Alicia Florrick es un modelo a seguir. Puede que algunos puedan criticar algunas de sus decisiones pero como personaje es un diez. Ella siempre se debate entre sus ideales y su obligación de ganar en los tribunales, y siempre sopesa si le sale a cuenta triunfar a cambio de perder de vista a sus hijos. Por esta razón creo que cualquier amante de ‘The Good Wife’ debería echar un vistazo a ‘Borgen’. Es danesa, sí, y es una grata sorpresa que también interesará a los seguidores de ‘El Ala Oeste’ porque habla de política pero esta vez sin el idealismo demócrata de Aaron Sorkin.
‘Borgen’ también tiene a una mujer en el centro, Birgitte Nyborg, que es una política comprometida. Ella cree en las políticas de su partido, el conservador, y atiende el último debate electoral sabiendo que no opta al puesto de Primer Ministro porque este se lo disputan los dos partidos mayoritarios, el laborista y el liberal. Pero cuando estos pierden los papeles en su última discusión (uno por corrupto, el otro por agresivo) y Birgitte hace un último discurso sencillo, comprensible y optimista, da la sorpresa en las elecciones. El partido conservador es el tercero más votado pero su auge y la caída de los demás instiga que la Reina le ofrezca primero a ella la oportunidad de formar un gabinete y acordar un gobierno de coalición.
Una mujer hecha y derecha
Birgitte de repente es la Primera Ministra del país y descubre que su sueño pronto puede convertirse en una pesadilla. Porque ella es política, es madre, esposa y mujer. Primero tiene que ponerse de acuerdo con partidos opuestos para formar un gobierno, para impedir que caiga en manos de los de siempre, y después tiene que enfrentarse a la realidad de que la ambición causa estragos. Por más que su marido asienta con la cabeza y sus hijos estén orgullosos, la vida sexual y familiar se resiente.
Este punto, en el que se parece tanto a ‘The Good Wife’, permite que ‘Borgen’ tenga una base sólida. No solamente es una delicia contemplar a Sidse Babett Knudsen en el papel, también es un lujo tener un personaje protagonista bien escrito y con matices. Se entiende de forma automática que el pueblo danés pudiera votarla y está en su salsa tanto en la cama con su marido como en el despacho tomando decisiones de Estado.
La política como eje
Por alguna razón no se recomienda sacar la política como tema de conversación en una cena social. Es un tema que puede causar confrontación, y las obras que se hacen al respecto siempre corren el riesgo de decantarse demasiado hacia algún lado. ‘The Newsroom’ es tan aleccionadora, por ejemplo, que causa rechazo entre cierto sector del público. Sin embargo ‘Borgen’ es simpática. Nyborg pertenece a un partido de centro y es bastante liberal en cuestiones morales, con lo cual difícilmente suscita iras, pero esto no hace que sea una serie ligera.
Esto es un drama que explica con astucia el precio de la política. No es tanto una cuestión de quién tiene la verdad absoluta sino de cuánto cuesta hacer realidad la visión que tiene para Dinamarca. Que cada vez que elige aprobar una ley o presupuesto se posiciona en un sentido u otro, evitando que ese dinero vaya a parar en otro ministerio que, según su opinión, por supuesto tenía más necesidad. Y ‘Borgen’ propone los distintos retos de Brigitte sin que sintamos que estamos viendo el caso de la semana porque lo exponen con inteligencia, sin tratar al espectador como si fuera estúpido, y cada decisión de la protagonista es una línea (o una mancha) en su currículum.
La política y la información
No existe esfera política sin otra periodística que la supervise y ‘Borgen’ lo hace una parte fundamental de la trama gracias a Katrine Fonsmark. Si Birgitte es la cara nueva de la política, esta presentadora lo es del periodismo. Es joven, mona y tiene un hambre voraz por las noticias. Y su relación con los políticos es tensa porque es tanto personal como profesional. Por ejemplo, ella fue amante de Kasper, el spin-doctor de la Primera Ministra, y ambos quieren extraerse siempre información a su favor.
Y ‘Borgen’, si bien respeta el trabajo de los dos ámbitos que muestra, apuesta por mostrar la cara menos amable del periodismo (y también la mejor, de forma paradójica). A veces los informativos procuran que el espectador tenga todos los datos posibles para que pueda formarse una opinión fundada y otras parece que tengan una obsesión enfermiza por sacar los trapos sucios. Y Birgitte bien nos enseña que no es posible sacar adelante alguna ley sin que venga alguien por detrás procurando que se vea la cara negativa, algo que suele hacer Katrine.
¿Política danesa? ¿En serio?
Quienes duden del interés que pueda tener una ficción producida por la televisión pública danesa, escrita por un danés llamado Adam Price y que tiene lugar en el palacio de Christiansborg, que no se lo piensen dos veces. Puede que no tenga el presupuesto de una serie americana pero no lo parece y, aparte de triunfar en el Reino Unido gracias al furor de las series nórdicas, es una joya que se recomienda a menudo en Estados Unidos, a pesar de que no la emiten en ninguna parte (Stephen King la recomendó, por ejemplo).
Además de estar bien escrita y tratar un tema peliagudo con el que fácilmente se puede caer en el adoctrinamiento o el desencanto, con ‘Borgen’ hasta da la impresión que el espectador aprende. Destacaría el episodio de la primera temporada que aborda la realidad de Groenlandia o un sistema donde los partidos juegan a la política de otra forma. Para entenderlo, es mejor verla y problema solucionado.
En ¡Vaya Tele! | 'Forbrydelsen', el fenómeno que llegó de Dinamarca
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