Hoy se estrena la quinta temporada de ‘Breaking Bad’, la serie de AMC que nos habla de un profesor de secundaria que, tras serle diagnosticado cáncer de pulmón, comienza una peligrosa relación con el mundo de las drogas, convirtiéndose en traficante en lo que al principio se le presenta como una buena forma de ganar un dinero extra.
‘Breaking Bad‘ es una creación de Vince Gilligan que, con la serie protagonizada por Bryan Cranston y Aaron Paul, ha alcanzado lo que muchos denominan (y yo, la verdad, me sumo a ello) una obra maestra de la televisión. ‘Breaking Bad’ no sólo tiene un argumento valiente y arriesgado que deja nuestra pupila impregnada de grandes momentos de emotividad y acción, sino que trabaja sus tramas y personajes con la dedicación de un artesano, ofreciendo piezas brillantes y fragmentos inolvidables.
Creo que encontrar ‘Cinco razones’ para ver ‘Breaking Bad’ es relativamente sencillo, pues su paso por las pantallas de televisión es firme y contundente. Pocos tropiezos se le pueden encontrar a una serie que, en su quinta temporada, se presenta más emocionante que nunca, con un Walter White viviendo en el reverso lógico de lo que todos conocimos. Os encontraréis algún spoiler en este artículo, así que, por favor, tenedlo en cuenta al leerlo.
1. La dura realidad
En ‘Breaking Bad’ el conflicto nace de las consecuencias de vivir en una sociedad marcada por ciertos patrones: un padre de familia, un hombre honrado y honesto, que tiene dos trabajos y que nunca levanta la voz, se da cuenta de que no puede costearse el tratamiento que necesita el cáncer que padece y tiene que encontrar una solución de emergencia. El tan comentado sistema sanitario americano es el detonante para un hombre que siempre se ha comportado como un buen ciudadano.
Y después… Para Walter White el mundo de la droga es algo turbio y oscuro pero piensa que sacarse un sobresueldo a base de “cocinar” metanfetamina no tiene porqué ser demasiado complicado. No es así, por supuesto: entrar en contacto con traficantes, con “matones”, sufrir chantaje, temer por la vida de los más allegados y evitar que la policía se entere de lo que estás haciendo no es nada sencillo. Y si el mundo de la droga es muy complejo, no lo es menos el mundo del que está enganchado, y el mundo del que tiene que decidir entre matar o morir.
2. Montaje, realización: las herramientas audiovisuales
‘Breaking Bad’ está entre ese grupo de series que, durante los últimos años, han protagonizado una evolución en la manera de entender la ficción televisiva. La estructura narrativa se sale de las formas clásicas para traernos un lenguaje más moderno y audaz, que dota de una personalidad única a la serie y que contribuye a hacerla rapidamente identificable.
El uso de los saltos en el tiempo, como el perturbador flashforward que vimos durante la segunda temporada con la piscina, el peluche, y ese temor por saber quienes eran los dueños de los cuerpos yacentes… La colocación de la cámara en los lugares más insospechados para traernos unos planos ricos y llenos de significados… Incluso se han permitido usar un videoclip, con la canción: ‘El Narcocorrido de Heisenberg’ para ponernos al día de la situación argumental.
3. Los buenos y los malos
Recuerdo un capítulo en el que Hank (el cuñado de Walt que trabaja para la DEA) está a punto de descubrir a ese traficante tan listo y escurridizo que se hace llamar Heisenberg. Walter está encerrado en su caravana, acorralado por este policía tan contumaz. Recuerdo cómo sentía, a la vez, el deseo de que Walt se salvara y de que Hank encontrara lo que tanto tiempo había buscado. ¿Cómo podía manifestarse algo tan contradictorio en el anhelo de un espectador?
Ésta es una de las grandezas de la serie. Cuando las tramas y los personajes están bien construidos, ya no hay buenos ni malos, sino personas con motivaciones diferentes, totalmente legítimas, con las que sentirse identificados. En la última temporada, incluso aprendimos algo de la historia de El Señor Pollo y llegamos a ver un poquito de su humanidad.
4. La evolución de los personajes
Otro concepto fundamental para poder hablar de una buena serie. En ‘Breaking Bad’ es impresionante el giro que ha dado Walter (impresionante pero lógico y muy bien estructurado): el apocado profesor y padre de familia que se está convirtiendo en un hombre frío y calculador, un animal de la calle, en el auténtico “peligro” para sus enemigos…
Pero también ha cambiado Skyler, la mujer que ha aprendido a blanquear dinero y a chantajear a su antiguo amante. Y también lo ha hecho Hank: el rudo policía, que nunca necesitaba a nadie, socarrón e incluso prepotente, que ahora ha de servirse de su pusilánime cuñado para realizar sus investigaciones. Y, por supuesto, ha cambiado Jesse, el chavalillo seudodelincuente que ha tenido que madurar a golpe de tratar con adicciones, con amores imposibles y con decisiones vitales que no sólo le concernían a él. Una buena serie debe ser un reflejo de la vida y, en la vida, todos estamos a merced de constantes cambios.
5. Padre e hijo
Walter tiene un hijo biológico: Junior, un chico con un problema de discapacidad; pero tiene otro hijo, la persona que menos podría desear, el ser humano sin el que ya no sabe vivir: Jesse. Jesse es un chico conflictivo, mal estudiante, que sobrevive a base de trapicheos. La relación entre Walter y Jesse es una de las más bonitas y más duras de la historia de la televisión de los últimos tiempos.
Pueden llegar a odiarse de una manera bestial, a liarse a golpes e insultarse hasta la humillación. Pero se protegen, se necesitan y se buscan. Los dos han visto el alma desnuda del otro: se han contemplado en sus momentos más bajos. El ansia de Walter por retener a Jesse durante la última temporada le ha llevado hasta el lado más oscuro de sí mismo. Tenía miedo de que Gus prescindiera de él, pero también se horrorizaba ante la idea de que le arrebataran a Jesse. Muy signifactivo el momento en que Walt llama a Junior, “Jesse”.
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