Un superhéroe tiene que tener una identidad pública que proteja su identidad secreta, una personalidad inofensiva y normal que le permita moverse por su vida cotidiana sin que el resto de la gente sepa que, por las noches, se dedica a repartir justicia por la ciudad. Es una de las construcciones básicas de este tipo de historias; Bruce Wayne no puede permitir que todo Gotham sepa que es Batman porque eso le pone en el punto de mira de sus enemigos.
La tensión que se produce cuando alguien está a punto de descubrir que Peter Parker es Spider-Man es otro clásico de las películas y series de superhéroes, pero a veces, mantener en secreto la identidad heroica no aporta nada a la serie, sino todo lo contrario. Los responsables de 'Arrow' y 'The Flash' han afirmado en varias ocasiones que no les gusta demasiado el rollo de la identidad secreta, y sus series son buenos ejemplos de por qué.
El ejemplo de Laurel Lance
Oliver Queen y Barry Allen tienen desde el principio varios aliados que saben que son Arrow y The Flash y, sobre todo en el caso del primero, eso ayuda mucho a un retrato un poco más empático de un vigilante encapuchado lleno de rabia y traumas. Sin embargo, al mismo tiempo, ambos mantienen sus identidades secretas como un secreto, valga la redundancia, para su familia y para sus potenciales intereses amorosos. Quizás por eso, Felicity acabó "robándole" esa posición a Laurel Lance; participar del secreto de Oliver le daba otra energía y otra dinámica con él, mucho más entretenida.
Laurel, mientras tanto, se quedaba a la deriva. 'Arrow' gira mucho alrededor de Oliver, por lo que todos los personajes que no saben quién es él en realidad acaban viéndose desconectados y pierden interés. Ella, además, se metía en unas subtramas que no acababan de funcionar, en parte, porque no tenían utilidad para la historia central de la serie, aunque sí para la evolución de ese personaje hacia la Laurel Lance de la tercera temporada.
En cuanto descubrió que Oliver es la Flecha Verde, el personaje mejoró automáticamente. Su relación con él y el resto de integrantes del Team Arrow se volvió de igual a igual y, simplemente, tenía algo que hacer allí. El camino de Laurel hasta ser Black Canary ha sido de lo mejor conseguido en una tercera entrega que ha ido más bien a bandazos hasta hace unas semanas, cuando se desveló el plan que nos llevará hasta el final de la temporada, un plan en el que parece que Oliver se tendrá que enfrentar de una vez por todas a sus dudas de si puede separar su vida como justiciero de quién es como Oliver.
No es fácil ser Iris West
Laurel es un buen espejo para Iris West en 'The Flash'. Ella es claramente el interés amoroso de Barry, la mujer de la que está enamorado pero que no puede tener, y como tal, no tiene ni idea de que es el Relámpago Escarlata, incluso aunque queda con el superhéroe a solas en el café en el que trabajaba. La excusa que se da siempre en estos casos para que todo el mundo siga ocultándole la verdad es que es por su propia protección, pero ya hemos visto antes que ella acaba estando en peligro de todas maneras.
Sí, Barry y Joe pueden seguir guardando ese secreto porque ella está investigando a The Flash y a los laboratorios STAR, pero es una excusa que empieza a tener cada vez menos peso, especialmente después de dos capítulos como 'Out of time' y 'Tricksters', de los que no vamos a decir nada más. Iris es un personaje con poca utilidad hasta ahora, al que los guionistas no terminan de encontrarle un encaje mejor en la serie. Saber quién es Barry puede ayudarle mucho, del mismo modo que lo ha hecho con Laurel, porque la situaría directamente en el centro de la acción.
Cuando el secreto deja de serlo
Por otro lado, es cierto que puede llegar un punto en que casi sea una broma que, de golpe, todo el mundo sepa quién se oculta detrás de la máscara. ¿Para qué seguir utilizándola? Todo depende de cómo se muestre la respuesta a esa pregunta. Sin embargo, Oliver y Barry necesitan buenas excusas para justificar ante sus seres queridos no contarles la verdad, porque la de su protección no funcionó nunca, y porque de ese modo tienes personajes como Thea Queen, que no se sabe muy bien qué pintan ahí durante dos temporadas casi completas.
Cada superhéroe es diferente, así que el manejo de su identidad secreta también tiene que serlo. No hace falta que todo sea 'Powers', donde todo los héroes son venerados al nivel de los famosos de Hollywood y algunos de ellos, de hecho, ni siquiera se ocultan tras un antifaz, sino que cada serie debe funcionar según sus propios códigos. En el caso de 'Arrow' y 'The Flash', la experiencia con ellas nos demuestra que son más entretenidas y sus personajes secundarios, más interesantes, cuando están en relación de igualdad con su protagonista, es decir, cuando saben con quién están hablando.
No me digáis que no era a veces ridículo que el capitán Lance no reconociera a Oliver cuando se encontraba con Arrow. Es verdad que es la primera suspensión de la incredulidad que hay que hacer al ver una serie de superhéroes, pero llega un punto en el que no es posible tomárselo en serio por más tiempo. Iris tiene que saber la verdad si 'The Flash' pretende que sea un personaje importante, del mismo modo que Laurel necesitaba que Oliver le contara su identidad secreta. Algunas series pueden extraer petróleo de los secretos (toda 'The Americans' lo prueba), pero a 'Arrow' y 'The Flash' les va mejor cuando todos sus protagonistas saben quiénes son de verdad Barry y Oliver.
En ¡Vaya Tele! | Pasas más hambre que un metahumano de 'The Flash' (o la ley de la eficiencia narrativa)
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