En ¡Vaya Tele! hemos venido realizando a lo largo del tiempo un repaso a diferentes aspectos del funcionamiento de la televisión americana para comprender mejor cómo se hacen las cosas al otro lado del charco. La última vez os comentamos cuál era el proceso para la creación de una serie, dando especial importancia a la temporada de pilotos y los pasos por los que un nuevo estreno acaba consiguiendo una temporada completa.
En esta ocasión queremos centrar vuestra atención en el proceso necesario para la realización de un único episodio -y, por extensión, de una temporada completa-, desde cómo se estructura todo antes de empezar a escribirlo hasta el momento en el que llegan a las cadenas para poder ser emitidos, ¿os animáis a descubrirlo o a comprobar si ya lo conocéis en su integridad?
En el vídeo de más arriba podéis ver perfectamente resumido todo utilizando para ello como ejemplo a 'The Americans', pero algo me dice que no todos los lectores controlarán a la perfección el inglés, así que vamos también a desgranar aquí todas las etapas. Como es lógico, la primera decisión, salvo en aquellas series de estreno -en ese caso su éxito determina la duración de la temporada-, es determinar el número de episodios que tendrá la temporada, siendo 13 y 22 las cifras más habituales.
El primer paso será que el showrunner establezca cuál es la historia que se va a contar durante la temporada y las partes más importantes de la misma junto a su equipo de guionistas. Luego confiará en alguno de sus guionistas para cada uno de los capítulos y llegará el momento de escribir el episodio. El tiempo apremia -es inviable que él lo haga todo-, que para una temporada suele tenerse el mismo tiempo que para rodar un blockbuster como el impresionante espectáculo que llegó hace poco a los cines.
Tras varios borradores -la cantidad oscilará según cada caso-, el libreto estará cerrado, por lo que llega el momento de asignárselo a un director y un director de fotografía para que vayan planeando cómo ponerlo en imágenes. Eso sí, el departamento artístico también tendrá que tener su copia para conseguir que la ambientación del episodio cuadre a la perfección, algo especialmente vital en las series ambientadas en el pasado. Todo tiene que encajar para no sacar al espectador de la historia.
El rodaje y el montaje
Una vez está todo listo, llega la hora de grabar. El problema aquí es la escasez de tiempo, por lo que hay que realizar un planning muy detallado para aprovechar al máximo los escenarios, las horas del día y al reparto. Tras esto, se reunirá a todos los actores para leer el guion en conjunto, mientras que el director y el director de fotografía trabajan en paralelo para idear hasta el más mínimo detalle de cada plano de cara a la utilización de las cámaras durante el rodaje
Sin embargo, por mucho que lo hayas planeado todo hasta el más mínimo detalle, siempre hay cosas que añadir o arreglar en postproducción para conseguir el efecto deseado, desde las imágenes que aparecen en las pantallas de ordenador o televisión hasta el sonido o el propio color de la imagen. Con eso en mente, se realiza un primer montaje que va al director y hace sus retoques, esta nueva versión llega al showrunner, que realiza sus cambios y envía su montaje al estudio.
Ahí es cuando se realiza el montaje final para la cadena, pues una vez se ha establecido que va a ser así, se hacen pequeños retoques en la imagen y el sonido para que todo luzca lo mejor posible. Una vez acabado, se envía una copia del mismo a cada estación que va a emitirlo, lo cual puede llegar a hacerse apenas unas horas de que el espectador pueda verlo. Y luego vuelta a empezar con el resto de episodios.
Imagen | Wikipedia
En ¡Vaya Tele! | Cómo funciona la televisión americana
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