Pues ya pasó. 'The Day of the Doctor', el muy esperado capítulo especial por el 50º aniversario del estreno de 'Doctor Who', pudo verse ayer en la BBC y en multitud de cines por todo el mundo, y ahora ya sólo queda el segundo gran hito del "reinado" de Matt Smith como Doctor; su última aventura en el especial de Navidad, que nos dejará echarle un buen vistazo por primera vez a Peter Capaldi como Doce. Y decimos lo de buen vistazo porque algo vimos en este especial, un plano de sus ojos que consituyó uno de los múltiples guiños y sorpresas que Steven Moffat tenía reservados a los fans. Porque aunque avance ligeramente la trama de la séptima temporada, en realidad este capítulo es, efectivamente, un especial, una aventura más independiente pero, al mismo tiempo, muy entroncada con el pasado y con el futuro de la serie, y una aventura que sirva para ponernos en contexto toda la época moderna de 'Doctor Who'.
Desde ese pequeño minisodio 'The night of the Doctor', en el que vemos a Ocho regenerarse en un guerrero que pueda pelear en la Guerra del Tiempo, y acabar con ella, ya podemos intuir que el especial nos va a contar lo que pasó en esa guerra y en el día en el que el Doctor decidió finalizarla de la manera más expeditiva y cruel que se le ocurrió; eliminando a las dos razas que la libraban, aunque eso supusiera aniquilar a su propio pueblo. Es la carga que los Doctores de la era moderna han llevado siempre consigo, que les otorgaba ese poso de tristeza, de amargura que estaba ahí, al fondo, debajo de todas sus promesas de grandes aventuras y sus discursos alocados explicando alguna cosa mágica e inexplicable. 'The day of the Doctor' le da a ese Doctor de la guerra la cara de John Hurt y lo sitúa en una versión del 'Cuento de Navidad' de Charles Dickens, pero sólo con el fantasma de lo que vendrá.
El Lobo Malo
Es un buen toque que sea la Rose convertida en Bad Wolf la que tenga que convencer al Doctor de la necesidad, o no, de utilizar esa arma definitiva, ese Momento que le dejará las manos cubiertas de la sangre de todos los Señores del Tiempo y todos los daleks eliminados ese día. Rose lo lleva al futuro para ver en qué tipo de hombres se convertirá si lo hace, para ver si merece la pena cometer un genocidio y si será capaz de vivir con ello. Así, con una pizca del timey wimey que tanto le gusta a Moffat, tenemos a Matt Smith corriendo aventuras al lado de David Tennant, formando un divertido dúo que le saca partido a todas las posibilidades cómicas del episodio, y que también aprovecha los momentos más dramáticos. Esa reunión de los tres Doctores está muy bien llevada, cada uno con sus idiosincrasias particulares y con sus propios guiños a su historia en la serie, desde la querencia de Once por los sombreros fez al aparato para detectar cosas extrañas que Diez fabrica en 'Blink' (y su éxito entre el sector femenino). Pero toda esa historia de los zygons e Isabel I no es más que un macguffin, una excusa para contar esa historia de la regeneración de la que ningún Doctor quiere hablar.
Siguiendo la tradición dickensiana de su señor Scrooge, la conciencia del Momento le muestra uno de sus futuros posibles, justo el que le puede dar una pista de si su equivocación, como la llama Diez, ese día realmente mereció la pena. Dice algo de cómo está construida la serie ahora que sea Clara la única que se da cuenta que ese Doctor guerrero interpretado por John Hurt aún no ha hecho nada, mientras los otros dos asumen que justo acaba de hacerlo, y también que sea ella la que le pida a Once, principalmente, que recapacite y busque otra solución. Todo es muy 'Doctor Who' y muy Moffat (como el jueguecito del fez y el vórtice temporal), y consigue no pasarse en la parte épica, ni en la emocional, ni en el puzzle que deben resolver. Hay piruetas temporales y resoluciones a última hora, pero mejor manejadas que en la sexta temporada, por ejemplo, donde a Moffat se le fueron de las manos la ambición y los retruécanos. Destaca enseguida, eso sí, como cada Doctor tiene una diferente manera de hablar y de comportarse, y aporta una diferente energía, pero como en el fondo son versiones de la misma persona.
Guiños para los fans
'The day of the Doctor' es un capítulo realmente entretenido en el que se nota que los involucrados son fans de la serie y se lo pasan muy bien haciéndola, y está lleno de guiños y homenajes a los 50 años de historia de la serie, incluso aunque las visitas de pasados Doctores y acompañantes hayan quedado restringidas a Diez y a una Rose que no es Rose, y a la que sólo puede ver el Doctor Oscuro. Por supuesto, el primer gran guiño es la recuperación de la cabecera original de 1963, pasando por la bufanda de Tom Baker, la mención al Brigadier (y la participación de su hija), alguna que otra catchphrase ya memorable (incluida esa "¿Has redecorado? No me gusta", que han dicho tanto Patrick Troughton como Matt Smith, y ahora también Tennant), el regreso del Bad Wolf, los paneles interiores de la primera TARDIS o la mayor sorpresa de todas, la aparición ya al final del propio Tom Baker.
El especial ha sido una celebración como se esperaba, con las justas dosis de nostalgia, humor, épica y sentimentalismo, y con una reunión de Doctores entretenida y acorde con cómo es la serie y cómo ha evolucionado desde su regreso a las pantallas en 2005. La programación especial de BBC por este aniversario ha sido mucho más exhaustiva que la emisión sólo de 'The day of the Doctor' y de la estupenda 'An adventure in space and time', pero ha tenido aquí un buen colofón, un colofón que le da al Doctor un propósito más allá de vagar sin rumbo por el Universo y que pone en contexto las siete temporadas hasta ahora. Nuestro próximo contacto con la TARDIS será ya en Navidad, con ese especial en el que Matt Smith le cederá el testigo a Peter Capaldi y en el que volveremos a Trenzalore. Veremos qué nos tiene reservado Moffat para entonces. ¿Mejorará la despedida de Tennant?
En ¡Vaya Tele! | Aniversario 'Doctor Who'
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