Hay un gag estupendo en 'Jane the Virgin' en el que Rogelio de la Vega intenta vender su nueva serie a The CW y califica la genialidad el que cada noche haya una serie de superhéroes. Otra cosa no, pero la cadena ha sabido explotar su parte de Warner Bros. y aprovechar el amplio catálogo de DC proponiéndonos un buen puñado de series a las que se une ahora 'Black Lightning'.
La última incorporación al catálogo de superhéroes de CW (y que llega en Netflix la semana siguiente a su emisión en EEUU) es algo bastante distinto a lo que estamos acostumbrados con el Arrowverso. De hecho no forma parte de este conglomerado de series (algo que ya se dijo de 'Supergirl', o sea que no me extrañaría que hubiera un movimiento por aquí) y a pesar de estar Greg Berlanti por ahí, no está implicado en la creación de la serie, desarrollada por Salim Akil.
Basado en el personaje creado por Tony Isabella y Trevor Von Eeden, 'Black Lightning' es la historia de Jefferson Pierce (Cress Williams), un vigilante urbano retirado con poderes eléctricos y que ahora es un miembro responsable de la comunidad, director de instituto y padre divorciado de dos hijas, Anissa (Nafessa Williams) y Jennifer (China Ann McClane) que empiezan a mostrar signos de poseer poderes.
Después de que Jennifer se meta en problemas tras acudir a un club regentado por la banda de los 100, Jefferson ve rota la tregua que firmó con Krondon, líder de este grupo. Pero será el secuestro de sus dos hijas lo que cause que Black Lightning salga de su retiro en un momento en el que las tensiones raciales están en auge en la ciudad.
Por alguna razón, en la televisión estadounidense, si eres negro estás de algún modo implicado en el mundo de las bandas criminales. Si eres superhéroe negro tus archienemigos van desde camellos hasta gangsters que atiborran a los jovencitos confusos del barrio de estupefacientes y semiautomáticas. Afortunadamente cada vez más este mundo está retratado desde una perspectiva de creador afroamericano, que aprovecha para hablar sobre la discriminación racial y las barreras que existen para que la vida de muchas personas cambien.
Sin embargo, resulta que esta exploración choca ligeramente en un género de vocación aventurera como es el de superhéroes. Más aún cuando estamos hablando de The CW, en el que esta disposición hacia el supervillano y la lucha de toda la vida entre buenos y malos está más patente. En este sentido 'Black Lightning' se parece mucho más a 'Luke Cage' que a cualquiera de sus compañeras de DC. Si la serie de Netflix traslada la heroicidad al Harlem y su estructura de poder social, en esta lo hace ambientado en una comunidad local más genérica.
Lo que sí que parece es que sí que hay más ganas de lucir superpoderes, por lo menos en un primer episodio en el que Salim Akil da con todas las teclas del género: Jefferson es un personaje con ganas de marcar una diferencia, que asuntos del pasado le impiden ser quien quiere, con una motivación clara, un compañero/tutor en la sombra y un enemigo inmediato a batir.
Así que sin convertirse, ni pretenderlo, en una serie genérica más de superhéroes, 'Black Lightning' quiere tomar su propio camino del héroe proponiendo un entorno más realista y a pie de calle, jugando más con el concepto de vigilante. Aun teniendo poderes, Jefferson Pierce es más Green Arrow que Flash, pero afortunadamente en cuanto a calidad es más la segunda que la primera.
El inicio de 'Black Lightning' demuestra esa versatilidad intrínseca del género superheroico. A través de una buena historia en la que vemos el entorno criminal al que se enfrenta nuestro héroe, se ofrece un gran tapiz para hablar de todo tipo de temas sociales. Esto es lo que hace a la nueva serie de superhéroes de DC única en su especie: un drama cuyo encanto reside, precisamente, en esta diferencia.
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