El 28 de marzo de 1999, Matt Groening en asociación con David X. Cohen, productor y guionista de 'Los Simpson', enseñaba al mundo a su segundo hijo predilecto a través de la cadena FOX.
Durante siete temporadas, 'Futurama' mostró las aventuras y desventuras de Fry, un repartidor de pizza cuya vida se ve truncada el 31 de diciembre de 1999, día en el que tropieza y cae accidentalmente en una cápsula criogénica de la cual despierta 1000 años después.
La trama de esta sitcom futurística gira en torno a la vida de los empleados de la empresa de reparto "Planet Express", cuya precariedad y falta de profesionalidad darán pie a todo tipo de disparatadas situaciones.
Paradójicamente, fue el tiempo futuro a los inicios de la serie lo que la llevó a su renovación, y más adelante, al éxito. Tras cuatro temporadas en emisión, 'Futurama' fue cancelada en el año 2003, pasando sin pena ni gloria por la anteriormente mencionada FOX. Sin embargo, el éxito de ventas en DVD y los altos índices de audiencia logrados durante su reemisión en Adult Swim, canal filial de Cartoon Network, la hicieron renacer.
Estas cuatro primeras temporadas fueron las encargadas de sentar las bases del universo Futurama: la Tierra aparece ahora regida por un gobierno unificado, encabezado por el Presidente, Richard Nixon. A su vez, la Orden Democrática de Planetas hace las veces de Organización de las Naciones Unidas, conformando un universo político un tanto similar al sueño (o pesadilla) americano.
Los robots gozan de libre voluntad pese a ser tratados como ciudadanos de segunda clase; de igual manera, los humanos "mutantes", dotados de algún tipo de anomalía física, son relegados a las alcantarillas. Pero, ¿qué es lo que hace de 'Futurama' una serie tan especial? ¿El tiempo y lugar en que se ambienta? ¿Sus personajes? ¿Su ciencia-ficción?
Por qué seguimos amando 'Futurama' dos décadas después
Me atrevería a decir que 'Futurama' debe su éxito al profundo caos que conforman todos sus elementos: desde la composición de escenarios e historias, hasta la diversidad social y política, o el acusado contraste entre comedia y drama.
'Futurama' es una serie de nostalgia futurística; trata de la melancolía hacia el pasado y hacia el propio futuro. Fry, nuestro protagonista, añora su antigua vida en el año 2000, sí, pero en cuanto siente que la ha perdido, también lo hace de su presente historia.
Pese a que el componente político es muy importante, no lo es tanto su crítica hacia el mismo, más acusada en su predecesor, 'Los Simpson'. A excepción de contados episodios, como "El sabor de la libertad" o "Trescientos billetazos", la trama gubernamental se limita a simples sátiras.
Dentro de los elementos que componen la sitcom, creo importante destacar la concepción y el desarrollo de los personajes: alocados y con unas personalidades tan extremas y difíciles de igualar en la vida real, que rompen por completo al espectador en cuanto éste se ve identificado con alguno de sus actos.
Es el contraste entre la más absoluta de las ficciones y las escasas situaciones mundanas lo que nos hace reflexionar y vernos a nosotros mismos, en el futuro, reflejados. Todos hemos sido, en algún momento de nuestras vidas, el tarado de Fry, enamorado, intentando conquistar a Leela realizando la mayor de las locuras ("Parásitos perdidos").
O Hermes, el ser más fervientemente aferrado a la burocracia, dudando de todo aquello en lo que cree ("Cuando Hermes requisó su ilusión"). Incluso Bender, el autómata encarnador de los siete pecados capitales en La Tierra, ¿quién no ha pensado en robar un puro gigante alguna vez? ("300 billetazos").
La evolución de una serie que arrancó en lo más alto
En sus cuatro primeras, y en mi humilde opinión, mejores temporadas, 'Futurama' tiende a centrar su narrativa en la ficción: episodios como "Donde ningún fan ha llegado antes", "Un faraón inolvidable” o “Cuento de Navidad", cuentan historias totalmente fantásticas, con muy poco margen de realidad.
Si bien es cierto que ciertos capítulos nos enseñan valiosas leyes físicas (“Un enorme montón de basura”), no encontramos un cariz científico tan acusado como en las siguientes temporadas.
A esta ficción la acompaña además una temática, en general, desenfadada y cómica, sin dejar de lado esa capacidad ya intrínseca de la animación adulta contemporánea de jugar con los sentimientos del espectador. ¿Quién no ha llorado con "Ladrido Jurásico"? Si no lo has hecho, no tienes corazón.
El desarrollo de la temporada 5 en adelante sigue una estela bastante diferente a sus predecesoras; la serie trata de madurar y, en general, torna la ficción en ciencia y la comedia en mesura. La intención de 'Futurama' con este cambio es simple y razonable, como la de cualquier otra serie que le ha visto las orejas al lobo tras una cancelación: evolucionar.
Si bien la opinión popular de los espectadores respecto a esta última tanda de temporadas tiende a la negatividad, me gusta pensar en ella como un paso natural hacia la edad adulta: madurez, responsabilidad y seriedad, quizás en dosis demasiado altas como para permitir que la serie sobreviva.
Eso sí, con la ventaja de que siempre podremos volver a visionar la juventud. 'Futurama' nos enseña que, por mucho que pasen los años y avance la tecnología, el ser humano siempre será un simple "cacho de carne".
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