Aída y Callejeros, la ficción supera a la realidad

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Ayer en Sé lo que hicisteis... nos mostraron el parecido más que razonable entre una secuencia de Aída y la intervención de una persona en Callejeros. Me gustaría a mí saber qué fue primero, si el personaje de la toxicomana de Aída, a la que luego le colocaron esas líneas que habían visto en el otro programa; o bien el personaje y la trama surgieron al ver a este hombre en Callejeros.

En cualquier caso, uno de los tópicos recurrentes del universo de los guionistas y que los guionistas que conozco se empeñan en desmentir es ese que dice que se alimentan de las experiencias ajenas para construir los textos. Ya imagino que el proceso no es tan mecánico, pero en el caso que nos ocupa se da una identificación plena con el origen de la historia y la parodia final.

No deja de ser una anécdota que se haya reflejado de esta manera un testimonio real en una serie de ficción. Seguro que ocurre más veces pero nos pasa más inadvertido. Lo realmente interesante es comprobar, gracias a este ejemplo, cómo funcionan los resortes de la comedia. El testimonio del señor en Callejeros era anecdótico y parte de un tapiz mayor, pero al trasladar sus palabras a Aída, en el contexto de la serie, es donde su sentencia toma relevancia de verdad gracias a la trama en la que se inserta y al tratamiento de los personajes. Cosas como ésta, que en principio no resultan graciosas, se convierten en comedia si las pilla por banda un buen guionista.

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