Lo reconozco, no soy especialmente fan de las cadenas españolas y tengo envidia por la televisión que disfrutan al otro lado del Atlántico, y creo que no soy la única. No voy a entrar en cuestiones morales o de censuras (donde por suerte aquí parecemos ir más avanzados), ni tampoco en la calidad de los contenidos televisivos (donde ellos nos dan mil patadas), pero sí me gustaría comentar cinco puntos en los que, en mi opinión, las cadenas americanas funcionan mucho mejor que las nuestras a la hora de tratar al espectador. Horarios que no se cumplen, duración, contraprogramación… son sólo algunas de las que menciono en este artículo. ¿Te animas a leer el resto?
1. Respeto por los horarios establecidos
Veo que una cadena prepara la emisión de una serie/programa/película que me gusta para una hora determinada. Cinco minutos antes, me siento frente al televisor, dispuesta a verlo, pero, sorpresa, hay un bloque de anuncios interminable o el programa anterior aún no ha terminado. ¿Os suena? Seguro que sí, y es que es el día a día de casi todas las cadenas españolas que emiten en abierto. Hay veces que el retraso es de tan sólo unos minutos, pero en otras ocasiones supera el cuarto de hora. Por no hablar de cuando improvisan sobre la marcha para adaptar su parrilla a la emisión deportiva que hace otra cadena distinta… En Estados Unidos eso no ocurre. Si una serie está programada para las 8 de la noche, puede empezar uno o dos minutos tarde si se da el caso, pero nada más.
Lo mismo ocurre con el final de las emisiones. Aquí rara vez lo calculan bien e intentar saber a qué hora va a terminar un determinado programa es prácticamente misión imposible. En Estados Unidos, hace un par de temporadas un programa de ‘American Idol’ duró 8 minutos más de lo previsto. Al día siguiente, la cadena tuvo que disculparse públicamente por ello. ¿Alguien se imagina a Mercedes Milá pidiendo perdón porque ‘Gran Hermano‘ ha durado más de lo previsto? En este caso estamos hablando de acontecimientos en directo, que aún es más comprensible, pero con la emisión de series y películas sigue ocurriendo lo mismo, y ahí sí que ya no existe excusa alguna.
2. Limitar la duración
Si además de no cumplir los horarios (véase el punto anterior), nos encontramos con capítulos que bien podrían tener la duración de una película, entonces aún es más difícil seguir una serie para el espectador. No todo el mundo dispone de dos horas cada noche para dedicar a ver una serie, y muchas veces es incluso mejor, hablando a nivel creativo, que la acción se condense en algo menos de una hora. Tomemos por ejemplo a ‘Doctor Mateo‘. En teoría, el domingo su capítulo empieza a las 10 de la noche, para acabar cerca de las 12. Con ‘Fisica o química‘ más de lo mismo, sólo que en este caso no acaba hasta las 12.30. Quizás no sea lo más adecuado teniendo en cuenta que gran parte de la población madruga al día siguiente, aunque más sangrante es aún cuando, ya hablando de otras series, emiten dos capítulos originales seguidos y se alarga hasta más allá de la 1 de la madrugada.
Si pasamos de series a programas, otro tanto de lo mismo, sobre todo con los que se graban en directo. Seguir una gala completa de ‘Gran Hermano’ u ‘Operación Triunfo’ es toda una agonía, y es que en las guías de programación aparece que ‘Gran Hermano’ comienza a las 10 de la noche y no acaba hasta… ¡la 1.45 de la madrugada! ¿De verdad tienen tanto que contar que les lleva casi 4 horas? No, pero interesa mantener enganchada a la gente durante todo ese tiempo y arañar todas las cifras de share que puedan hasta lo más tarde posible.
3. Distribuciones de publicidad fijas
En cierto modo este punto está relacionado con los dos anteriores, aunque no es exactamente lo mismo. En Estados Unidos, las series de televisión que ocupan un segmento horario de 1 hora duran aproximadamente 42 minutos. Las comedias, que ocupan media hora en parrilla, duran en torno a los 22 minutos. El resto del tiempo, hasta completar el total programado, lo ocupan los anuncios, que además se localizan siempre un hueco creado específicamente para ellos (habitualmente la pantalla se va a fundido a negro e incluso desde España es fácil predecir dónde iban situados los anuncios de una serie americana en su emisión original).
¿Y aquí? Pues tan pronto te encuentras con series que un día no tienen anuncios para evitar la fuga de espectadores (‘Hispania’ en sus dos primeros capítulos) y que después se marcan pausas de 20 minutos o más, distribuidas durante la emisión de forma improvisada y en base a lo que muchas veces hacen otras cadenas. Sí, hay una ley que delimita lo que deben durar, pero es bastante ambigua y las cadenas se adaptan a ella como quieren.
4. Concepto de temporada
La mayoría de cadenas americanas anuncian con antelación el número de episodios que va a tener una temporada de una de sus series, y si deciden alagar esa cifra, también lo anuncian al espectador (un claro ejemplo lo tenemos con ‘Community’ y su paso de 22 a 24 capítulos). Aquí no. Rara es la vez que sabemos cuántos episodios va a tener una determinada serie por temporada. Además, la cifra de episodios por temporada suele ser fija en Estados Unidos, siendo lo más habitual 13 o 22 capítulos. Aquí la cifra es totalmente aleatoria, a convenir por la cadena de la que estemos hablando. Por ejemplo, ‘Aida‘ ha tenido temporadas de 14 capítulos y temporadas de 27 episodios. Como ‘Aquí no hay quien viva‘, que una temporada tenía 13 y 33 a la siguiente. Todo un caos para el espectador.
También nos falla un poco el concepto de temporada en lo que a época televisiva se refiere. En Estados Unidos, la temporada televisiva alta da comienzo a finales de septiembre o principios de octubre y acaba en abril o mayo. Las principales series de las cadenas generalistas se emiten precisamente durante esos meses. Aquí, si bien la temporada también comienza en otoño, las series se emiten cuando mejor le viene a las cadenas. Por poner un ejemplo, aunque se cumple prácticamente con cada serie, ‘El Internado‘ comenzó su primera temporada en mayo y la terminó en junio. La segunda llegó en noviembre y acabó en enero, mientras que la tercera hizo lo propio en Abril para volver a terminar en junio. ¿Alguien se aclara con este baile de meses?
5. Evitar la contraprogramación
Para el final nos dejamos a una de las prácticas ilegales favoritas de algunas de nuestras cadenas últimamente: la contraprogramación. No nos vamos a parar demasiado en ello, porque lo hemos visto recientemente con Telecinco y Antena 3 con ‘Felipe y Letizia‘ e ‘Hispania‘, y además no es algo nuevo en nuestro país. ¿Os imagináis que, la semana que viene la ABC decidiera no emitir un episodio original de ‘Anatomía de Grey’ porque la CBS va a emitir un especial de ‘CSI’? No, porque se montaría una polémica de escándalo en Estados Unidos.
Resumiendo…
En definitiva, las cadenas americanas tendrán sus fallos y problemas, pero hay algo en lo que nos llevan siglos de ventaja: el respeto al espectador. El problema es que aquí tenemos la televisión que nos merecemos. Mientras que no exijamos a las cadenas que nos traten como algo más que meros puntos de audiencia y sigamos entrando en sus juegos (por ejemplo, es exagerada la cantidad de gente que vio ‘Felipe y Letizia’, pese a los numerosos cambios, o la gente que sigue viendo ‘Gran Hermano’ hasta el final), el funcionamiento de las cadenas españolas no cambiará.
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