La palabra telenovela suele tener unas connotaciones tremendamente negativas. Algunas personas asocian su sola mención a un género televisivo de segunda categoría, en la que la producción no es muy exhaustiva y todo lo demás no puede evitar resentirse: los guiones son previsibles, los actores no interpretan bien, los decorados son escasos... Seguramente habrá otros tópicos televisivos, pero pocos deben de ser tan poco acertados como éste.
En España, el gusto por las series diarias de producción nacional ha ido creciendo en los últimos años, convirtiéndose en una alternativa de ficción amena y rigurosa y una apuesta de indudable calidad frente a otros formatos que pueblan la parrilla a la hora de la siesta. Decir que te gusta tal o cual telenovela ya no te estigmatiza como "bicho raro" y cada vez público de más amplios sectores sociales se aficiona a las historias que nos traen estas ficciones.
De hecho, uno de los "culebrones" (perdón por el obvio juego de palabras) que protagoniza los dimes y diretes de la televisión de nuestro país pasa por el cambio de cadena que sufrirá una de las series más longevas de nuestra tele, líder de audiencia en la sobremesa y fruto de admiración de más de un entendido de la materia. Las noticias sobre el futuro de 'Amar en tiempos revueltos' y la preocupación de sus fans por saber si podrán continuar viendo su serie favorita se ha convertido en uno de los temas del otoño.
La telenovela es un género muy difícil, se trata de hacer una serie diaria, vamos, cinco capítulos semanales, con unos costes de producción mínimos, con unas historias que deben enganchar y convencer, con unos márgenes de maniobra escasos, con unas pautas de trabajo muy estructuradas que permiten pocos fallos. A continuación, un pequeño repaso a la historia de las telenovelas en nuestro país, un género que crece día a día.
El modelo importado
Algunas de las primeras telenovelas que pudimos ver en España fueron las de origen latinoamericano. Muchos aún recuerdan una serie como 'Los ricos también lloran', la serie de 1979 protagonizada por Verónica Castro. Más tarde, le siguieron 'Cristal', 'Abigail' o 'Corazón salvaje'. Cuando, en los 90, nuestra televisión empezó a producir telenovelas españolas, el modelo con el que se intentó triunfar fue el que venía de los países sudamericanos. En ellas, se solía contar una historia, preferentemente, de amor imposible, con protagonistas pertenecientes a clases sociales diferentes.
'La verdad de Laura' o 'Luna Negra' son algunos de los ejemplos. Las tramas estaban llenos de giros muy dramáticos, aunque, a menudo, un tanto trillados, con lo que no llegaban a sorprender del todo al espectador. Normalmente, este tipo de series estaban protagonizadas por una acaudalada familia a la que le sucedían una serie de desgracias. Los puntos fuertes de este tipo de ficciones vienen de la mano de los secretos que guardan los personajes: hijos ocultos, herencias perdidas, crímenes enterrados... El espectador no consigue identificarse con ellas por lo inverosímil de ciertas premisas, pero sí obtiene altas dosis de emoción y apasionamiento. Otras producciones de este tipo fueron 'Géminis, venganza de amor' que era un remake de la conocida 'La dama de rosa', 'El secreto' u 'Obsesión'.
En 1996, Telecinco ofreció un viraje a este modelo con 'El Súper', una teleserie que contenía elementos dramáticos de alto voltaje combinados con ciertas historias más costumbristas y relajadas.
Series juveniles
Una idea preconcebida sobre el mundo de las telenovelas es que a los jóvenes no les interesa nada en absoluto este tipo de ficción. Nada más alejado de la realidad, en 1997, Telecinco consiguió una quiniela de 15 con una serie como 'Al salir de clase'. Esta historia, protagonizada por los típicos chavales treintañeros que aún van al instituto se convirtió en la ficción favorita de muchos adolescentes y post-adolescentes de nuestro país.
A las intrigas propias de una telenovela: relaciones secretas, amores imposibles... se le unía la baza de que unos chavalitos "normales" eran las víctimas de tanto drama. Esta serie también se recuerda por la afición de los personajes a mantener relaciones todos con todos, lo que provocaba no pocos chistes entre los espectadores. Algo destacable también es el hecho de que la serie se convirtió en una magnífica cantera de actores que hoy en día podemos ver en cine y televisión.
Antena 3 intentó copiar el modelo con 'Nada es para siempre', que con 375 capítulos logró colocarse en un buen lugar. Desgraciadamente para la serie, el giro radical que vivió en su segunda temporada debido a la, SPOILER como un piano, "muerte" de gran parte del reparto, no le sentó nada bien. La Sexta, en sus inicios, también probó suerto con 'SMS' y Cuatro lo hizo con 'HKM', viva el uso de las siglas... Pero ninguna serie ha conseguido repetir el éxito de 'Al salir de clase'. Las telenovelas juveniles resurgen de vez en cuando, cual setas que buscan su lugar en televisión. Pero ni '18, la serie', ni '20 tantos', (los números también tienen su punto) lo consiguieron.
Humor de cada día
'Yo soy Bea' fue la exitosa adaptación en España de 'Yo soy Betty, la fea'. Hablamos de 2006, una época en la que Telecinco demostró que sabía y podía llenar sus tardes con ficciones divertidas y no sólo con programas de corazón. El tipo de historias que ofrecía esta telenovela resultaban amenas y, a veces, incluso desternillantes. La clave fue saber darle la vuelta al modelo tradicional de telenovela, aprovechando los tópicos más clásicos para parodiar ciertos excesos que el género cometía sin cesar. Pero, más allá del humor, la historia sabía explotar la vena sentimental con una maravillosa narración en la que la chica poca cosa se queda con el chico guapo y malote.
Otros ejemplos de este tipo de ficciones más relajadas, humorísticas y risueñas fueron 'El auténtico Rodrigo Leal', 'Lalola', y 'Mi gemela es hija única'. Curiosamente, las tres son también adaptaciones de seriales sudamericanos que, en la actualidad, han sabido evolucionar hasta diversificar el género y aportar elementos de misterio, de surrealismo e incluso de magia. Y, curiosamente, ninguna de las tres consiguió colarse en el corazón de la audiencia, tal vez por los roles un poco paródicos de más de sus personajes.
La moda de la época
En la actualidad, las telenovelas españolas que triunfan en nuestra televisión son las de época. Todo empezó con 'Amar en tiempos revueltos' una ficción de gran calidad que ha marcado estilo y ha creado escuela y que, lo siento si no soy objetiva, está por encima de muchas de las series que ocupan el prime-time. Comenzó a emitirse en 2005 y, como hemos contado antes, emigrará a Antena 3 en su octava temporada. El punto fuerte de una serie como 'Amar...' es hacer que las historias de sus personajes sean lo más reales posibles, con giros naturales pero no por ello menos sorprendentes, antes al contrario. El costumbrismo es una de sus señas de identidad, así como el conseguir que los personajes nos parezcan de verdad, y los sentimientos que expresan, los mismos que puede sentir cualquier persona.
Todos sabemos que Antena 3 vivió en el desierto de la sobremesa durante mucho tiempo. No conseguía su propia identidad, trataba de imitar otros programas pero se notaba que se sentía incómoda copiando ciertos modelos que no le sentaban nada bien. Por fin, un día, giró sus ojos hacia la ficción histórica diaria, y así fue como encontró la horma de su zapato y el reconocimiento de crítica y público. Tanto 'Bandolera' como 'El secreto de Puente Viejo' son series con un alto número de espectadores. El romanticismo de las tramas, justificado por la época histórica, ayudan a congregar a gran número de fieles.
La particularidad autonómica
En ¡Vaya Tele! no solemos hablar de las televisiones autonómicas pero, si hacemos referencia a las telenovelas, no podemos olvidarnos de cómo éstas han ayudado y fomentado la ficción de las teles de cada comunidad. En las telenovelas de cada región encontramos una identificación con la cultura de ese lugar, con sus vivencias más íntimas y con la sabiduría popular propia de la región. 'El cor de la ciutat' en TV3, 'Negocis de família' en Canal 9 o 'Arrayán' en Canal Sur, supieron tocar una fibra a la que las producciones estatales no son capaces de llegar.
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