Con esta premisa arranca la serie, que se centra en Kitty y sus hermanos: Tommy, el heredero de la empresa familiar; Sarah (Rachel Griffiths), una de las directivas de la compañía, que intenta conciliar su trabajo y su vida familiar; Kevin, abogado homosexual que está aprendiendo en su vida amorosa, y Justin, el hermano pequeño, que lucha contra un trauma psicológico y la adicción a las drogas. Además de los inevitables problemas personales entre ellos, Kitty también debe lidiar con los encontronazos que sus ideas políticas republicanas provocan con su madre, demócrata convencida.
Cinco hermanos es un drama familiar muy bien interpretado, y que cuenta con tres productores ejecutivos expertos en este tipo de series, como Ken Olin (Treinta y tantos), Jon Robin Baitz (guionista de Alias y El ala oeste de la Casa Blanca) y Greg Berlanti (Everwood). No descubre la pólvora, pero ha resultado ser una buena opción para la ABC los domingos por la noche, donde se emite justo después de Mujeres desesperadas y va manteniendo una audiencia decente.
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