinación de que los episodios del proyecto no pasen de 30 minutos. Y así es como ‘Crónicas del Mal’ se acerca aún más, en lo formal, a su gran referente, ‘The Twilight Zone’.
‘Crónicas del mal’: La huella del crimen… fantástico
La otra referencia que maneja la serie es una reciente en aquella época en TVE y que aún es válida hoy en día para muchas cosas: ‘La huella del crimen’. Como en la serie de sucesos y género negro que promovió TVE, en ‘Crónicas del Mal’ los productores y la cadena buscan el mayor prestigio posible trayéndose a directores renombrados del cine español. Esto, además, sirve para darles una nueva oportunidad en el cine fantástico, que en los 80 ha ido desapareciendo de las producciones nacionales por culpa de leyes culturales que concentran la subvención en unos pocos títulos y hunden el cine de género nacional.
Sin embargo, Gómez Redondo no consigue lo que sí logró Pedro Costa en ‘La Huella del Crimen’: que un buen puñado de los nombres atraídos al proyecto llamen la atención masiva del gran público. También es cierto que es más sencillo vender la España Negra que el terror nacional, pero falta en ‘Crónicas del Mal’ un Vicente Aranda, un Imanol Uribe o un Juan Antonio Bardem. Y aún así, los nombres que se ocupan de las historias son bastante apetecibles: Iván Zulueta volviendo a la televisión (y prácticamente, al oficio con el que hizo la película de culto por antonomasia del cine nacional, ‘Arrebato’); Antonio Drove, casi en su último trabajo televisivo, donde antes había probado fortuna con la necesaria ‘Curro Jiménez’; Ricardo Franco (director de ‘La Buena Estrella’); o Manolo Matjí, guionista de la adaptación de ‘Los Santos Inocentes’. O incluso el propio y ya mencionado Pedro Costa, quien ha dejado su nombre como guionista (‘La buena estrella’, ‘Amantes’) y productor (‘Juana La Loca’) en éxitos del cine nacional y sin el cual no se puede revisar nuestro pasado televisivo…
Junto a ellos actores como el omnipresente Sancho Gracia (quien además queda para el recuerdo en su transformación a monstruo), Manuel Alexandre, Javier Bardem y hasta Resines y Puigcorbé (otros sin los que no se entendería nuestra televisión, en lo bueno y en lo malo). ‘Crónicas del Mal’ fue una serie cara, sí, pero no se pudo decir que el dinero (unos 600 millones de pesetas), se desperdiciase.
Las trece historias
Emitida primero en TVE y luego en forma de reposiciones en canales digitales especializados en lo fantástico, ‘Crónicas del Mal’ tuvo trece oportunidades para demostrar que se podía volver a hacer terror televisivo en nuestro país:
- Su juguete favorito es el clásico episodio de niña y amiga imaginaria o no, con bebés de por medio, que siempre causan más malestar aún.
- El ascensor vuelve a tener hoy día todo el sentido del mundo, con las ambiciones inmobiliarias, los deshaucios y cómo nos perturban la vida los lugares que habitamos como leit motiv del episodio. También La visita abunda en el pasado de los lugares en los que vivimos y en cómo permanecemos ajenos a ellos porque a veces es lo mejor. Para rematar el aspecto hogareño e inmobiliario, La casa embrujada marca ya desde su título otro de los grandes temas clásicos del terror.
- El ojo que te ve es metatelevisión, con Ariadna Gil repitiendo en forma de pesadilla lo mismo que se emite en la pequeña pantalla, en concreto una película en blanco y negro de los 50. Y eso que por aquel entonces no se emitía ‘Sálvame‘…
- La puerta del éxito, dirigido por Ramón Gómez Redondo
Pedro Olea, es el episodio de Sancho Gracia. No es Jarabo, pero su interpretación de un monstruo vuelve a demostrar todo el talento que tuvo el actor… y lo bien que lo aprovechó nuestra televisión. - Compañeros en el crimen y Matar el tiempo son la fascinación cinematográfica por el asesino en serie y el crimen pero casi desde ángulos opuestos: el primero con Juanjo Puigcorbé como director de cine que consigue más y más éxito gracias a recrear los asesinatos realizados por Carlos Hipólito; y el segundo, con el peligro de creer que la realidad es como la ficción.
- En No habrá flores para los muertos también hay que rendirse ante otro de nuestros grandes actores, Manuel Alexandre, que aporta humor negro a la historia dirigida por Ricardo Franco sobre muertos que vuelven a la vida a llevarse a los suyos.
- La salida del laberinto y Una bola de nieve en el infierno afrontan otro de los grandes motores del género de terror: las visiones incomprensibles que esconden la verdad de lo que rodea a sus protagonistas.
- Cierran la tanda de episodios Un corazón solitario y Ritesti, ésta última dirigida por Iván Zulueta en una gran historia de un mal sueño del que no se puede escapar.
Hay, como en casi todos los proyectos similares, mucha irregularidad en ‘Crónicas del Mal’, pero también episodios brillantes e historias que, pese a que podían haber dado más de sí, no son desdeñables. Sin embargo, volvemos al principio del post: en este país se ha hecho una nefasta labora de conservación del pasado y ni siquiera TVE, acostumbrada a sacar a la venta este tipo de series, ha recuperado ‘Crónicas del Mal’ posteriormente. Esperemos que ahora que el archivo de la cadena va saliendo poco a poco a la luz también en internet y que, por ejemplo, podemos ver ya capítulos de ‘La huella del crimen’, alguien decida que ‘Crónicas del Mal’ merece ser recuperada.
Ficha Técnica: Crónicas del mal
Las simplificaciones, tremendamente útiles como toma de postura rápida y medio de broma, suelen esconder tanta verdad como mentira en ellas. Una de ellas, referida a la ficción nacional, es la que dice que sólo sabemos hacer un tipo de series. La parte de verdad es que, durante un tiempo reciente y guiados por una serie de productoras, esto ha sido así: caímos en el agujero negro de los melodramas familiares y llevamos ya 15/20 años con la turra.
La parte de mentira es que, en realidad, en España se han hecho muchos tipos de series. Pero que, como ocurre en otros campos culturales como la música, se ha hecho una nefasta labor de recuperación y conservación del pasado, hasta del más reciente. No hace tanto de producciones como ‘La Huella del Crimen’ ni de ‘Crónicas del Mal‘ y, sin embargo, no se ha aprovechado ni estudiado lo suficiente. Ni tan siquiera se ha hablado sobre ellas y deberíamos. El problema es que es difícil verlas de nuevo.
El terror autoconclusivo… pero el de producir algo para TVE
En general, en nuestra televisión se han cultivado más y mejor géneros que hoy se ven bien como miniseries bien como producciones de episodios cerrados, autoconclusivos y en proyectos conjuntos. ‘Crónicas del Mal’ es de esos, pero también es complicado que hubiese sido parido de otra manera: en general, al terror en televisión siempre se le ha preferido tratar así, no sólo en España sino también en EEUU, donde la tradición es mayor.
Pues eso: un poco de ‘Dimensión desconocida’ por aquí, otro poco de ‘Historias para no dormir’ por allá y un buen puñado de nombres conocidos y respetados en la dirección y en el reparto. Eso es lo que TVE le encargó a Mabuse, productora de un antiguo prohombre de la casa, Ramón Gómez Redondo, que se gasta una buena millonada en llevar a cabo la idea. Algo que, como es habitual en TVE, provoca que a ‘Crónicas del Mal’ le lluevan un buen puñado de críticas políticas antes de estrenarse.
El Ente, siempre con sus cosas… Gómez Redondo, que había sido Director de Programas de TVE, decide curarse en salud y da a cada uno de los trece episodios de los que consta la serie exactamente el mismo dinero. Para equilibrar aún más el asunto, Mabuse y la cadena toman la determinación de que los episodios del proyecto no pasen de 30 minutos. Y así es como ‘Crónicas del Mal’ se acerca aún más, en lo formal, a su gran referente, ‘The Twilight Zone’.
‘Crónicas del mal’: La huella del crimen… fantástico
La otra referencia que maneja la serie es una reciente en aquella época en TVE y que aún es válida hoy en día para muchas cosas: ‘La huella del crimen’. Como en la serie de sucesos y género negro que promovió TVE, en ‘Crónicas del Mal’ los productores y la cadena buscan el mayor prestigio posible trayéndose a directores renombrados del cine español. Esto, además, sirve para darles una nueva oportunidad en el cine fantástico, que en los 80 ha ido desapareciendo de las producciones nacionales por culpa de leyes culturales que concentran la subvención en unos pocos títulos y hunden el cine de género nacional.
Sin embargo, Gómez Redondo no consigue lo que sí logró Pedro Costa en ‘La Huella del Crimen’: que un buen puñado de los nombres atraídos al proyecto llamen la atención masiva del gran público. También es cierto que es más sencillo vender la España Negra que el terror nacional, pero falta en ‘Crónicas del Mal’ un Vicente Aranda, un Imanol Uribe o un Juan Antonio Bardem. Y aún así, los nombres que se ocupan de las historias son bastante apetecibles: Iván Zulueta volviendo a la televisión (y prácticamente, al oficio con el que hizo la película de culto por antonomasia del cine nacional, ‘Arrebato’); Antonio Drove, casi en su último trabajo televisivo, donde antes había probado fortuna con la necesaria ‘Curro Jiménez’; Ricardo Franco (director de ‘La Buena Estrella’); o Manolo Matjí, guionista de la adaptación de ‘Los Santos Inocentes’. O incluso el propio y ya mencionado Pedro Costa, quien ha dejado su nombre como guionista (‘La buena estrella’, ‘Amantes’) y productor (‘Juana La Loca’) en éxitos del cine nacional y sin el cual no se puede revisar nuestro pasado televisivo…
Junto a ellos actores como el omnipresente Sancho Gracia (quien además queda para el recuerdo en su transformación a monstruo), Manuel Alexandre, Javier Bardem y hasta Resines y Puigcorbé (otros sin los que no se entendería nuestra televisión, en lo bueno y en lo malo). ‘Crónicas del Mal’ fue una serie cara, sí, pero no se pudo decir que el dinero (unos 600 millones de pesetas), se desperdiciase.
Las trece historias
Emitida primero en TVE y luego en forma de reposiciones en canales digitales especializados en lo fantástico, ‘Crónicas del Mal’ tuvo trece oportunidades para demostrar que se podía volver a hacer terror televisivo en nuestro país:
Su juguete favorito es el clásico episodio de niña y amiga imaginaria o no, con bebés de por medio, que siempre causan más malestar aún.
El ascensor vuelve a tener hoy día todo el sentido del mundo, con las ambiciones inmobiliarias, los deshaucios y cómo nos perturban la vida los lugares que habitamos como leit motiv del episodio. También La visita abunda en el pasado de los lugares en los que vivimos y en cómo permanecemos ajenos a ellos porque a veces es lo mejor. Para rematar el aspecto hogareño e inmobiliario, La casa embrujada marca ya desde su título otro de los grandes temas clásicos del terror.
El ojo que te ve es metatelevisión, con Ariadna Gil repitiendo en forma de pesadilla lo mismo que se emite en la pequeña pantalla, en concreto una película en blanco y negro de los 50. Y eso que por aquel entonces no se emitía ‘Sálvame‘?
La puerta del éxito, dirigido por Ramón Gómez Redondo
Pedro Olea, es el episodio de Sancho Gracia. No es Jarabo, pero su interpretación de un monstruo vuelve a demostrar todo el talento que tuvo el actor? y lo bien que lo aprovechó nuestra televisión.Compañeros en el crimen y Matar el tiempo son la fascinación cinematográfica por el asesino en serie y el crimen pero casi desde ángulos opuestos: el primero con Juanjo Puigcorbé como director de cine que consigue más y más éxito gracias a recrear los asesinatos realizados por Carlos Hipólito; y el segundo, con el peligro de creer que la realidad es como la ficción.
En No habrá flores para los muertos también hay que rendirse ante otro de nuestros grandes actores, Manuel Alexandre, que aporta humor negro a la historia dirigida por Ricardo Franco sobre muertos que vuelven a la vida a llevarse a los suyos.
La salida del laberinto y Una bola de nieve en el infierno afrontan otro de los grandes motores del género de terror: las visiones incomprensibles que esconden la verdad de lo que rodea a sus protagonistas.
Cierran la tanda de episodios Un corazón solitario y Ritesti, ésta última dirigida por Iván Zulueta en una gran historia de un mal sueño del que no se puede escapar.
Hay, como en casi todos los proyectos similares, mucha irregularidad en ‘Crónicas del Mal’, pero también episodios brillantes e historias que, pese a que podían haber dado más de sí, no son desdeñables. Sin embargo, volvemos al principio del post: en este país se ha hecho una nefasta labora de conservación del pasado y ni siquiera TVE, acostumbrada a sacar a la venta este tipo de series, ha recuperado ‘Crónicas del Mal’ posteriormente. Esperemos que ahora que el archivo de la cadena va saliendo poco a poco a la luz también en internet y que, por ejemplo, podemos ver ya capítulos de ‘La huella del crimen’, alguien decida que ‘Crónicas del Mal’ merece ser recuperada.
El terror autoconclusivo… pero el de producir algo para TVE
- Su juguete favorito es el clásico episodio de niña y amiga imaginaria o no, con bebés de por medio, que siempre causan más malestar aún.
- El ascensor vuelve a tener hoy día todo el sentido del mundo, con las ambiciones inmobiliarias, los deshaucios y cómo nos perturban la vida los lugares que habitamos como leit motiv del episodio. También La visita abunda en el pasado de los lugares en los que vivimos y en cómo permanecemos ajenos a ellos porque a veces es lo mejor. Para rematar el aspecto hogareño e inmobiliario, La casa embrujada marca ya desde su título otro de los grandes temas clásicos del terror.
- El ojo que te ve es metatelevisión, con Ariadna Gil repitiendo en forma de pesadilla lo mismo que se emite en la pequeña pantalla, en concreto una película en blanco y negro de los 50. Y eso que por aquel entonces no se emitía ‘Sálvame‘…
- La puerta del éxito, dirigido por Ramón Gómez Redondo
Pedro Olea, es el episodio de Sancho Gracia. No es Jarabo, pero su interpretación de un monstruo vuelve a demostrar todo el talento que tuvo el actor… y lo bien que lo aprovechó nuestra televisión. - Compañeros en el crimen y Matar el tiempo son la fascinación cinematográfica por el asesino en serie y el crimen pero casi desde ángulos opuestos: el primero con Juanjo Puigcorbé como director de cine que consigue más y más éxito gracias a recrear los asesinatos realizados por Carlos Hipólito; y el segundo, con el peligro de creer que la realidad es como la ficción.
- En No habrá flores para los muertos también hay que rendirse ante otro de nuestros grandes actores, Manuel Alexandre, que aporta humor negro a la historia dirigida por Ricardo Franco sobre muertos que vuelven a la vida a llevarse a los suyos.
- La salida del laberinto y Una bola de nieve en el infierno afrontan otro de los grandes motores del género de terror: las visiones incomprensibles que esconden la verdad de lo que rodea a sus protagonistas.
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Título Original: Crónicas del Mal
Género: Terror
Cadena: La 1 (1992-1993)
Emitida en España: TVE y Alucine
Disponibilidad DVD: No
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