Ya hace unos pocos años de lo que podríamos denominar la explosión escandinava: ese punto en el que de repente las series de referencia venían de Dinarmarca y Suecia, países responsables de ficciones tan interesantes como los dramas criminales 'Forbrydelsen' y 'Bron/Broen' y el drama político 'Borgen'. Precisamente del equipo detrás de esta última nos llega la nueva serie de Adam Price, su creador: 'Herrens Veje', que Movistar+ Series estrena esta noche bajo el título de 'Algo en que creer'.
Obviando el clásico tema de la traducción del título que, para un servidor, tiene mucha más fuerza en danés (viene a significar "los caminos del Señor"), 'Algo en que creer' se presenta como un drama religioso. O, al menos, un drama que tiene en el centro la religión y el peso que tiene a nivel personal, profesional y cultural.
Lars Mikkelsen encarna a Johannes, un respetado pastor de la Iglesia Nacional Danesa (también conocida "del Pueblo Danés", una denominación luterana) que forma parte de una familia consagrada, desde hace más de dos siglos, al sacerdocio de dicho credo. Durante el primer episodio le veremos en un arco de auge y caída durante la elección del nuevo obispo (presumiblemente de Copenhague, donde está ambientada la serie).
Por otro lado seguimos a sus dos hijos: August (Morten Hee Andersen), que es capellán militar y el "pastor de moda", que se ve ante la decisión de encargarse de una de las parroquias más importantes de la capital o predicar en Oriente medio; y Christian (Simon Sears), la "oveja negra" que decidió romper con su "predestinación" de ser sacerdote y se encuentra en problemas personales y profesionales cuando se descubre que plagió parte de su tesis doctoral.
Lo que podríamos llamar "caída en desgracia" de Johannes será lo que sirva de eje para explorar, durante los diez episodios de esta primera temporada de 'Algo en que creer', la fe como algo intrínseco al ser humano y la dificultad de ser guía espiritual cuando tu vida está patas arriba. Esa búsqueda de la verdad y el equilibrio entre religión, familia, bien y mal.
Así, esta nueva serie de Adam Price navega con rumbo firme en las aguas del drama familiar desde una perspectiva no tanto religiosa (que también) sino más bien humanista. No va, por lo menos en su primer episodio, tanto hacia una búsqueda de respuestas y del sentido de la vida sino hacia esa odisea (lucha) para la conciliación entre lo que se vive y lo que se cree que los creyentes experimentamos cotidianamente. Una exploración del "somos lo que creemos" y de la importancia de no perder, aunque se caiga en pecado/el mal/el lo-que-queráis-llamarlo, el centro de nuestra vida.
'Algo en que creer', al igual que buena parte de esta nueva ola de ficción escandinava, apuesta por la sobriedad tanto en el guion como en la realización, sin grandes exhibiciones de talento más allá del poder contar una buena historia pero, a su vez, evitando caer en la asepsia. Su modo de transmitir emociones está patente: con pocos elementos logran dar mucha fuerza a las escenas que así lo requieren.
El buen hacer general de Price y el reparto no implica que no se atisben peligros a lo lejos en 'Algo en que creer'. Mismamente el personaje de Johannes puede resultar algo abrupto y su trama está realizada con unos hilos tan finos como frágiles.
Sin haber visto el resto de temporada (si alguno la ha seguido en su emisión danesa es bienvenido de aportar lo que quiera a este respecto) uno no sabe exactamente por dónde seguirá esta caída e intento de rehabilitación. Pero es tal su peso que puede elevar o derribar toda la serie y las intenciones que su creador tenga. De momento es un muy buen comienzo, habrá que ver cómo sigue.
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