Una de las series que ha suscitado más comentarios de sorpresa, positivos, en la temporada de otoño en Estados Unidos ha sido 'Arrow'. La muy comiquera serie de superhéroes de The CW ha tenido una primera mitad de su segunda temporada en la que ha confirmado las buenas sensaciones que dejaron sus capítulos de debut el año pasado, y en la que también se ha mostrado lo suficientemente segura en sí misma para expandir su mundo con más personajes procedentes del universo de la editorial DC sin que sus señas de identidad se resientan. Batman le ha prestado unos pocos villanos (en especial, Ras'Al Ghul y esa Liga de los Asesinos) y finalmente se han confirmado las sospechas de los flashbacks que veíamos der la isla no eran tanto la historia de origen de Flecha Verde como de Slade, el que va a ser el gran malo de la temporada.
De hecho, malos no le faltan a la serie. Entre los secuaces de Slade (con el Hermano Blood a la cabeza), Isabel Rochev en la junta directiva de Queen Consolidated, el regreso de Malcolm Merlyn y los villanos esporádicos que aparecen de vez en cuando, Oliven Queen se está ganando a pulso su "sueldo" de justiciero encapuchado. Todas esas nuevas amenazas han permitido la introducción de nuevos personajes que, como Black Canary, han profundizado un poco más en los fantasmas del pasado de Oliver, unos fantasmas que van a volver para convertirse en su peor pesadilla. Desde luego, la revelación de Slade como el villano detrás de ese ejército de supersoldados puede conferirle a la segunda mitad de la temporada un aspecto más interesante, porque la lucha de Oliver seguirá siendo muy personal.
El trío dinámico
Uno de los aspectos en los que se ha notado esa mayor confianza de 'Arrow' es en la relación entre Oliver y sus dos ayudantes/amigos, Diggle y Felicity. Los tres son un equipo; Queen confía cada vez más en ellos y comparte más aspectos de su vida y su pasado con ellos, mientras el chófer/guardaespaldas y la genio informática han ganado más importancia en la serie. El grupo que forman es el centro de todo, hasta el punto de que Allen afirma que sabía que el Justiciero no podía estar haciéndolo todo solo. Y como ese centro funciona bastante bien, los añadidos de nuevos villanos y personajes pueden permitirse el lujo de, a lo mejor, no terminar de encajar. Sin embargo, los han manejado sin problemas, de momento, sobre todo porque casi todos tienen algún tipo de conexión con Oliver, lo que hace que todo lo que ocurra tenga, en la mayoría de los casos, repercusiones personales para él.
La presentación de Allen, sin embargo, resultó razonablemente bien porque la hicieron más en relación con Felicity que con Oliver, impidiendo que se viera demasiado forzada, pero lo que hemos visto de Black Canary resultaba efectivo no sólo porque entroncaba directamente con el pasado de Queen, sino porque unía definitivamente los flashbacks de la isla con la acción en Starling City. También es cierto que Black Canary ejemplifica al mismo tiempo el riesgo que esta expansión de su mundo puede tener en la serie, pues tenemos personajes como Sin que, de momento, no han tenido gran cosa que hacer y en los que no se ve que haya ninguna intención ulterior detrás, como ocurre con una Isabel Rochev que parece que explotarán más adelante.
Que Arrow tenga nuevos villanos a los que enfrentarse refresca la serie y, aunque todavía coleen las acciones de Merlyn y de Moira de la temporada anterior, permite renovar un poco el panorama. Oliver tiene muchos frentes abiertos y, de momento, la serie es capaz de manejarlos casi todos con bastante acierto, excepto en el caso de Laurel, que se ha quedado estancada y no aporta mayor interés que el que podía tener en la primera temporada. El enfrentamiento con Slade, de todos modos, promete de cara a los nuevos capítulos, y será interesante ver cómo eso afecta a la relación entre Oliver, Diggle y Felicity.
En ¡Vaya Tele! | 'Arrow' vuelve mañana a Calle 13
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