'Bajo sospecha', una agobiante y explícita vuelta de tuerca al calor del género

Tras meses de retraso y en un movimiento inesperado por parte de Antena 3, finalmente anoche se estreno 'Bajo sospecha', lo nuevo de Bambú Producciones en colaboración con Atresmedia y la gran apuesta en ficción de la cadena para esta temporada. Bambú vuelve a probar suerte con el género policiaco tras el fracaso de 'Guante blanco' en La 1, retirada de la parrilla en 2008 y repuesta sin éxito dos años después, a la vez que se juega con esta peligrosa carta su buena racha en prime time tras los éxitos de 'Gran hotel' y 'Velvet'.

El estreno de 'Bajo sospecha' es también el cierre de un círculo para la productora, que se estrenó con 'Desaparecida' y ahora vuelve a la misma temática, aunque con un enfoque diferente. Desde el principio están claras las señas de identidad de Bambú, excelente en fotografía, ambientación y música original, pero pobres en algunas interpretaciones y muy poco sutiles a la hora de presentar a los personajes y su implicación en la desaparición de la pequeña Alicia. Una fórmula repetida, pero que sigue funcionando.

Si bien Bambú tiene el principal referente en sí misma con 'Desaparecida', lo cierto es que 'Bajo sospecha' bebe y se aprovecha del tirón que en los últimos años han tenido este tipo de series, con un estilo muy marcado. El niño que desaparece, la pareja de detectives que investiga, la atmósfera asfixiante, los planos abiertos, la cámara lenta... Es inevitable pensar en series como 'The Killing', 'Bron|Broen' o, más recientemente, 'Broadchurch', que llegó a ser trending topic en Twitter y con la que es muy fácil establecer paralelismos.

Un vistazo a…
ENFOQUE PROFUNDO Y LENTES PARTIDAS

Alicia Borrachero y Blanca Romero, cara y cruz

El primer episodio de 'Bajo sospecha' cumple bien su objetivo primordial, el de plantear rápidamente la premisa y establecer el tono y estructura de lo que está por venir. El problema es que lo hace de forma excesiva, es poco sutil a la hora de plantar la sospecha y abre demasiados frentes de misterio, tanto en el caso que se investiga como en las vidas ocultas de sus personajes.

Alicia Borrachero da una lección de interpretación sin ser excesiva en su papel de madre destrozada.

Según parece, en los próximos episodios irán dando protagonismo a un personaje en cada capítulo, pero plantar tantas semillas en el primer capítulo resulta un poco agobiante para el espectador.

El principal problema, sin embargo, tiene nombre y apellidos: Blanca Romero. Una actuación como la suya pasaría desapercibida en un rol secundario, pero al ser la coprotagonista, la cosa adquiere demasiada importancia. La actitud dura e impasible de su personaje no justifica esa cara constante de póker ni la forma en que vomita sus frases, casi sin hilarlas y siendo posible ver dónde estaba cada punto y coma en el guion. Un enorme error de casting.

En el lado contrario tenemos a Alicia Borrachero, que en lo poco que aparece en el episodio consigue dar una lección de interpretación a todos los que la rodean, sin ser excesiva en su papel de madre destrozada. También es un placer ver la evolución de Yon González como actor desde 'El internado'; ya nos sorprendió en 'Gran Hotel' y aquí se confirma como uno de los grandes jóvenes actores de nuestra televisión. El nivel, por lo general, es aceptable, pero falla lo de siempre en la mayoría de nuestros actores: la dicción.

Una serie de fallos que, en última instancia, no emborronan el gran trabajo realizado por Bambú con una serie que, sin ser una idea original ni cambiar la forma en que se hace televisión, consigue dar un paso más en la consolidación de nuestra ficción.

En ¡Vaya Tele! | 'Bajo sospecha', lo que necesitas saber

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