'Bored to Death', divertida hasta la muerte

Las comedias en las cadenas de cable son un tema bastante complicado; no todo el mundo puede ver atractivo en ellas, y muchos acaban cediendo ante una narración y unos diálogos muy diferentes a los que podemos ver a diario en las sitcoms en abierto, por poner un ejemplo. Yo mismo soy incapaz de verle la gracia a muchas de ellas, pero ‘Bored to Death’ ha sabido conquistarme. Tras una primera temporada con altibajos en la que no sabíamos muy bien qué podíamos esperar de ella (su corta duración tuvo mucho que ver en ello), la segunda temporada se ha consolidado manteniendo el nivel de principio a fin.

Cuando hace un par de meses tuvimos un encuentro con Jonathan Ames (el de verdad) en el Festival de Series de Madrid, su propio creador nos dejó claro que ‘Bored to Deathpoco o nada se parece ya a la vida propia del autor; apenas el nombre y algunas características reales conservan ya los personajes, y el hecho de que se haya podido tirar por una vía más “ficticia” ha contribuído enormemente a la mejora en las tramas. Pero eso sí, el vino blanco, la maría y las mujeres siguen intactas, que para algo hablamos de la HBO.

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Jonathan Ames, detective privado (sin licencia)

Ante el fracaso en su carrera como escritor, Jonathan decide lanzarse como profesor de Literatura, orientando a sus alumnos a la hora de escribir novelas. Pero a la vez no quiere desquitarse de la profesión que más le apasiona: ser detective privado sin licencia. “¿Eso no es ilegal?“, se preguntaban al otro lado de la pantalla quienes contrataban sus servicios; “No si lo dejo claro en el anuncio“, respondía Jonathan. Al fin y al cabo, sus honorarios son aceptables, por lo que mejor no hacer demasiadas preguntas

No sé si estaréis de acuerdo conmigo, pero este año los casos han tenido mucha más chicha que en la primera temporada. El primer episodio ya comenzó a lo grande, con ese policía lleno de traumas infantiles que sólo obtenía satisfacción sexual con las prácticas más retorcidas. En su visita a la mazmorra, la serie nos dejó un cameo tan inesperado como bien recibido: la grandísima Kristen Johnston (a quien recordaréis de ‘3rd Rock From the Sun’ o, como se tituló en España, ‘Cosas de Marcianos’), y su sesión con Jonathan trajo secuencias realmente hilarantes, por no hablar de la posterior huída en busca de George para que le sacara el traje de cuero.

Una situación absurda que tendría mayor trascendencia capítulos después, cuando dos matones secuestrarían a Jonathan y solicitarían una compensación económica por la destrucción del disco duro. Ahi entraron en acción sus dos secuaces, un George recién diagnosticado de cáncer y colocado hasta arriba de marihuana, y un Ray con el corazón roto tras romper con Leah (de estos temas hablaremos más tarde). Este capítulo (el tercero) bien podría ser considerado el mejor de la temporada, e incluso de la serie, con un final que supone el colmo del absurdo tras tener que recurrir a los padres de Jonathan para conseguir el dinero. Cuando estos tres se juntan, la serie se hace grande.

El otro gran caso que yo destacaría es el del penúltimo capítulo: la carta de amor que Jonathan debía entregar a uno de los empleados (o empleadas, llámenlo como quieran) de un spa. Ver a Jason Schwartzman improvisando un burka con dos toallas y al trío corriendo en albornoz por la ciudad para salvar a la chica es algo que no tiene precio. Un capítulo que, por cierto, supone el culmen de una temporada llena de desnudos integrales, tanto masculinos como femeninos. Creo que nunca he visto tal festival de desnudos concentrados en ninguna otra serie.

Un trío, un cáncer falso y un superhéroe de éxito

Ted Danson ha estado soberbio este año; en realidad los tres actores principales lo han estado, pero quizá la veteranía de Danson o las peculiaridades de su personaje han hecho que brille por encima de los demás. Ni siquiera el diagnóstico del cáncer de próstata, que finalmente resultó ser un error a la hora de etiquetar la muestra, achantó a un Don Juan ávido de mujeres. Primero fue a por su ex-mujer y luego no tuvo reparos en tirarse a la doctora que le llevaba la enfermedad.

Su relación con Jonathan, además, se ha afianzado; entre ambos siempre ha habido un rollo paternalista que George quiso afirmar cuando la enfermera le preguntó si él era su hijo: “Sí, es mi hijo“. Un Jonathan que también ha tenido su propia trama sentimental al margen de los casos que trataba, con una alumna a la que le gustaba recibir azotes por parte de su profesor, y llegando a aceptar un trío como forma de relación sentimental, aunque su entusiasmo por esta situación no duró demasiado.

Por último, Ray ha pasado por varias situaciones en esta corta temporada. El fin de su relación con Leah le dejó totalmente destrozado, y tras varios intentos por recuperarla, decidió entregarse a otras relaciones que no llegaron a cuajar (una de ellas fue la protagonizada por Kate Micucci, la actriz que está haciendo una auténtica maratón de papeles recurrentes en varias series americanas). Su moral se recuperó tras ver el éxito de su cómic, pero el personaje no llegó a recuperarse del todo hasta que Leah volvió con él en el último capítulo. No sé si vosotros pensaréis igual que yo, pero tengo la sensación de que Zack Galifianakis está muy desaprovechado en la serie.

El futuro de Jonathan Ames

El propio Jonathan Ames nos lo adelantó en Madrid, y poco después la HBO lo hizo oficial: ‘Bored to Death’ volverá en 2011 con una tercera temporada que será aún más abierta. Como ya comenté al principio, la serie no va a seguir contando la vida de su creador (tampoco es que hasta ahora haya sido muy parecida), sino que el personaje se va a convertir en algo totalmente ficticio que se podrá desarrollar al antojo de los guionistas. Tal como yo lo veo, y viendo como ha avanzado esta segunda temporada, creo que es la mejor noticia que podemos recibir.

No todos tienen la misma opinión que yo sobre la serie. Muchos han decidido bajarse del carro aquí (algunos ni siquiera han llegado al final), aduciendo una falta de rumbo y un hastío por parte de los guionistas que ya no saben que contar.

No es mi caso, evidentemente; ‘Bored to Death’ se basa en tres amigos con personalidades muy diferentes, que afrontan la vida como buenamente pueden y que intentan satisfacer sus necesidades de la forma más simple posible. Entre los tres forman un pequeño grupo de apoyo, se preocupan los unos por los otros y no pueden evitar ayudar al prójimo cuando ven que lo necesita; éste es el cimiento de la serie. La grandeza se encuentra en sus diálogos, en situaciones absurdas llevadas al límite y en personajes perfectamente caracterizados que son caricaturas de personas reales. Suerte que en menos de un año volverán a “aburrirnos” hasta la muerte.

En ¡Vaya Tele! | ‘Bored to Death’ regresa tan genial como siempre

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